Capítulo único

661 54 240
                                    

Disclamer: Los personajes de Naruto, no me pertenecen.

Distancia

.

.

.

One-shot

Para: Procastination

¡Feliz cumpleaños, Jocelyn!

.

.

.

Había muchas cosas que Sasuke odiaba y muy pocas que realmente le gustaban. Una de ellas tenía nombre y apellido: Uzumaki Naruto.

Usuratonkachi – preferiblemente.

Primero había encabezado el primer lugar de las cosas que odiaba, con el tiempo... se convirtió en alguien agradable, si pudiera decirse así.

Desde que lo conoció había sido un dolor de cabeza. Excesivamente ruidoso, nunca se callaba, lo seguía a todas partes y siempre lo arrastraba a todos lados. Aun así, era al único que podía considerar como su "mejor amigo". Se conocían desde la infancia, pero ni siquiera sabía bien como es que se habían hecho amigos. Un día ese rubio idiota solo se había parado frente a él y lo había retado, no, lo primero que hizo fue insultarlo y luego lo había retado para ver quién podía escalar un árbol más rápido.

Él había ganado, por supuesto.

Mentiría si dijese que no se había divertido con los lloriqueos del rubio porque era incapaz de aceptar que por su estupidez de andar intentando provocarlo con insultos, no se fijó y su pantalón se terminó atorado en una astilla del árbol, calló con la cara contra el suelo, con el trasero en alto, mostrando esos feos calzoncillos de rana.

Desde ese día, ese tarado se había autoproclamado como su rival. Todos los días eran retos tras retos. Obviamente, como Uchiha que era, había ganado en todo.

Él rubio no era alguien muy brillante que se diga y tampoco era muy habilidoso, de hecho, era bastante torpe y distraído, nunca tuvo la más mínima oportunidad contra él, aun así, nunca se rendía. Contrario a sus demás compañeros que preferían apartarse de él o alabarlo como si no hubiese un mañana, solo por su apellido o su inteligencia.

A Naruto nunca le importó nada de eso. Él lo veía como su igual. Eso de alguna forma le llamó la atención y quizá por eso terminaba accediendo a sus retos.

En algún punto de esos años, Naruto había pasado de retarlo a invitarlo a jugar después de clases. Él tampoco entendía en qué momento se había vuelto natural pasar tiempo con el rubio, aunque la mayoría de sus juegos siempre terminaban en competencias.

Fueron días felices... pero no duraron.

A sus catorce años, perdió a sus padres en un accidente, su hermano tuvo que irse del país para encargarse de los negocios de la familia, él quedó solo.

Le regó a Itachi que lo llevará con él, él se negó. Los negocios de su familia tenían una sede principal en el extranjero, llevarlo con él era arriesgado desde su punto de vista, porque no podría estar con él todo el tiempo y le preocupaba que se sintiese aún más solo en un país que no conocía. Era mejor para él quedarse al cuidado de su tío Obito, para que pudiese estar en un lugar con personas y amigos que él conocía.

Eso era una idiotez para él.

Claro, en ese tiempo era joven e inmaduro.

Asumió que Itachi lo veía solo como una carga. Obito era amigable con él, pero al ser alguien que había sido desterrado de la familia, nunca había tenido la oportunidad de compartir con él, así que lo veía como un completo extraño.

DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora