—No debió dejar de usar la silla de ruedas. — Soltó el doctor Sosa mientras se inclinaba por décima vez sobre Malena.
Estaba viva. Había logrado parar el sangrado de su cabeza pero su estado era grave. La señora María Larson miraba a su hija mientras su esposo intentaba contenerla. Habían estado llorando desde que llegaron al hospital y vieron a Jessica llena de sangre, desesperada junto con Laura preocupada.
— Ella me dijo que se sentía bien y yo jamás imaginé que esto pasaría... — Susurro entre lágrimas.
Alargo la mano hasta la de su hija. La habían intubado y estaba llena de cables en su cabeza para monitorear su actividad cerebral. El doctor Sosa sabía que estaba en estado crítico y esto solo significaba una cosa. Cambio de planes. Necesitaba recibir la cirugía lo antes posible.
— Vamos a mantenerla en coma inducido por una semana. Su cerebro necesita un descanso, evitar posibles lesiones secundarias fruto de la presión intracraneal y ponerse fuerte para lo que le espera. Una vez que despierte comenzaremos a darle medicamentos de respaldo por intravenosa y se adelantará la cirugía un mes.
El doctor Sosa observo a Malena y entendió que habia más posibilidades de que muera en el quirófano. Tenía que luchar como una leona. Era una jovencita fuerte y decidida ¿Pero eso era suficiente? El doctor Sosa anuncio que se quedaría internada hasta la cirugía, balbuceó una disculpa y luego salió de la habitación.
María se había contenido demasiado frente al doctor. Rompió a llorar en los brazos de su esposo en el momento que el doctor Sosa puso un pie fuera de la habitación. No podía respirar. Sentía que su mundo entero se rompía. Joaquín miro a su hija y sentía que su corazón estaba muriendo junto con el de ella. Había jurado proteger a su hija siempre ¿Y ahora estaba muriendo por segunda vez frente a sus ojos?
Una madre y un padre a punto de perder algo muy valioso, enfrentándose a uno de los dolores más grandes de su vida. La muerte de una hija. Tenían más razones para vivir. Tenían a Laura. Una razón de carne y hueso para salir adelante. No podían derrumbarse.
Laura observaba a sus padres desde una esquina de la habitación. Se sentía triste por el dolor de sus padres pero le importaba más si se había olvidado la estufa prendida antes de salir, que el futuro de la persona que yacía en la cama. No le importaba Malena y no quería negarlo más. Aparto su mirada hacia otro lado para evitar ver como sus padres se destruían entre lágrimas, cuando se encontró con algo peor.
Jessica, su peor pesadilla. Tenía puesta una camisa holgada que le había puesto su tío cuando la vio solo con una musculosa llena de sangre en medio de un día de invierno. La miraba fijo y tenía la frente arrugada del cansancio. Laura sabía que, esta vez, ella no se apartaría de Malena ni un momento. Estaba en la otra esquina de la habitación y no se movió de ahí nisiquiera para quitarse la sangre de su prima.
Estaba segura, Jessica amaba a Malena. Y eso era un problema para Laura. Recordó, ese día, hace más de dos años, cuando se graduó de la universidad y Jessica la obligó a prometer que se iría lejos de Malena, luego de que ambas compartieran un secreto que la condenaría. Cada vez que lo recordaba se ponía nerviosa. Su padre la miro de reojo cuando la vio salir de la habitación. No podía estar más tiempo ahí, sintiendo como esa maldita la mataba con la mirada.
" Ya estoy harta, la entrometida de mierda y la cancerosa me las van a pagar " Pensó antes de salir del hospital.
~•~
Una semana después.
Me despierto y todo es negro. Abro los ojos despacio y me cuesta hacerlo. Lo primero que veo es un techo blanco. No puedo moverme y siento como si un camión me hubiera pasado por encima. Me quejo. Mamá se inclina sobre mi y tiene expresión de miedo y sorpresa en sus ojos.
— ¡Ya despertó! ¡Joaquín! ¡Nuestra Male despertó!
Me duele la cabeza. Me duele de una forma insoportable. Papá se inclina sobre mi y me acaricia en la mejilla. Muevo mis labios pero incluso la idea de hablar es dolorosa.
¿Que pasó? ¿Donde estoy? ¿Estoy muerta?
— No intentes hablar hija... — Me suelta papá con voz quebrada.
— El doctor no tarda en llegar mi vida... tranquila. — Me dice mamá.
Así que... estoy en el hospital. Veo de reojo como el doctor Sosa entra por la puerta. Se inclina sobre mi y me sonríe animado. Parpadeo frenéticamente.
— Bienvenida Malena... ¿Puedes hablar?
Me paso la lengua por encima de los labios secos.
— Creo que si... — Balbuceo despacio.
— Antes de hablar de cualquier cosa eres libre de preguntar lo que quieras.
— Ayer me caí y no pude proteger mi cabeza. — Le suelto con dificultad en modo de disculpa.
Se queda en silencio un momento.
— Pues sucede Male... que eso ocurrió hace una semana.
Abro los ojos como platos ¡¿Que?! ¡¿Que carajos me pasó?! Intento moverme mientras siento que mis ojos se llenan de lágrimas.
— ¿A donde crees que vas? ¡Acuéstate ahora mismo! — Me reprende el doctor Sosa.
Intento controlar mi respiración.
— Yo ordené que te pusieran en coma inducido.
Cierro los ojos. No es la primera vez que este hombre ordena que me duerman por días, según él para que pueda estar tranquila y mi cerebro tome un respiro.
— Oh no...
— Oh sí. — Me responde. — Sé que no te agrada esa idea, la primera vez no me hablaste por días, pero tienes que entender que lo primero es salvar tu vida.
Me quedo en silencio y él levanta las cejas esperando una respuesta.
— Tengo frío. — Le suelto y no es mentira.
Me cubre con una cobija de plush y luego comienza a revisar mis signos vitales y mis reflejos. Cuando termina, me explica que adelantaron mi cirugía un mes, que me van a medicar por intravenosa y esperaré la cirugía internada. Se me cae el mundo a los pies. Me cuenta que llegue al hospital con la cabeza abierta y tuvieron que esforzarse para detener la hemorragia y que gracias a ese desmayo que pudo ser fatal, todo se complicó. Intento recordar mi desmayo... pero no puedo. Lo último que recuerdo es a Jessica en la cocina, hablando de la universidad... creo.
Puede que no salga viva de este hospital. En un mes se definirá todo.
— ¿Estás bien? — Pregunta papá.
Mis padres estuvieron en la habitación todo el tiempo pero se mantuvieron en silencio mientras el doctor Sosa me explicaba todo. Asiento.
La verdad no estoy bien.
Nada de esto está bien.
Mi doctor continua hablando.
— Pronto te sentirás mucho mejor. Incluso como nueva pero debes entender que eso solo es temporal. Debemos cuidarte para que nada de esto vuelva a pasar hasta que llegue la cirugía.
Asiento y luego siento desesperación ¿Nunca más veré mi casa? ¿Mi habitación? ¿Nunca más veré el mar o el amanecer?
¿Nunca más veré a Benjamín?
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Mi maravillosa creación
Romance¿Que harías si tú vida, que está destinada a una enfermedad miserable, se ve interrumpida, avivada y corrompida por un extraño muchacho de ojos verdes? Malena ni siquiera quería averiguar quién era realmente él. Su principal objetivo, era convencer...