⠀ 𑁍︎ ࣪ 𝗉𝖾𝗍𝗂𝗍 𝖽𝗂𝖺𝖻𝗅𝖾 𓈒 𝖻𝖻𝖺𝗇𝗀𝗇𝗒𝗎

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Una noche sin mucha gracia, las calles estaban poco habitadas y para alguien como Chanhee no era algo que le emocionara demás, ya que necesitaba con ansias calmar aquél calor que se hacía cada vez más intenso, que quemaba su vientre. Necesitaba de un chico cualquiera que no se preocupara por ser sensible con él, sólo necesitaba que alguien tomara su cuerpo e hiciera lo que le diera la gana con el, no era como si le importara mucho si fueran delicados o muy rudos o unos malditos insensibles, porque al final Chanhee era un demonio y podía ser visto como el juguete sexual de cualquiera si llegaban a saber lo que en realidad era, ya que parecía no tener siquiera sentimientos, pero la verdad era que los tenía, sólo que aparentaba no tenerlos, no sentir nada o mejor dicho, no lo exteriorizaba. Él no necesitaba la mierda del amor y las cosas cursis y clichés que le provocaban un nudo en la garganta e increíbles ganas de vomitar, él sólo necesitaba sentirse menos juguete y un poco más persona, un poco más humano, aunque no lo fuera. Su realidad era algo más miserable de lo que aparentaba ser, la verdad era que sólo divagaba cada noche en busca de lo mismo: un buen polvo. Al salir el sol, siempre abandonaba a su acompañante, no quería tener que pasar por cosas tan vergonzosas como las pocas veces que chicos que nada más habían follado una vez con él le decían, como aquellas muchas que dijeron 'estar enamorados', obviamente Chanhee no les creía, o pretendía no hacerlo, era más fácil parecer alguien desalmado, un jodido insensible que tener que sentir una pequeña opresión en su pecho, señal de una inconformidad. No quería volver a pasar por esas situaciones, odiaba tener que ser el chico jodidamente malo que no le importaba una mierda los sentimientos de los demás, cuando la realidad era que tal vez, sólo tal vez no tenía ni madera para ser un demonio, siempre se preguntaba por qué parecía ser más débil, aún siendo un demonio parecía más humano que lo que se suponía era. Y es que para ser sinceros, la imagen que se le viene a la cabeza a cualquiera al escuchar la palabra 'demonio' es alguien corrompido en todos los sentidos posibles, alguien realmente malo, sin corazón, sin sentimientos, sin nada de lo que Chanhee extrañamente y para su leve pero no tan pronunciado desagrado tenía. Es que realmente para él mismo no parecía, ni estaba cerca de ser un demonio, había tantas cosas malas en él y no entendía el por qué, pero qué mierda importaba eso ahora. Siempre que tenía momentos en los que estuviera solo, sin ninguna distracción, por alguna extraña y muy molesta razón su cerebro sólo atinaba a recordarle lo que ya sabía: era todo lo contrario de lo que realmente debía o se suponía tenía que ser.

Siguió caminando, la verdad es que no sabía a dónde ir, no tenía ni la más mínima idea de a dónde caminaba, sus piernas de movían por inercia propia más que por querer.

Solté un leve suspiro, el frío de la ya casi madrugada era bastante fuerte, aunque tuviera un suéter cubriendo mis brazos, parecía no tener nada, absolutamente nada. Susurré un pequeño: —maldición, éste frío me va a terminar matando, aunque eso sea algo remotamente posible.— fue algo más para mí mismo que para cualquier persona que estuviera a centímetros de mi. Escuché una pequeña, casi inaudible risita, era de burla y sólo pude atinar a detener mi caminar bruscamente, nada más porque quería saber de quién provenía la risita y por qué diablos tenía que entrometerse entre todo, aunque pareciera algo tonto, era alguien con un humor para nada bueno, hacerme enojar era una de las cosas más fáciles del mundo, sólo faltaba negarse a algo o reírse de mí para verme con el mismísimo diablo incorporado en mi ser y en mi mirada.

Volteé mi cabeza, buscando con mi mirada a la persona responsable de aquella molesta risa, mi mirada se posó en alguien un poco más alto que yo, estaba parado en una esquina y la oscuridad de aquella calle hacia que casi no se notara su rostro a la perfección, pero a quién demonios le importaba, si lo tuviera de frente ya le hubiera dado un puñetazo en la cara. El dueño de aquella risa salió del poco iluminado sitio en el que estaba, sonriendo y dirigiendo su mirada hacia mí.