La invitada y... Erz-Eileen

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N/A: Lo siento por el retraso, me he puesto enferma y se me han acumulado todos los exámenes. Aquí tenéis el capítulo. Espero que os guste. 😘😘

Al recuperar el equilibrio, Lucy se alejó de la persona a la que había envestido sin querer. Se paralizó al ver aquel cabello carmesí recogido en cuatro vastas trenzas. La mujer se agarró su enorme sombrero (el cual era similar al de las brujas) para que no se cayera y la atravesó con sus fríos ojos marrones.

"Erza..."

— Niña deberías tener más... — La queja de la mujer devolvió a Lucy a la realidad.

— La maldición — interrumpió sin aliento—. Está activa.

Un grito de dolor se escuchó a lo lejos y ambas se escogieron inconscientemente. Pudieron sentir el residuo de una onda mensajera de la muerte. Afortunadamente, salieron ilesas, la maldición no había sido ni la mitad de agresiva de lo que podía llegar a ser, con un poco de suerte nadie habría estado lo suficiente cerca para perecer al instante. Si algo positivo había en esa maldición es que la muerte que traía con ella era rápida y pacífica, similar al abrazo de un viejo amigo que anhelaba verte... y se aseguraba de que no quedara ni un resquicio de aire en tus pulmones.

— ¿Que ha pasado? —preguntó la pelirroja.

— Yo... Fue mi culpa, no debí haber dicho nada... No debí... — Lucy era incapaz de controlar su propia respiración. El sudor caía de su frente y sus rodillas amenazaban con dejar de funcionar.

La mirada de aquella mujer se aflojó: —Eres Lucy Heartfilia, ¿Verdad?

— Sí. ¿Y tú?

— Eileen. Eileen Belserion. Una de los doce.

Lo imaginaba, todos los Spriggans tenían un poder mágico aturdidor y Eileen no era una excepción.

— ¿Estará bien? —cuestionó Lucy mirando hacia atrás.

— No creo que sea algo con lo que se pueda llegar a estar bien, pero el emperador es fuerte.

— Y... ¿Ha muerto alguien en Álvarez a causa de eso alguna vez?

— Te mentiría si dijera que nunca a muerto algún ministro o empleado. De todas formas ¿Qué ha pasado ahí adentro?

Lucy explicó lo sucedido y Eileen la escuchó atentamente mientras su pulgar recorría sin prisa sus labios carnosos.

— Eres valiente ¿sabes? No mucha gente se atreve a enfrentarse al emperador.

— ¿De qué sirve ser valiente si me va a costar la vida? No puedo morir..., aún no. —Lucy susurró la última parte, sin saber que la mujer frente a ella tenía un oído mucho más sensible que el de un humano promedio.

Eileen observó la determinación en los ojos de Lucy y su tenacidad voraz. Sonrió nostálgica. ¿Cuánto tiempo hacía que ella no se sentía así?

— ¿Te apetece que tomemos un té? Te ayudará a despejarte un poco.

Lucy aceptó recelosa, no se sentía especialmente cómoda en presencia de Eileen, pero podía ser beneficioso acercarse a la gente del imperio.

Eileen comenzó a andar tranquilamente, el sonido de sus tacones resonaba en aquellos solitarios pasillos. Subieron unas escaleras y atravesaron la puerta más cercana. Una sala de estar les esperaba en su interior, a su derecha veía que la habitación se dividía en dos y que más allá de un portal arqueado podía verse una cama.

Cuanto más intentaba Lucy dejar de pensar en Zeref, más se negaba este a retirarse de sus pensamientos. No podía olvidar aquel grito y tampoco como este le advirtió. Podía simplemente haberla dejado morir, pero no lo hizo. Se preguntaba si realmente solo lo había hecho para poder usarla posteriormente.

Invitada (Zerlu) [Fairy Tail]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora