Capítulo 13.

166 6 3
                                    

Casi nunca me emborracho. Suelo aguantar muy bien la bebida. Pero normalmente olvido las cosas que pasaron. Como anoche.

Después de mi baile con Rubén sé que bebimos mucho más. Sé que reímos un montón. Sé que Alex, Mangel, Cheeto y Rubén son ahora unos grandes amigos míos. Y sé que Lucía condujo de vuelta.

Dicen que los sábados de desenfreno son domingos de ibuprofeno. Y eso estoy haciendo. Tomar ibuprofeno.

-¿Cómo va el resacón? -me pregunta condescendiente Lucía, que está en pijama en el sofá. Se ha quedado a dormir.

-Vete a la mierda. -respondo cabreada. Me duele la cabeza muchísimo. Estoy apoyada en la barandilla del balcón, mirando hacia la calle con una taza enorme de café en una mano y un cigarrillo a la mitad en la otra. Varios minutos después, tiro el cigarro acabado y entro en casa.

-Tengo muy borroso todo lo de anoche pero...¿Te vi muy cerquita de Cheeto, no? -le pregunto tirándome a su lado. Vaya par. Las dos en pijama en el sofá.

-Bueno, a ti los chicos altos te vuelven loca, a mi si llevan barba me ponen. -me responde riendo.

-¿Pero os enrollasteis o algo?

-No, pero tonteamos mucho toda la noche...

-¡La rubia ataca de nuevo! -grito dándole un puñetazo cariñoso en el costado.

..............................................................................................................................................................................

-¡No quiero! ¡De verdad que no quiero! -grito, revolviéndome entre los brazos de los gemelos. Odio los lunes, y más cuando tengo sueño. Hemos llegado a esta situación de una forma un tanto extraña. Cuando a media mañana hemos salido por la media hora de descanso que tenemos entre clases para desayunar, no he querido volver a entrar. Así que ahora ellos me están paseando por toda la facultad. Digo que lo hacen ellos porque yo no estoy tocando el suelo. Rob me sujeta por debajo las axilas mientras que Diego tiene sus brazos por mis rodillas, así que la gente nos mira raro. De pronto suena un tono en mi bolsillo trasero, y consigo que me suelten para poder sacar el teléfono del pitillo y leer el mensaje.

"Me han dado ganas de una tarde de viciada a los videojuegos y he dicho: ¿Quién mejor que Nora para jugar conmigo? Sé que dirás que sí, así que solo falta decidir si en tu casa o en la mía."

Me muerdo el labio inconscientemente y tecleo.

"En la mía. A las 4. Trae pan de pipas. Yo pongo las cervezas."

Ando hacia la siguiente clase mientras le respondo con un segundo mensaje.

"¿Cómo sabías que diría que sí'"

La contestación de Rubén llega en escasos segundos.

"Oh por Dios. Te conozco lo suficiente como para saber que no dirías que no a nada relacionado con videojuegos."

Me río sola porque tiene razón. Pongo el móvil en silencio y entro a clase. La clase de Fundamentos de la evolución es horrible. HORRIBLE. Pero como es la última hora del día, sé me pasa relativamente rápido y en un abrir y cerrar de ojos estoy en casa. Hoy no he ido a comer con los gemelos, porque mi horario termina a las 2:30 y a las 4 llega Rubén. Nada más llegar, me pongo a hacer la comida. No tengo mucho tiempo así que saco una bolsa del congelador, y echo el arroz tres delicias a la olla. Lo dejo haciéndose y me voy a la ducha. Cuando salgo vuelvo a mi gran dilema. No se que ponerme. Al final, acabo por la mejor opción, que es ponerme lo que me pondría un día normal para estar por casa. Unos shorts tejanos y una camiseta ancha rosa en la que pone 'May the force be with you'. Creo que no hace falta decir que el 99% de mis camisetas de chándal son de StarWars. Salgo disparada a la cocina y saco el arroz del fuego y me siento en el sofá a comer viendo un reallity muy malo en la tele. Cuando termino, empiezo a meter los platos al lavavajillas pero llaman al timbre.

-¡Un minuto joder! -le grito para que me oiga, mientras termino de meter los platos rápidamente. Corro hacia la puerta y le abro.

-Oh Nora, eres tan bella como una estrella. -me recita riéndose mientras me abraza y me alza del suelo.

-Idiota bájame.

-Seré un idiota, pero he traído pan de pipas. -me dice mostrándome los 4 paquetes que lleva en la mano.

-¡Mi tesoro! -le quito las bolsas de la mano y corro hacia el comedor, me siento en la esquina de la L del sofá y acaricio el pan de pipas. - ¡Mi tesoro!

-No, el pan de pipas es mi tesoro. -me responde remarcando las dos últimas palabras mirándome de pie delante mío.

-Sé que te encanta, pero a mí más. -digo poniendo voz de niña pequeña. Veo que pone una sonrisa ladeada muy sexy.

-¿Y cómo sabes que me gusta? Me dijiste que no eras fan mía.... -responde subiéndose de rodillas al sofá y acercándose lentamente a mí. -Pero era mentira, ¿no Nora? Si ves mis videos. -esta peligrosamente cerca mío y sus rodillas ya chocan con las mías. No soy capaz de responder, mi pulso esta acelerado. -Y debes de ser criaturita desde casi al principio para conocer que me gusta el pan de pipas.

Decir que Rubén está cerca es quedarse corta. Esta literalmente encima de mí. Sus brazos están apoyados en el cabecero del sofá uno a cada lado de mi cabeza. Sus piernas atrapan con fuerza las mías. Sus ojos verdes se clavan en mí como nunca lo habían hecho y su respiración y la mía se funden en una sola. Sus labios están demasiado cerca de los míos como para dejarme reaccionar.

No sé cuánto tiempo estamos así podrían ser horas o milisegundos, no lo sé. De pronto, deja de aguantarme la mirada y sus ojos bajan a mis labios. Mierda, esto es lo que significa. Mi corazón está fuera de sí, y mi cabeza no piensa con claridad. No voy a dejar que esto pase, por más que me gustaría empotrarle contra la pared, sé que no está bien, somos amigos. Al fin consigo reaccionar, aunque no de la forma que me hubiera gustado. Le saco la lengua, y él se separa de mí y se hecha a reír.

-¿No habías dicho que tu ponías las cervezas? ¿Dónde está mi cerveza muyaya?

-Ya voy, ya voy pesado. -me levanto del sofá, al pasar por su lado le doy una patada, y voy a la nevera.

No sé qué coño ha pasado. No sé por qué he actuado así. Soy la que nunca tiembla ante un tío. La que lleva el ritmo donde y cuando quiere. En mi vida me había sentido tan absurda. Y tan absurdamente caliente, no voy a negarlo. Sus labios rozando los míos.... La verdad es que no sé qué coño ha pasado, pero no volverá a pasar. Soy Nora Aymamí. Soy la que no se enamora.

....................................................................................................................................................................................

Ahhh, estoy en hype por mi propia novela y parezco gilipollas. Pero esque en solo 2 o 3 capítulos va a pasar algo que llevo esperando mucho, y que le dará un giro radical a todo. Yo no digo mas. Solo que os prometí que no sería el típico amor a primera vista, va a tardar mucho hasta que entre estos dos pase algo. Pero tranquilos, habrá salseo, MUCHO SALSEO. Comentad que os parece porque me encanta leer opiniones enserio.

Besos, abrazos y ornitorrincos para todos.

-Pea.

Tu tan de Ron y yo tan de Vodka. [Rubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora