5. The second hand tick

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Precaución: El siguiente capítulo puede herir susceptibilidades debido a la violencia de algunas de las escenas. Se ruega discreción frente a los hechos narrados, y recordar que solo es ficción.

Mientras Jun y Saeyoung estaban abrazados en la cama, ella no podía dejar de mirar en dirección al baño que estaba al frente de la cama, ya que ahí se encontraba Melissa. Se escuchaba el sonido de la ducha. Jun había escuchado la conversación que habían tenido, y de hecho por eso abrió la puerta de un impulso, pensando en que quizás ellos se estaban besando, pero en realidad los encontró abrazados, por una milésima de segundo antes de que ellos tomaran su arma y le apuntaran.

Yo no tengo miedo de ser quien soy, porque vemos el mundo de una manera similar.

Eran palabras de Saeyoung que le quedaron dando vueltas. Había un hecho innegable en ellas: Saeyoung tenía una vida completamente distinta a la de Jun. La adrenalina, el peligro, el miedo, era algo con lo que él convivía. En un principio, Jun pensó que todo eso era porque no tenía más opción: la vida de un agente era así, y él había aceptado ser un agente desde los 15 años.

Pero al observarlo, se percató que todo esto en realidad le gustaba. Los autos eran una muestra de aquello: siempre decía que conducir un auto normal era una pérdida de tiempo. No se compraba los autos solo por los lujos, o porque era fácil venderlos, sino también porque le encantaban ellos y su velocidad, y que la adrenalina recorriera sus venas con cada cambio.

Con Melissa era lo mismo: a pesar de que ella quería una nueva vida, se notaba en su rostro cuanto disfrutaba de ser un agente. Le aportaba toda la fuerza necesaria, todo el dinamismo que buscaba. Cada día, y mientras más compartían, no solo era obvio lo bien que se llevaban, sino también cuanto calzaban el uno con el otro, cuan parecidos eran. Ambos amantes de la velocidad, de lo extremo, dándolo todo por las personas que quieren, sin miedo. Ambos con un sentido profundo de incomprensión, de mostrarse a sí mismos completamente. Ambos con una señal de peligro en mayúsculas. Ambos disfrutando de absolutamente todo lo que los rodeaba, a pesar de su pesimismo que estaba oculto, en Saeyoung tras las computadoras, en Melissa, tras una botella de whisky. Ambos con una vida terrible, pero luchando para proteger al resto de que no les suceda.

De pronto, se sintió un sonido desde el baño, como un intenso vómito, lo que despertó la curiosidad de ambos. Era Melissa, quien nuevamente volvió a vomitar, y esto provocó que Saeyoung de deshiciera un momento del abrazo de Jun, para levantarse apenas de la cama, y dirigirse hacia la puerta cerrada del baño.

- Mel, ¿estás bien? – preguntó Saeyoung, pero se escuchó una nueva arcada.

- Sí. – respondió ella, pero nuevamente lanzó una arcada, y vació el contenido que le quedaba de su estómago.

Maldita sea, ahora no, pensó Mel. Tenía el bolso con sus cosas en el cuarto de trabajo de Saeyoung. Necesitaba sus pastillas. Sospechaba que aquella rasgadura en su pierna, además de inhalar el gas de la empresa de Alex le había afectado más con su enfermedad, pero solo necesitaba sus pastillas y reposo para recuperarse. Evacuó el contenido, se lavó la cara. Tenía la toalla encima, recién se había duchado. Dudó si pedirle a Saeyoung que trajese sus cosas, pero no se atrevía a bajar así a buscarlas. ¿Y si revisaba el contenido de su bolso? Sintió un leve mareo y sudor frío.

- ¿Puedes traer mi bolso que está abajo? – le pidió finalmente.

- Por supuesto. – dijo Saeyoung, y bajó de inmediato por el bolso, tan rápido como pudo, para volver y ella se lo recibió rápidamente.

Saeyoung se quedó de pie, atento, por si ella necesitaba de algo más, ignorando por completo que hace un par de horas tenía una bala incrustada en su hombro, a pesar de tener un cabestrillo y no estar moviendo su brazo. Siempre tan preocupado por Melissa. Jun sintió algo extraño al observarlo, algo difícil de describir.

De sudor y ternura «Mystic Messenger» [Jumin/MC] [Parte I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora