Inocencia, arma mortal

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  Deslicé mi mirada desde mis hombros hasta el altar, a través del velo podía divisar a la multitud de invitados volteando hacia mí, expectantes de cada uno de mis movimientos

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  Deslicé mi mirada desde mis hombros hasta el altar, a través del velo podía divisar a la multitud de invitados volteando hacia mí, expectantes de cada uno de mis movimientos. Mi padre caminaba a mi lado, elegante, mientras yo me tomaba de su brazo por la alfombra roja de la iglesia. Él me esperaba en el altar, una sonrisa se marcaba levemente en sus labios, y podía decirse que con sus ojos se mostraba algo burlesco.

  No sabía hasta qué punto iba a llegar esto en realidad; toda esta gente haciendo tanta algarabía por la boda, se miraban tan felices, pero en cambio yo... Era la persona que menos quería estar en este lugar.

  Mi padre me miró con una sonrisa radiante, orgulloso como quizás nunca antes lo había logrado ver, así que le devolví una sonrisa leve, que desapareció justo después de que dejó de mirarme.

  Los Harrison nos miraban avanzar desde las primeras filas del altar, la madre de Ashton dio una sonrisa a su esposo mientras frotaba su mano sobre su brazo y el la miró con amabilidad antes de que ambos continuaran observándome. Incluso Dynia, me miraba atentamente, aunque sin mucho ánimo.

  Era muy claro que tanto ella como su esposo habían sido básicamente obligados por la familia a servir como nuestros padrinos de bodas. Y también era claro que yo no estaba muy contenta con esa decisión, debí haber escogido a mi propia madrina, Mailette, por ejemplo, mi amiga de toda la vida, y no una desconocida a la que no le agrado ni siquiera un poco.

  Debo admitir que esta vez Shelfa si hizo un gran trabajo con mi rostro, después de haber llorado toda la noche, disimuló muy bien con el rímel oscuro y las sombras negras mis prominentes ojeras. Se levantó muy temprano para trabajar en mi peinado, hizo un moño en mi cabeza en forma de tormenta, y dejó flojo el nudo de la cola para que mi cabello no se viera ajustado, si no bastante natural, dándome un aire muy relajado.

  Lo ajustó ambos lados con sujetadores de cabello plateados con forma de rosas con espinas. Shelfa me ayudó a colocarme el vestido; tenía encajes trasparentes desde las muñecas hasta los hombros, con un escote prominente y forma de sirena que a mitad de mis piernas se dejaba caer como una cascada de espuma blanca hasta el suelo, estaba recubierto de encajes en forma de rosa y pedrería fina, del mismo tipo que utilicé para mis largos pendientes. Cuando Shelfa me colocó el velo, estuvo apunto de llorar, pero no de emoción.

  Mi padre me entregó en el altar mientras Ashton me recibía dándome la mano con delicadeza, era bastante extraño mirarlo y tomar su mano de este modo después de cómo me trató la noche anterior.

  El sacerdote comenzó con el protocolo matrimonial, sin que yo escuchara una sola palabra de lo que decía, y sin que me importase, al menos. Me dediqué a mirar a Ashton, y la forma en como parecía observar atentamente lo que el cura recitaba, pestañeando de vez en cuando con ojos de inocencia, y manteniendo sus labios firmes. Parecía casi angelical, incapaz de hacerle daño a alguien. ¿Era esta la persona de la que había estado enamorada todo este tiempo? ¿O solamente estaba en realidad sometido a mucha presión?

La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora