-Hola, mamá- Claire te mira asombrada, y no la culpas, estas ahí parado como si nada, mirando a la son las mejillas sonrojadas, con Arthur a un paso detrás de ti, mirando la escena en silencio.
-Ah... Alfred- Asientes, en reconocimiento, no muy seguro de que decir. - ¡Ah! - Ella parece salir del estupor. - ¡Traes a un amigo! -
-Buenas tardes. - Saluda Arthur, con una sonrisa amable.
-Buenas tardes, ehh- Notas la mirada nerviosa de tu madre, y sales de inmediato a intervenir.
-Mamá, te presento a Arthur Kirkland, es un amigo mío de la escuela. - Explicas de forma simplificada. - Arthur, te presento a mi mamá, Claire.- Arthur se para a tu lado, tomando la mano que ya le ofrecía tu madre.
-Mucho gusto, Señora. – Ella sonríe, encantada con el acento de Arthur.
-¡Oh, qué lindo eres, pareces un caballero!- Tu mirada se topa con la de Arthur, sus mejillas se sonrojan, tu sonríes mas fácilmente.- Pero pacen, ¿tiene sed?-Ella se aparta, tú no estás muy seguro, pero la mano de Arthur empujándote por la espalda te da ánimos de avanzar. Ambos entran y se dirigen a la sala siendo escoltados por tu madre, notas como Arthur mira curioso la casa, tu sigues caminando, hasta llegar a un sillón, donde te sientas y le haces una seña a Arthur para que haga lo mismo a tu lado. Claire elige el sillón individual, donde se sienta mirándolos ansiosa. Los casi cuatro meses de embarazo ya inician a notarse en ella. – Alfred, cielo, ¿puedes ir por las bebidas? Los pies me están matando. - Tú te levantas, indeciso de dejar solo a Arthur solo con tu madre, lo miras, buscando desaprobación o algo, pero el solo te obsequia una pequeña sonrisa ladea, por lo que asumes que estará bien. La cocina no esta tan lejos como para no escuchar su conversación tranquila sobre felicitaciones por el bebé y los achaques de su madre por eso mismo.
-Aquí están. - Le entregas a cada uno un vaso de cristal con agua de naranja, la charla entre Arthur y tu madre continua de forma tranquila. Hablan sobre los hermanos de Arthur y sobre la escuela. Arthur no parece incomodo, pero de vez en cuando te manda miradas para que inicies a hablar tú.
-¿Por qué mandaste a Joshua a la escuela?- Preguntas a quema ropa, interrumpiendo una anécdota de tu madre sobre unas compras.
-Yo no mande a Joshua a ninguna parte. - Sientes como la sangre te hierve en las venas, tu rostro se sonroja de recordar el momento.
-Sí, si lo hiciste, no me mientas. – Ella te sostiene la mirada, suspira a vuelve la vista a Arthur.
-¿Por qué no vas a ver la habitación de Alfred, cielo?- Arthur asiente, escucha con atención las instrucciones para llegar a ella que le da tu madre y, antes de irse, te da un apretón en el brazo que te recuerda que tienes su apoyo. –
-Ahora sí, Alfred, ¿Qué querías decirme?
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La vida de adolescente de Arthur Kirkland. Hetalia
FanficEmociones que suben y bajan como en una montaña rusa, un joven en la flor de su juventud con la actitud de mierda típica de un adolescente. Ese era exactamente Arthur Kirkland. Un chico mas en la "bendita" etapa de la adolescencia.