one & only

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john volvió después de mucho tiempo a su casa y ahora disfrutaba feliz de su familia.
sus dos años en corea habían sido bastante duros, pero valieron totalmente la pena pues terminó su carrera y obtuvo un bien merecido título de abogado.

volvió a estados unidos para reencontrarse con su familia y conseguir un trabajo allí. había estado ahorrando por meses, no, años y ahora tenía su propia casa. era en realidad un pequeño departamento, pero era suficiente, pues solamente era él con su alma.

su madre, padre hermano menor habían ido a visitarlo y eso no podía ponerlo más contento.

se fijó en lo de siempre: mark.

oh, dios, su hermanito menor era sin dudas un caso fuera de este mundo.

desde el primer día en que lo vio hasta la fecha, johnny siempre pensó en que su hermano no era como el resto de chicos; él pasaba por desapercibido incluso cuando era el centro de atención, apenas si hablaba, no reía y a veces creía que incluso no entendía las bromas de doble sentido de sus amigos donghyuck y jaemin. no sabía qué era, pero simplemente ese chico algo tenía.

pidió permiso a sus padres para quedarse a dormir en la nueva casa de johnny, que habían estrenado esa noche con una agradable cena familiar. al mayor le conmovió la pericion, pues aunque fuera su hermano, mark apenas le hablaba. eso no quitaba el hecho de que lo conociera como la palma de su mano, pues las pequeñas charlas que a veces tenían habían sido las que marcaron como nada ni nadie su relación.

estaba ansioso, hablaría con su hermano sobre millones de cosas, le preguntaría sobre cómo le iba en la escuela, si le gustaba alguna chica, incluso un chico o cualquier otra idiotez trivial pero que para él era tan especial después de tanto tiempo sin verlo. sí,  había ido los dos veranos a visitarlos, pero ahora volvió para quedarse, y esa sensación era distinta, más abrazadora, cálida, como que si todo estuviera bien por ahora. eso le gustaba.

a pesar de sus tontos pensamientos, las cosas no fueron como john pensó.

el menor simplemente se sentó a observar el lugar que tenía poco y nada para ofrecerle, solo un poco de espacio vacío con un rincón en el que john había puesto se escritorio con una computadora, la cocina que no se separaba del comedor por ninguna pared, la habitación y el baño. hablaron un poco, pero demasiado poco para lo charlatán que era el mayor.

mark dirigió su mirada a la computadora y sonrió.

—hyung, ¿puedo usarla?— sus ojitos brillaron y su voz se escuchó más fuerte que el resto de veces. john, que estaba ya preparando la cama, lo miró enternecedor, pero pensó  maldito niño, a una computadora sí le prestas más atención que a mí.  pero negarse nunca fue una opción.

—claro que sí,  markkie.— sonrió.  su hermano era tan precioso.

feliz, el joven de dieciséis años se levantó y fue corriendo hasta el dispositivo.



nuevamente había pensado de forma errónea; creyó que mark estaría en la computadora hasta que él terminara de limpiar y se acostaron juntos, hablando un poquito más hasta quedarse dormidos. pero no, cuando le avisó que ya podía acostarse, el menor solo asintió y siguió con lo que sea que estuviera haciendo. johnny se había ido a dormir ofendidísimo, el mocoso ni siquiera lo había mirado.

eran probablemente las 4 a.m., y mark seguía ahí. johnny se había despertado aproximadamente tres veces, y lo único distinto que vio fueron las páginas de internet en las que su hermano se encontraba. ni siquiera había cambiado de posición, seguía sentado en la silla estilo aborigen.

quiet boy • johnmarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora