Miedo a perderte

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Dos noches después
¡Maldita sea! Caminaba impaciente de un lado a otro. Estaba enfrente de su puerta, asustada por pensar que la había perdido. Mi control desaparecía, estaba a medios transformación. Mis rasgos deformados por la bestia en mi interior, el miedo abundando en mi corazón. Si ella muere, yo seré la única responsable.

Volví a sentir el insistente dolor en mi pecho ahí donde me habían atravesado. Erraron mi corazón, pero estuvieron muy cerca. Demasiado.

Después de dejarla en esa cueva, me puse a caminar tranquilamente. Sabia que apreciaría tener un poco de tiempo a solas, y esperaba que con eso me perdonara. Me sumi en un sueño ligero, atenta a cualquier ruido que hubiera a mi alrededor. De pronto, escuche pisadas, muchas. Se estaban acercando a mi, así que me moví a un lugar donde no pudieran verme. Eran un grupo de cazadores. Venían a buscarme para matarme. Vaya novedad

Sentí un espasmo de dolor recorrerme. La herida era muy profunda, pero mas profundo era mi dolor al saber lo que había hecho. Ella seguía sin despertar y todo era mi culpa.

Otros pasos se acercaron a mi e inmediatamente me puse a la defensiva. Parecían venir de la montaña, como si bajaran... ¡Era Shaina! Me prepare para ir por ella, pero entonces vi algo que me desconcertó. El chico que parecía liderar a los cazadores la vio y pareció reconocerla.

-!Shaina!- gritó con una mezcla de alivio y enojo. Corrió hacia ella, pero Shaina permaneció inmóvil. Era obvio que ella no se alegraba de verlo.

-¿Que haces aquí Jean?- le pregunto recelosamente al chico de dorados caireles

-Vine a rescatar a mi hermosa prometida obviamente. Dijeron que habías sido capturada por la Bestia, por la Sombra de la noche que se ha llevado a tantos. Pero no encontraron tu cuerpo así que supe que no estabas muerta. Ahora necesito que me digas donde esta esa bestia para matarla.

-No lo se-contestó ella simplemente, y yo sabia que era verdad. Pero Jean no pareció creerle

-¿Porque no te mato?-preguntó el con más insistencia. -Nunca se había llevado a nadie, solo es un monstruo asesino

-Ella no quería hacerme daño-un brillo de algo que no pude distinguí se reflejó en sus ojos.

-¿¡Ella!? Eso es un monstruo. Vas a venir conmigo ahora mismo

-No-levanto su rostro orgullosa, desafiándolo a que tratará de obligarla. Pero no esperaba que eso haría. Se abalanzó sobre ella y comenzó a arrancarle la ropa.

-Vas a ser mía, te llevare de vuelta y seré un héroe. Serás mi esposa y jamás escaparas de mi lado. ¡Eres mía!

Al recordar mi reaccion al ver esa escena, todavía me aterra aceptar los intensos sentimientos que me llenaron. No podía permitir que me la arrebataran. Pero sobre eso, no podía permitir que ella fuera infeliz. Y ahora estaba herida por mi culpa, ella había tratado de pelear con el, de zafarse de su agarre...

Me abalance con un rugido sobre el, mis largas garras buscando su carne y mis colmillos desenvainados. El saco su espada y se puso en guardia, midiéndome como oponente. En algún momento de mi caída, me había transformado en bestia, así que mi identidad estaba segura.

-Shaina, corre- le dije en una voz ronca y gutural. Eso hizo ella, corrió con todas sus fuerzas.

Jean me ataco con su espada y le conteste con mi zarpa. El trataba de mantenerme a raya y yo de arrancarle la piel a tiras. Nuestro combate parecía estar igualado, ni había un claro ganador entre el hombre y la bestia. Pero entonces escuche detrás de mí los gritos. Shaina había sido arrastrada de vuelta por un hombre que parecía acompañar al bastardo de Jean.

-¡Kaira!-Me grito pidiéndome auxilio

Me di la vuelta para ir por el. No me fue difícil obligarlo a soltar a Shaina. Ella cayó al suelo y se golpeo la cabeza con una piedra. Olí su rica sangre siendo desperdiciada en el suelo. Tenía que salvarla, ahora era mi responsabilidad. Sin mucho preámbulo, me abalance sobre el hombre que había lastimado a mi chica y le abrí la garganta con las garras. No había manera de salvarlo de esa herida. Moriría lenta y dolorosamente como debía.

En el momento en el que me daba la vuelta para volver por Jean, sentí un dolor indescriptible. Su espada había atravesado mi pecho. Un rugido de dolor estalló en mi garganta.

Creyéndose victorioso, Jean avanzó hacia Shaina y la levanto en sus brazos. Con el ultimo aliento que me quedaba, me abalance sobre el cuando me dio la espalda. Le arranque la cabeza y tome a mi princesa en mis brazos. No se de donde saque la fuerza para volver volando a casa, solo se que jamás debería de haber traído a Shaina conmigo.

La Bella y la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora