Aún sin entender nada
Al inicio pensé que lo escribí fue algo decente, tiempo después me di cuenta que era pura mierda. Recuerdo que mi yo de doce años que escribía sus historias extrañas estaría decepcionada de mi horrible fracaso.
—¿Y qué tal te está yendo? —Rubén se acercó a mi, dándome un beso en mi cabello mañanero y desastroso. Dejó una taza de café a un lado mío.
—Terrible —gruñí dramáticamente—. Pensé que podía retomar esto de escribir pero no.
—¿Cuándo llamarás al doctor?
—Ahora —dejé de lado la libreta de la cual estaba intentando escribir junto al lápiz—. Ya cuando me diga qué pasa te cuento.
Rubén asintió, sonriendo
—Por cierto —dijo él, dando trago a su café—, tu mamá llamó, dice que hoy vendrá a dejar unas cosas que se te olvidaron en su casa.
Arrugué mi naríz y comencé a pensar qué se me habrá olvidado, pero nada me vino a la cabeza.
—Vale, ya vuelvo —agarré mi celular y fuí hasta la sala donde se encontraba el sueño aún dormido.
Llamé al número del doctor de los sueños y esperé a que respondiera. Pasó tiempo y mucho intercambio de conversación para que hiciera una cita con el doctor de los sueños.
—¡Rubén! —dije fuerte para que me escuchara.
—Mande —salió del baño con una toalla en su cintura y crema para rasurar en su cara, se podían ver las marcas que tenía de la cirugía de pecho.
—Mañana será la cita —dije—. ¿Quieres ir tú o yo?
—¿Por qué no ambos? —sonrió contento, y le respondí que sí.
La mañana siguió como si nada, lo bueno de ser fin de semana era que podíamos estar más relajados y pasar el tiempo juntos.
—¡Ya voy! —anuncié, yendo hacia la puerta principal de nuestro departamento.
Del otro lado me encontré a mi madre con una caja mediana en sus manos y una sonrisa grande, adornando sus mejillas rojas.
—Hello, darling —saludó, y yo la dejé pasar.
—Hey, mom —ella me besó la mejilla, aún teniendo la caja en sus manos—. ¿Cómo estás?
—I'm good —dijo—. Solo te extraña en casa.
—Lo sé, lo lamento —musité apenada—. ¿Quieres pasar? Rubén está cocinando por si quieres comer algo.
—Oh, no —negó—. Solo vine a traer tus cosas and check on you para ver si están bien —me entregó la caja—. Pero saludaré rápido a my Rubén, I wanna see qué tan guapo se ha puesto desde the last time que le vi.
Reí ante sus palabras.
—Sure thing, ama —le hablé, viendo como iba a la cocina.
Miré la caja en mis manos, y pensé. Se podía escuchar la conversación que tenían mi mamá y Rubén, sonreí ante eso.
Rubén no era bueno en el inglés, cada que lo intentaba hablar le salía con un acento raro, pero agradecí aún así su esfuerzo en querer aprender el idioma. Caminé hasta la cocina donde mi mamá apretaba y besaba las mejillas de mi novio, así en ningún orden en específico.
Se quedó media hora más de lo esperado, pero ya al dar esa media hora de despidió dándonos muchos besos y abrazos, y mientras se iba mi vista fue hacia la caja que había yo dejado en la mesa de la sala.
No le había preguntado a mi madre sobre el contenido de la caja más que nada porque se me olvidó, y eso me puso a pensar más y tampoco recuerdo haberla visto antes.
¿Qué tendrá dentro?
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Los sueños que nos persiguen
FantasyY sin darnos cuenta, los sueños nos perseguían como si nosotros los pudiéramos hacer realidad.