Cantares resuenan inocuos en el aire, como si de una ensoñación se tratase, se revelan de a poco difundiendo su realidad entre sí, como si se pidieran permiso mutuamente para existir, en orden, en calma, siendo una paz que trasciende lo que exige aquel que la consume, solo puedo cerrar los ojos al ser incapaz de disfrutar su cantar, al no poder procesar la paz. Necesito el orden que solo se logra en el caos para disfrutar su réquiem final, como si de un cantar sublime se tratara.
Sentado en el filo de una azotea observo al voltear la vista hacia abajo, como toda la hermosa oscuridad desciende lentamente para perturbar el sueño que conceden los que habitan en esta paz, se creen más civilizados, mejores, superiores a mí pero no es así y mientras arrojo la botella el atardecer mata la luz natural, estrangulándole para dar paso a la noche, pero temerosos de su propia realidad la luz artificial cobra fuerza, negando el curso natural de la oscuridad y aun así saben que la noche no les pertenece no importa cuánto traten de negarlo, corren, se ocultan, se resguardan, temen a la noche porque no saben que habita en ella.
Al caminar tranquilamente puedo observar la decadencia, festejo tomando un trago por cada acto y grito en pos de la fiesta que yo mismo he montado, avanzo cantando lentamente pues no hay tiempo para entonar todas las melodías que a mi mente vienen, pues la humanidad se caracteriza por disfrutar bastamente de su propia inmoralidad, no se les puede culpar, está en su naturaleza pero yo que carezco de ella la puedo disfrutar puesto que no importa cuánto intente analizar lo que pasa a mi alrededor, no puedo comprender su accionar, porque no necesitan una razón para actuar, no se les puede ver desde la lógica, solo se les disfruta viéndoles a través de la más densa oscuridad, bailando al ritmo de ellos y entonando una melodía en la cual solo son juguetes de un destino indolente, fingiendo existir con un propósito, esforzándose sin detenerse, dejando atrás a los demás, partiendo desde lo más bajo en un desesperado intento de llegar a lo más alto y solo una mala nota tocada en su concierto llamado vida les puede llevar a terminar su canción de la forma más abrupta, sin cierre, sin mayor disfrute, un solo –Bang– y todo se acabara, el violín de sus cuerdas vocales callara, el tambor de su corazón se silenciara, la orquesta de su respiración se apagara y lentamente su danza cesara hasta el inevitable final.
Mientras con una botella susurrare al oído de quien termino la canción. "Excelente interpretación" y lentamente busco un nuevo concierto que a mis oídos llene, extiendo mis alas canto con su accionar, es increíble lo fácil que se les puede hacer creer, no necesitan más para con sus congéneres terminar orillándose a sí mismos al borde de la maldad y todo para un disfrute momentáneo, casi como si rogasen que lo hiciera, que les empujase hacia el más profundo mal, se sienten poderosos cuando están del lado correcto al momento de entonar su mortal nota.
Pero hay una música que disfruto más y esa es la de aquellos que se sienten creadores, que ni siquiera están presentes cuando dirigen la orquesta final que simplemente erigen su voluntad para crear la composición de múltiples melodías que terminaran en un réquiem mortal, mientras la suya propia resuena con mayor fuerza, nutriéndose del resto, arrastrándose a la cima, logrando lo que los otros aspiran y en su cúspide más alta, en su nota de mayor escala es donde encuentro mi verdadero disfrute, en el lento descenso de la canción, la inevitable caída de quien todo lo tuvo, la desesperación silente representada como la bajada de tono hasta llegar al silencio más absoluto y guardando un minuto de luto puedo brillar.
Mas no siempre fue así, no procure toda mi vida disfrutar las notas finales de una melodía, en principio me gustaba escuchar la práctica, la lenta subida de tonos, el avance de su melodía, la mejora de su canción, el cómo desarrollaba el corazón su propio ritmo de entre todos los que le rodeaban. Una verdadera pesadilla, lenta y sin pausa como si todo influyese en su composición, no era dedicada, ni siquiera era estable, siempre cambiando, evolucionando... y aun así le podía disfrutar, sin una botella a la cual aspirar que nublase mis sentidos para no poder apreciar todos los sonidos que dejaba atrás.
En ese entonces el corazón no dolía cuando las lágrimas corrían y las luces no acribillaban mi mirar, creía que podía encontrar una canción que hiciera dupla con la de mi corazón pero pese a que incesantemente busque a nadie encontré, a quienes conocí su canción resonaba con otro corazón y se decepcionaban de la que yo producía, "Demasiado fúnebre, falta de imaginación, rodeada de dolor" más puedo asegurar que tenían razón, era una mala canción no lo niego puesto que conozco de melodías y sé que la mía asemejaba a un soneto invernal, pero ahora que resuena diferente se acercan a apreciar su compas pero desde la lejanía pues resuena pagana pero alegre y viva, llena de ira. Naciendo de lo que miro, se nutre del sufrimiento que amo pero finalmente se crea a partir de lo que realmente soy.
Y lo que soy a otros quizá no les pueda agradar, ya que solo funciono a partir de aquellos que se han quedado atrás, destrozando la realidad que existe, rechazando la sonata que el destino me prepara, forjando mis propias cadenas, invocando al cuervo que devore aquello que nadie quiso y recreando con mi ser las notas finales de aquellos que ya han partido, mis congéneres niegan mi existencia pero la observan, y la prudencia les obliga a mantenerse cerca, puesto que incluso entre ellos soy un extraño que resuena discordante, una falla la cual no pueden evitar voltear la vista al posar su mirar para no quedar atrapados por el deseo de libertad.
Y aun así yo volteo y les miro, les miro con desprecio, envidia y celos,inútil sería negar la realidad, a quienes si han tenido la oportunidad que a míse me negó, no les puedo desear otra cosa más que el peor de los males, mas noles encomendaría nunca mi destino, puesto que este depende únicamente de mí, yoelegí ser así y nadie me va a decir que mi voluntad es un castigo. Es midisfrute, es mi orgullo y yo que me erijo orgulloso de esta voluntad llevandopor nombre Demiurgo, el caído.
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Historias en las tierras olvidadas
פרוזהNarraciones fantásticas de diferentes lugares, ninguna es igual a la anterior, se mueve entre la cruda realidad y la locura mas ajena a la moral, desde lobos que quieren cenar hasta ángeles que a la tierra desean bajar, un reencuentro entre amigos o...