Cancion tan vieja como la rima

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Un año mas tarde, Navidad
-Kaira, si no te apuras a traerme esas patatas, me asegurare de envenenar tu cena.

Reí al escuchar su tono molesto. Me permití caminar lo mas lento que podía para hacerla enfadar y en cuanto vio lo que hacia, me apunto con su cuchara.

-Sabes que lo digo en serio- pose lo que me había pedido frente a ella y tome su cintura. Ella río y trato de zafarse aunque sabía que era inútil. Plante un beso en sus labios y ella me lo devolvió al instante. Sonreí victoriosa, sabiendo que me había ganado su perdón y ella rodó los ojos mientras se separaba de mi.

Nos pusimos a cocinar la cena para ambas. Era la primera vez que pasábamos Navidad juntas, y quería hacerlo memorable. Aunque solamente pudiéramos ser nosotras dos, planeaba hacerla sentir en casa. Aun me estremezco de felicidad al pensar que esta chica maravillosa es mía. Escogió quedarse conmigo en vez de volver a tener una vida normal. Jamás olvidare como se negó a irse, como me dijo que me amaba y que quería quedarse conmigo.

Cuando estuvo lista la cena, le ayude a llevarla al hermoso comedor de mi castillo. Abrí su silla para que se sentara y ella se rió felizmente. Charlamos animadamente, y el vino corrió generoso. Cuando por fin nos decidimos a levantarnos, la tome entre mis brazos. Bese sus labios con todo mi amor y extendí mis alas. Su vestido ondeo cuando la levante del suelo. Ella parecía sorprendida, pero no deje de besarla, impidiéndole ver hacia donde la llevaba.

Aterrizamos en un salón en el que nunca había estado con nadie. Era un salón de baile. Musica sonaba de un lugar misterioso, parecía venir de la sala misma.

-¿Me concede esta pieza princesa? -Pregunte con una larga reverencia. Ella me miro con ternura y supe que le había gustado mi idea.

Tomo mis brazos y me dejo guiarla en un baile lento y suave. Mi piel cubierta de escamas rozaba la suya cubierta por un hermoso vestido rojo. Bailamos alrededor del salón, mirándonos con dulzura y con amor.

-Feliz Navidad mi amor-susurre a su oído con ternura- te amo mi bella dama

Esa noche nos fundimos en el abrazo de la noche como un mismo cuerpo. Nos amamos y nos adoramos. Y cuando ella cayo rendida al sueño, me dedique a observarla. Era impresionante que ella pudiera amar a un monstruo como yo. Pero no me quejaba, ya que parecía una historia contada casi desde el principio de los tiempos. Era tan cierto como que el sol nace por el este todas las mañanas. La Bella y la Bestia.

La Bella y la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora