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Un tiempo después de lo sucedido, Amelie y Ares tenían que partir a la guerra y se tardarían algunos meses en volver.

-Apolo, por favor entiendeme -dijo Amelie- Son mis deberes, así cómo tú llevas el sol al mundo, yo llevo la guerra y la venganza.

-No has estado tanto tiempo separada de nosotros -respondió Apolo- Me preocupa que te pase lo mismo que cuando estabas embarazada.

-Amor, no pasará nada, Ares me cuidará.

-Mira, no confío en Ares, pero me conformó con que tú te sientas segura con él.

-Gracias amor, no pasará nada, solo te pido que me esperes nada más, volveremos a ser como éramos antes de la guerra.

Asi fue, Amelie y Ares partieron a la guerra dejando a Apolo y Afrodita con el corazón en la garganta. El sol dijo que esperaría a su oscuridad y la diosa le dijo que esperaría cada día el alba.

Meses después en medio de la guerra Hermes apareció frente Amelie y Ares.

-Hermes -dijo Ares.

-Les traigo una noticia, rumores que he escuchado pero no se a confirmado nada -él movía nervioso los pies.

-Dinos querido Hermes, confía en nosotros -dijo Amelie.

-En el Olimpo se rumora que el sol y el amor tendrán un Dios -tras esas palabras Hermes desapareció.

-¿Escuchaste? -pregunto Ares.

-Él sol y el amor -dijo Amelie

-Trandrán un Dios -susurro Ares

-Apolo y Afrodita se acostaron -dijo Amelie.

-¿Y si es un juego de Hermes? -pregunto Ares.

-Que te lo haya dicho a ti si seria un juego, pero que nos lo haya dicho a los dos no, yo no tengo problemas con él -Amelie miro a Ares- ¿Crees que sea verdad? Él dijo que me esperaría.

-No nos queda de otra que esperar que sea un juego, tal vez una broma -Ares puso si mano en el hombro de Amelie- Estamos aquí por la guerra y venganza, cumplamos nuestras funciones y esperemos el regreso a nuestro hogar.

- ¿Crees que serían capaz de hacerlo? - pregunto Amelie

- Si, bueno ahora se cómo se sentía Hefesto y es doloroso - tomó la lanza y mato a un soldado - ¿Cómo te sientes?

- Que fuera a tener un semidiós, no tengo problemas alguno - sacó su espada y mato a tres - Pero un Dios - suspiro y lanzo su espada al suelo.

- Esperemos un poco más - Ares llegó a su lado - Aproximadamente tardará una semana en nacer.

- Y por obligación debe ser llevado al campamento - miro a Ares - Cuándo los reclamen sabremos si es cierto, lo que Hermes nos dijo.

- ¿Y si es verdad? - pregunto Ares

- Pues iremos al campamento a conocer a su lindo hijo - dijo Amelie atravesando el pecho de un soldado y al sacar su mano saco el corazón del soldado.

- Odio cuando haces eso, es desagradable - dijo Ares a punto de vomitar

- ¿A si? - Amelie le acerco el corazón y Ares se alejo.

- Aparta eso de mi - miro a su alrededor - Creo que es momento de terminar con la guerra  - dijo - Ya tenemos demasiado tiempo aquí.

- Tenemos aquí unos meses - hablo Amelie - No se en realidad cuanto tiempo a pasado, pero si Hermes tiene razón ya tenemos tiempo lejos de casa.

- Entonces terminemos con esto - dijo ares mientras lanzaba su lanza al corazón del  general oponente y lo mataba - La cuestión es: Hasta saber si es cierto, ¿Donde estaremos? - miro a Amelie.

- Podemos quedarnos en el palacio del inframundo, nadie sabe quien esta ahí o no, solo yo y mis esqueletos, es la única forma de saber, a parte tenemos que ir al inframundo para dejar las almas que recolectamos y decidir su camino.

- Eres tan lista que hasta Atenea lo dice - rieron - ¿Si es verdad que haremos?.

- Hermano, somos los dioses de la guerra - Amelie sonrió - Podemos hacer una cuando se nos pegue la gana, hasta podemos irnos a Roma, ahí rara vez tienen guerras - dijo levantando las cejas - Si nos lo proponemos podemos ser indestructibles.

- Amo cuando hablas así - Ares río - Pero hablo en serio, ¿Que haremos? Tenemos hijos Amelie, tienes un hijo con ese marica y probablemente tengas otro, no podemos quedarnos con los brazos cruzados.

- No, pero tampoco podemos llegar al campamento haciendo alboroto, no sabemos si es verdad lo que dijo Hermes y tienes razón tal vez solo sea una broma para que regresemos a casa, pero debemos comportarnos con madurez, tu mismo lo has dicho, tenemos hijos y por ellos debemos ser fuertes - Amelie miro a Ares - No podemos caernos a pedazos por algo así.

- Yo la amo - confesó Ares - No lo había admitido, lo se, pero lo hago amo locamente a Afrodita y este seria un gran golpe.

- No tanto como la reja de hierro que hizo Hefesto - Ares río.

- No, eso fue mucho peor - se sentó en una piedra - No quiero que sea verdad.

Amelie se sentó a su lado - Tampoco yo

Ambos miraron hacia el horizonte, la diosa colocó su cabeza en el hombro del dios y se quedaron así un rato.

- Vamos al inframundo - dijo Amelie. Ares solo asintió y así los dioses de la guerra llegaron a la sala de castigos, donde se encontraban Fobos y Thanatos.

- Bienvenidos - dijo Thanatos.

- Hola - dijeron los recién llegados.

- ¿Escucharon los rumores? - dijo Deimos entrando sin percatarse de la presencia de los dioses al verlos se quedo pálido.

- ¿Se refieren a que si Afrodita y Apolo van a tener un hijo? - hablo Ares.

- Escuchamos algo al respecto - respondió Amelie - ¿Pero que sabes tu Deimos?

- Ya nació - dijo éste lo llevaran al campamento en unos días.

Amelie y Ares se miraron sin saber que decir.

- Lamentamos esto - dijo Fobos.

- No lo lamentes hermano - dijo Ares - Es algo que solo ellos dos podían evitar.

- El hijo del sol y del amor - susurro Amelie - Sabra como es el mundo en realidad cuando presencié la primera guerra.

- ¿Profecía? - pregunto Deimos.

- No - los miro - Es solo una advertencia.

Todos en la sala miraban a Amelie, se preguntaban dónde había quedado la pequeña que le decía no a la guerra, si al amor. Conforme emos visto al paso de los años Amelie se a hecho más dura pero cambia por Kian, el cuál habia decido ser semidiós, quería llevar todo los riesgos que llevaban sobre sus hombros.

- Vamos al palacio Ares - hablo la diosa - Tenemos que organizarnos en unas cosas.

- Claro que si - Ares se encaminó hacia ella y al tocar su hombro hicieron viaje sombra al palacio de Amelie donde todos los esqueletos la esperaban en la puerta para darles un merecido aplauso, después de agradecerles ambos se dirigieron a la sala de mapas, dónde colocaron sus armas y se cambiaron de ropa por una más mundana, ambos llevaban un pantalón negro y chaqueta de cuero, miraban el mapa y decidían la próxima guerra mientras veían whisky y fumaban.

- ¿Iremos? - pregunto Ares.

- Sabes que si - Amelie se tomó de un trago el whisky - Solo esperaremos que lo lleven al campamento, ahí aparecemos para ser parte de la celebración.

- ¿Puedo hacer crecer la fogata? - pregunto esperanzado Ares.

- Claro que sí Ares, daría el toque, hasta las antorchas si quieres y aparecemos por las sombras  - Amelie lo miro - Hasta aquí llego su linda esposa - sonrió.

- Me asusta pero me gusta - río y siguieron trabajando. ¿Qué más da un día de descanso?

Eros... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora