El infierno de Lilith| 2 | Completa

IX

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El resto del viaje ocurrió sin altercados, las horas habían pasado, y mi corazón en ningún momento fue capaz de tranquilizarse, porque cada vez que desviaba la mirada en dirección de Race, él ya me estaba mirando. Lo hacía sin vergüenza, sus ojos brillaban sin ningún tipo de mueca en su rostro.

Apoyé los codos sobre el borde de la camioneta, dándole la espalda cuando esta se adentró por un nuevo camino; el lugar donde nos quedaríamos, estaba un poco alejado de las demás casas, y entendía porqué Zoe había dicho que era una ciudad pequeña, había negocios, lugares de entretenimiento, pero a medida que te adentrabas a esta, la separación de las viviendas se iba extendiendo más, parecía que estábamos al final, en la periferia, cuando se detuvo, el camino era de cemento, pero había muchísima vegetación.

La casa tenía estructura moderna, aunque parecía algo descuidad por fuera, no parecía en mal estado. Grandes árboles formaban parte del paisaje detrás de la casa, era un bosque el que comenzaba y el pasto estaba lo suficientemente alto para llegar a mis rodillas, pensé, que si este hubiera sido más alto o hubiese algunos árboles delante, la edificación ni siquiera se vería.

Podía apreciarse a primera vista su techo de un rojo opaco, paredes que habían sido blancas en un pasado, y un ventanal grande, este no tenía vidrio, por lo que sería un problema debido a que la temperatura bajaría de noche.

Me removí incómoda, puesto que mis piernas se encontraban acalambradas, al instante en que el automóvil se detuvo.

A mi lado, Race se levantó, su cuerpo cubrió la luz del sol frente a mis ojos; me quedé por un momento en mi lugar, esperando que se fuera, pero su sombra no se movía, generando que levantara la mirada hacia él. Una vez más, me estaba mirando.

Tragué saliva-¿Qué pasa?

-Llegamos-respondió acentuando la palabra con cierta molestia. Fruncí el ceño sin comprender porqué lo decía, ya que lo sabía. Sin embargo, cuando no respondí, y me dispuse a levantarme, su mano apareció en mi campo de visión, y rodeó mi muñeca, tirando de ella. Usando una fuerza innecesaria que me sorprendió, mi cuerpo tal muñeca de trapo chocó contra su pecho, y como si fuera posible, los latidos de mi corazón retumbaron aún más contra mi caja torácica.

Como acto de reflejo, apoyé la palma de mi mano en donde estaba su corazón, me inquietó que estas temblaran como gelatina.

<<¿Qué demonios le hacía a mi cuerpo?<<

Ver sus oscuras y espesas pestañas moverse con lentitud, mientras escaneaba mi rostro, me hizo tragar saliva. Maldije mentalmente, tratando de no caer en su mirada, era como si apretara un botón para controlarme.

<<¿Así será a partir de ahora?

No, será mucho peor>>

Retrocedí por inercia cuando las comisuras de sus labios se elevaron, mis ojos bajaron al lunar en ellos. Sin dejarme reaccionar, aún sobre la camioneta, me levantó de la misma forma en que lo había hecho antes cuando notó que estaba descalza.

Ahogué un grito histérico que quedó atorado debido a que una vez lo tenía cerca de mí. Me estaba enloqueciendo más y más; dijo que sentía algo, que no le molestaba, me había prometido que no estaría sola, y le creí. Lo amaba, pero, ¿cómo era capaz de comportarse como lo hacía antes sin conocerme? ¿Y por qué mi corazón no era capaz de acostumbrarse? ¿Cómo era capaz de perturbarme tanto?