𝗞𝗶𝗹𝗹𝗶𝗻𝗴 𝗺𝗲 [𝗧𝗮𝗲𝗻𝗻𝗶𝗲] "𝗱𝗲𝗺𝗼𝗻 𝟮"(✓)

TRES

                    ~ARREPENTIMIENTO~

Me  había pasado el día anterior esperando este momento, mi cabeza aún no asimilada como sería el reencuentro, no asimilaba el hecho de que no quería besarle, mas bien, no debía porque querer, querría haberle comido la cara a besos porque le quiero y eso me esta matando.

Me vestí comenzando a arrepentirme de haberme citado con el pero ya no había marcha atrás.

Unas botas altas negras, una falda de cuadros roja y negra, y un sueter negro. Tome mi bolso y salí de mi apartamento.

Rosé siempre dice que lo mejor es mirar simpre hacia adelante, porque si intentas avanzar mientras miras hacia atrás, te acabarás pegando una hostia.

Sinceramente, tiene razón.

Allí estaba el, junto a los cerezos en flor, sentado en el banco. Avancé hasta el, y cuando quede a su lado me escaneo con la mirada. Me sonrió, pero no era su peculiar sonrisa de siempre, si no más bien una de melancolía. Sus ojos no brillaban y no se atrevía a tocarme por la reacción que podría tener.

Me senté junto a el y respiré hondo mirando el paisaje.

-Hola- susurre.

Sentía como mi corazón en cualquier momento se saldría.

-Hola. - Era su voz, esa era su debilidad, la voz ronca y profunda de aquel chico.

-Bien, hablemos- seguía sin mirarlo, no podía.

El carraspeo, y empezó con un discurso que tenía toda la pinta que había ensayado frente al espejo una hora antes de venir.

-Yo, soy persona Jennie, se que no es excusa, pero debes saber que te quiero, nunca habrá alguien como tú, eres mi media naranja, eres todo para mi, juro que solo fue una vez, juro que solo fue un beso, no quiero que lo que tenemos se acabe, se que tu tampoco. - se detubo a observar mi reacción, las lágrimas salieron sin permiso de mis ojos y el aprovecho para tomar mis manos- se que me quieres y yo te quiero ¿no es eso suficiente para empezar de cero? Además, Sana no sabía que tenía pareja, solo fue el alchol- me miró a los ojos.

Su mano hecho hacia atrás los mechones de mi oscura melena.

-Me dijiste una vez que nunca me dejarías.

Beso mis labios, suavemente y con cariño, y acabe correspondiendo, arrastrada por los sentimientos, pero algo había cambiado. Un beso suyo ya no era lo mismo, en vez de consolarme, me volvía insegura, y el dolor salía a flote, ya no  era lo de antes, ya no era el remedio para mi dolor, ahora el era el cuchillo que se clavaba en mi pecho, y sus labios eran el acero mas afilado.