El frio que hiela la sangre recorre el corazón de la montaña, como si su sangre fuera el gélido viento que te atrapa, te revuelca en un vaivén de sensaciones para simplemente abandonarte a tu suerte, como si de una mala broma se tratase, una que solo quiere ver encerrado tu aliento en tu cuerpo, rezando por conservar el poco calor que aun posees pero siempre haciéndote saber que cada respiración te acerca un poco más a tu último aliento, como si la muerte se tomara su tiempo para admirarte desfallecer acercándose lentamente para llevarte al más haya, cielo o infierno dejan de tener un significado verdadero tan solo quieres que se detenga, tan solo quieres que se termine y aun así luchas por seguir adelante, sea como sea te abres paso entre la espesa nieve, tus ojos ya no pueden liberar más lagrimas pues estas se han congelado en tu rostro pero llorarías a mares si tan solo pudieras acercarte al calor de una hoguera, tu mente te engaña te trae recuerdos buenos, confunde tus sentidos, te da promesas que luego se convierten en desesperación, pues la esperanza es algo que tuviste que abandonar hace mucho tiempo, cuando por primera vez lograste distinguir su aullido.
Primero era una silueta difusa en la nieve, nada especialmente preocupante, los perros del trineo estaban alerta pero tu amigo te alentaba y decía que no pasaba nada, que equivocado estaba, lo sabias, lo sabias y no hiciste caso, sabias que algo marchaba mal cuando notaste que había uno más de lo normal, pero estaba oscuro y culpaste al sueño de haber contado mal, pero al día siguiente faltaba uno de los perros, quisiste apurar el paso pero tu amigo te lo impidió, pagaste ese error muy caro pues perdiste a otro de tus perros y ya no podías avanzar tanto como querías, además de que la sombra difusa adopto una silueta canina y a esta se le sumaron otras, tus perros agotados por la carga cada vez aguantaban menos y cada día que pasabas perdías a otro perro, hasta que solo quedaron dos, tu amigo presa de la desesperación se abalanzo a la figura que les seguía el paso más de cerca pero pronto se vio superado por el resto de la jauría, aprovechándote de ello huiste tu solo con el trineo dejando morir a tu compañero, no pensaste que te sentirías tan bien al poder deshacerte de él, era peso muerto. ¿Tenía familia?, ¿tenía personas que le esperaban en casa?, eso no te importo, pues tu seguías respirando y él era devorado eso era lo único que importaba.
Pero ahora has perdido a tus animales, te arrastras intentando escapar de la nieve y el frio, buscas desesperadamente que el ala de la muerte no se cierna sobre ti, oh pobre hombre en desdicha ¿es que aún no lo has entendido? Tú que te criaste cómodamente en la cima de la jerarquía, que nunca te viste en la necesidad de matar tu comida, ¿no has entendido que tu destino es servir como esta?
Oh pobre pedazo de carne que se arrastra, nunca creíste encontrarte cara a cara con lo que te mantuvo vivo, con lo que te hizo capaz de escapar a nuestras fauces y dejar morir a tu amigo, pero ahora estas aquí frente al miedo, frente a mí.
Estas acorralado gimiendo de miedo, pero nosotros no matamos por placer, claro que no, nosotros no somos como ustedes pútridas bestias que nos dan caza cuando intentamos alimentarnos, que nos encierran y masacran, que somos su diversión, su alimento, incluso su vestimenta pero aun que no seamos como ustedes te aseguro que disfrutare cada parte que arranquemos de tu ser, mientras en la desesperación gritas a un ser al que no le importas, mientras que intentas detenernos con llantos y alaridos, nosotros avanzaremos hasta que ya no puedas gritar más, hasta que sienta como tu existencia termina con mi mordida, como me regodeo al poder comer finalmente, pero hasta entonces y solo entonces no nos detendremos.
Puedes comprobarlo por ti mismo, primero detuvimos tu paso y al vernos, temblando de miedo intentaste coger algo pero una rápida movida detuvo tu intento, el helado frio logro que dejases de sentir tus extremidades pero aun así sentiste como la sangre fluía de tu pierna, pobre simio sin pelo que se viste con pieles ajenas, aunque intentes defenderte no pararas el ataque luchas pero al final estas herido, sangrando y aun así tratas de mantenerte en pie, pero todo acabo cuando ataque tu garganta, solo un salto basto para que mis mandíbulas se cerraran entorno a ella, tu sangre cubría mi hocico, finalmente estabas muerto, alégrate al menos tu miserable existencia sirvió para algo, alimentarnos.
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Historias en las tierras olvidadas
General FictionNarraciones fantásticas de diferentes lugares, ninguna es igual a la anterior, se mueve entre la cruda realidad y la locura mas ajena a la moral, desde lobos que quieren cenar hasta ángeles que a la tierra desean bajar, un reencuentro entre amigos o...