Answer | Banana Fish

Answer

Autor: Rosaury4

Género y subgénero: Fantasía | Cuentos de Hadas [Mundo Alternativo]

Advertencias: Se citan/se hace referencia bastantes historias que no son de mi autoría:

"Mo dao zu shi"

"El hada de la llave de agua"

"Bajo el sol"

"Sueño de una noche de verano"

Nota: Quiero dar las gracias a las chicas de @PoderKurbi por hacer esta hermosa dinámica y dejarme formar parte de ella.

Espero disfruten de este escrito, tanto como yo disfruté escribirlo. ¡Gracias por leer!

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Érase una vez, en un reino dónde las flores eran hermosas y las risas del pueblo eran lo cotidiano de cada día, nació un niño; hermoso cual amanecer, rodeado de hermosos regalos y una flor veraniega que calzaba con él, una lobelia. El príncipe segundo, estaba en la tierra.

Con una cuna de oro y ropajes de seda fue recibido, en ese momento los nobles y los monarcas clamaron en aplausos y porras, el nombre del recién nacido. Aslan, Aslan Jade Callenreese. Un hermoso nombre, para un niño con un esplendor digno de un ser divino.

Y justamente, cinco años antes que él, un bebé que irradiaba nostalgia y calma, llegó al mundo rodeado de glicinias. No en una cuna de oro o con ropas de seda, sin aplausos de gente importante. Solamente nació con las lágrimas tranquilas de sus padres y aquellas flores, haciéndole compañía, dictando indirectamente su destino próximo.

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"¿Podrías responder? ¿Podrías verlo a los ojos otra vez? ¿Has asumido que su existencia no estaba planeada para seguir junto a la tuya? Anda, responde a todas esas preguntas"

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ANSWER

En un amplio cuarto, sobre la cama grande color azul con sabanas suaves y almohadas esponjosas, un muchacho rubio descansaba plácidamente sin ninguna preocupación.

Unos golpes gentiles a la puerta lo hicieron rodar en la cama abrazando una almohada, ignorando lo que afuera sucedía. Entonces, el toque fue más y más persistente hasta que los gritos hicieron compañía.

-¡Su alteza, déjeme decirle que ya es hora de despertarse!- exclamaba un hombre mayor detrás de la puerta con diseños dorados, sin recibir una respuesta - ¡Alteza!- seguía gritando hasta que se rindió suspirando indignado, entonces se dirigió hasta el gran pasillo que daba con el resto de la residencia de aquel.

Mientras tanto, el rubio despertó con sus mechones dorados revueltos de un lado a otro, con el entrecejo fruncido y una mirada asesina.

Se dispuso a levantarse de su cama, sin mucho ánimo de mirarse en el espejo.

De su extenso armario eligió lo que le apetecía, sin darle muchas vueltas. Ya sabía su rutina de siempre: Despertarse, vestirse, desayunar, practicar tiro con arco y artes marciales, estudiar política, idiomas y economía. Posar para los pintores, cambiarse para la comida del mediodía y ser educado con los aristócratas. Seguir estudiando leyes y música, todo eso para volver a cambiarse y repetir los modales con los que había sido educado, ahora con las señoritas aspirantes a consortes reales, hacer un chequeo antes de dormir. Sin embargo, en ningún momento podía salir del gran castillo.

La rutina ajetreada lo estaba mareando día con día, llegando al extremo de hacerlo sentir nada que no fuese aburrimiento. Parecía un bucle sin final.