Una vez en invierno

649 66 93
                                    

Advertencias:
⚠️ NaruHina tóxico
⚠️ Naruto es un nene malo.

***

«Érase una vez...»

Así comenzaban todos los cuentos que mamá, sin falta, leía para mi cada noche. En aquellos libros el príncipe siempre rescataba a la princesa del malvado monstruo, la llevaba a vivir a su castillo y vivían felices. Y como muchas niñas, crecí creyendo en ese amor incondicional, en ese caballero de brillante armadura, que cruzaría mares y escalaría torres, para estar a mi lado. Era tan fácil perderse en la fantasía, que me cegué a la realidad...

Él era tan diferente a todo lo que conocía, era guapo, amable y servicial. Tenía la capacidad de hacerme sentir cómoda, no le importaban mis escasas habilidades sociales. Si había un silencio incómodo, él cambiaba la conversación; si no era capaz de pronunciar más de dos palabras, él complementaba mis respuestas. Se desvivía por hacerme sonreír, por agradarme; y no pude evitar pensar que, ante sus ojos, era una princesa y no «el ratoncito de biblioteca» que el resto percibía.

—¿Por qué me miras así? —Un día pregunté. Aunque nos veíamos cada tarde al salir del trabajo, aun no me acostumbraba a él. Pero hacernos compañía esperando el autobús,  se había convertido en una extraña rutina.

—Porque eres hermosa —contestó. Sabía que no podía ser verdad; no me consideraba fea, pero tampoco hermosa. De pronto, él alzó una mano y, tiernamente, acarició mi mejilla acercando sus dedos a mi mentón. Él se inclinó, podía sentir su tibio aliento en los labios—. Hinata... me gustas...

Y sin más, me besó.

Aquel día, mi cuento comenzó...

Tenerlo como novio era lo mejor, no había mañana en la que no me despertara con su mensaje de «Buenos días», no había día en el que no me dijera lo mucho que me amaba. Poco a poco, él fue entrado en mi mundo y yo en el suyo; él visitó la casa de mis padres y yo conocí a su madre; él me invitó a fiestas con sus amigos, yo le presenté a mi único (y mejor) amigo, Kiba. Ninguno fue del agrado del otro, entre ellos se formó una especie de rivalidad.

—Algún día me dejarás por él, pasan mucho tiempo juntos —comentó un día que pasábamos el fin de semana en mi departamento. Estábamos viendo una película acostados en la cama, él con los brazos detrás de la nuca y yo descansando mi mejilla en su pecho.

—Sabes que eso no es cierto...

—Le gustas... —insistió.

—Claro que no, soy su mejor amiga.

—Eso no importa, ¿recuerdas? Mi antigua novia me abandonó por su mejor amigo... —Trataba de entenderlo, pero sus palabras me dolían. No era como ella, yo lo amaba más que a nada en el mundo. Suspiré, me sentí tan cansada...

—Lo estoy arruinado, no debería sentir celos por él —soltó, estrechándome contra su pecho—. A veces, quisiera que fueras pequeñita para llevarte a donde quiera que fuera. Para jamás perderte de vista...

—Y yo quisiera que fueras una bufanda, para que siempre estuvieras abrazado a mi cuello...

—Hinata... —Mi nombre en su voz reflejaba adoración—. Te amo tanto que duele...

Él no lo sabía, pero sus dudas alimentaban mis miedos. Interiormente me preguntaba cómo aquel hombre tan perfecto se había fijado en alguien como yo, me preguntaba si algún día me dejaría inventando cualquier excusa. Por ende, no había nada que no hiciera para hacerle entender que jamás lo abandonaría. Así que cuando me pidió que viviéramos juntos, acepté.

Love meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora