18: Tu, yo, Ben y ella

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18: Tu, yo, Ben y ella.
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"Ámame, como lo haces tú"
Love me like you do, Ellie, Goulding.
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Adam recibío varias llamadas que tuvo que declinar debido al despegue del avión, quería contestarle a Daisy pero no tendría caso ya que la vería en un par de horas en casa y entonces si, podrían charlar con calma. No había nada en el mundo que le apeteciera más que verla, abrazarla, tocarla...

Y entonces entró al caos. Ben estaba gritando, Donna lloraba y parecía como si hubiera estallado una bomba en medio del salón. ¿Dónde diablos estaba Daisy?

-¿Madre?

Donna alzó la cabeza y clavó su mirada salvaje en él.

-Oh, gracias a Dios. No deja de llorar -agitó las manos hacia el bebé-. Haz algo con él. Me está volviendo loca. Estoy al borde del colapso...

Adam dejó su maleta en el suelo, se acercó al niño y lo sacó del mecedor.

Tenía la piel caliente y enrojecida; las lágrimas le caían por las mejillas y por el cuello. Tenía el pelo pegado a la cabeza y en cuanto Adam lo tomó en
brazos, Ben apoyó la cabeza en su hombro y sorbió con fuerza.

-¿Qué carajo está pasando aquí? -preguntó girando la cabeza para mirar a su alrededor-. ¿Dónde está Daisy?

Donna resopló.
-La eché de aquí. Como tendrías que haber hecho tú.

Ya entendía, Daisy le llamaba para avisarle de la inesperada visita de su madre.

-¿Qué has hecho? -preguntó en voz tan alta que Ben se estremeció entre sus brazos-. Lo siento, lo siento -murmuró dándole unas palmaditas al pequeño en la espalda mientras miraba con fiereza a su madre.

-Este no es su sitio. En tu casa. Cuidando del hijo de Devon. De mi nieto.

-Yo la invité a estar aquí, madre -le señaló Adam-. A ti nadie te ha
invitado.

Donna boqueó y se le sonrojaron las mejillas. Adam suspiró. No traería ningún bien pelearse con su madre. Mejor sería tranquilizarla y librarse de ella.

-Si crees que puedes involucrarte con esa mujer, estás muy equivocado.

Adam se quedó paralizado.

-¿Perdona?

Los juguetes de Ben estaban desperdigados por el suelo. Había cuatro tazas de café vacías en diferentes mesas y unas cuantas botellas de agua. El suelo estaba lleno de migas y había una caja de
pañales en la barra del bar. Su casa era un desastre, el bebé estaba histérico y su madre parecía preparada para la guerra.
Perfecto.

Su móvil sonó de nuevo y esta vez contestó.

-Si diga.

La cara le cambió totalmente a una horrorizada. Era una enfermera llamándolo, Daisy estaba hospitalizada.

-¿Cómo que un accidente?¿En dónde está?

Adam se paseó de un lado a otro con desesperación.

-En seguida voy -colgó-. ¡Delores!

Afterlines (A Daiver Story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora