8.─ FARGAN

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La calidez de Raúl era increíble, siempre lo pensó.

Aún más en los días fríos que ni las mejores cobijas que tenía entre sus pertenencias lograban hacerle sentir en su hogar.
Ni cuando la chimenea intentando pobremente calentar el lugar lo lograba como el chico acurrucado a su lado con una taza de chocolate.
Mucho menos cuando estaba destrozado y nadie lograba hacerle sentir como la sonrisa del contrario.

Auron siempre fue calido... pero también fue efímero.

Ya lo esperaba, siempre se lo esperaba al principio de cada relación, pero lo comenzó a ignorar con el paso de los meses, las noches compartidas y los desayunos con amigos no ayudaban a que se lo tomara mejor.

Nunca se dijeron palabra de la relación, no se establecieron más que algunas reglas silenciosas y peticiones intuidas, así que tampoco podía quejarse ahora.

Pero no pensó que las cosas darían ese giro.
De la nada, porque así es como fue, Raúl comenzó a ignorarle, las llamadas perdidas se acumulaban en en teléfono ajeno y los mensajes ni siquiera leídos le dejaron claro que el chico necesitaba espacio y eso le dio.

Aunque sea por un par de días.

Volvía a sentirse frío y comenzó a detestarlo.

Por eso, a pesar de estar malhumorado y con dolores de cabeza, la invitación a la fiesta de compromiso de Rubén y Samuel le caía como anillo al dedo.
Le había dado su espacio, le había dicho que estaría ahí para hablar las cosas, le había esperado.

Se vistió lo mejor que lo había hecho ya desde hace semanas, la costumbre de andar en pijamas junto a su chico le habían dejado un par de estragos, tal vez unos cuantos kilos de más pero mucha comodidad y eso era lo que había importado.

Salió con energía renovada de su colorido hogar y con las expectativas en los cielos.

Tal vez ese fue otro de sus errores.

Porque la imagen de un pelinegro bien arreglado sosteniendo la cintura de uno de sus amigos mientras compartían copas con los celebrados, le cayó como balde de agua helada sobre los hombros.

Fue peor cuando no le dirigía la mirada al momento de saludarle, apenas un gruñido salió de sus labios y volcó de inmediato toda su atención en su al parecer nueva pareja.

Se alejó después de felicitar e intercambiar palabras con los anfitriones y camino con dificultad al único de sus compañeros que no estaba en pareja.

─Te ves asqueroso.─ comentó con rapidez el albino, dándole un corto trago a la bebida recién entregada por el barman.─ pero no me sorprende.

─No entiendo.─ la voz le salió dificultosa.

─Para empezar, deja de sonreír, luces demente.─ el chico dirigió el cuerpo hacía el.─ siéntate antes de que te desmayes.

─Willy...─ comenzó sin fuerza.

─Lo sé.─ miró por primera vez al chico a su lado, con el cabello claro peinado perfectamente y una camisa verde que apretaba sus hombros con suavidad, se centró en el color de la prenda mientras sentía como sus visión se tornaba borrosa.─ Lo sé...

De pronto el verde fue lo único que envolvía su vista, un rápido apretón en el cuerpo y de nuevo el chico estaba en la posición de antes.

─Apestas consolando.─ una pequeña risa salió de sus labios ante el leve sonrojo de su acompañante.

─También lo sé... deberías hablar con él, termina esto antes de que sea más doloroso para ti.─ respondió sabiondo.

─Honestamente William.─ llamó la atención del hombre que atendía con eficiencia a cada invitado.─ no creo que exista mucho que hablar.─ pidió su trago y el silencio se mantuvo hasta que se lo dieron.

─No lo veo así, creo que ya no vas a recuperar lo que tenían, siempre te dije que era algo raro... pero deberías darle cierre a eso, te conozco y le darás vueltas como enfermo.─ tenía razón y lo sabía, sólo que un enfrentamiento no ayudaría a su corazón justo ahora.─ sabes cuanto tiempo ellos llevan queriendo salir, no creo que sea algo...

─¿Cómo un reemplazo?¿Pasajero? ¿Cómo lo que tuvo conmigo?.─ interrumpió asperamente.─ también lo sé, sabe mal decirlo pero, lo veo.

Y no podía evitarse, un vistazo bastó para darse cuenta, Auron nunca le había visto de la manera en la que veía al otro chico, había tanto amor en su mirada que le sorprendía ser consciente de que sólo llevaban un par de días.

Lo entendía, lo hacía y eso era peor.

Pidió un trago más.

Otro.

Y otro.

Finalmente, ya achispado, la idea de Willy le parecía dulcemente tortuosa, tambaleandose se colocó de pie.
El albino permanecía a su lado, recostado sobre la barra y cabezeando de vez en cuando.

─Ahora vengo Wilfredo.─ rió con ganas cuando fue consciente del nombre que salió de sus labios.

Avanzó con seguridad entre el resto de invitados y se alegro levemente de ver al chico con Lolito.
Escaneo alrededor con obviedad, sin encontrar al acompañante de su objetivo, sintiéndose casi como un espía, continuó su camino a puntillas.

Cuando llegó a los hombros del pelinegro, algo en su interior le grito que se detuviera, acalló la voz con un manotazo al aire y tocó dos veces como si de una puerta se tratase.

Sonriendo ante su pensamiento vio como Auron volteaba a lo que él sintió, cámara lenta.

─Ah...─ parecía confundido y por un corto momento no entendió el porqué.─ Fargan...

─Así que me recuerdas, perfecto.─ rodeo confianzudo el hombro ajeno y su sonrisa se ensanchó.─ necesito hablar con usted mi estimado.

Lo jaló a la parte externa del salón de eventos, una pequeña banca se veía en el camino de la entrada, siguió arrastrando a un silencioso Raúl hasta ella.

─Fantástico... entonces... estoy listo.─ terminó lentamente, su sentencia de muerte ya estaba dictada desde hace tiempo, sólo faltaba que el ejecutador terminara con eso.

─¿Listo para el qué?.─ la misma mirada sorprendida y un tanto confundida se veía en el rostro de Auron.

─Para que me termines.─ escupió.

─¿Termi─? Fargan, no había nada que terminar, nunca fuimos nada.─ sabía la respuesta, porque conocía al chico que intentaba ser suavemente tajante.

─Yo... nunca dijimos que tampoco lo éramos... necesito una explicación, no... sólo por favor, acaba con esto.─ tartamudeo nervioso.

La verdad, era que nunca se habían acostado, uno que otro favor necesitado si que se habían hecho, pero más allá de eso o de tardes compartidas, noches durmiendo en la misma cama, secretos susurrados con copas encima.
Se podía decir que fueron amigos confianzudos.

Pero para él fueron algo.

─Sabes... que siempre quise estar con él, lo espere mucho tiempo en silencio y yo... lo siento, no podía decírtelo de inmediato, ni yo mismo me lo creía así que espere y cuando menos acorde, habían pasado más días de los que me hubiera gustado... eres de mis mejores amigos Fargan, nuestra amistad no será la misma, lo sé, pero me gustaría conservarla.─ terminó el chico con suavidad, tendiéndole una mano.

Ah.

Auron seguía siendo calido.

Pero lo más importante, a pesar de su especie de confesión, quería seguir siendo su amigo.

Sintió como las lágrimas se querían acumular en sus ojos, bajo la mirada a la mano ofrecida y la apretó con suavidad.
Fue envuelto por segunda vez en un abrazo, esperando que su amigo no notara la humedad que dejaba en su hombro.

Abrazo calido pero amargo... bueno, después de todo... no terminó tan mal.






























F de Fargan.

The Good Demon                                       ⌈AuronBowl⌋   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora