°

448 34 5
                                    


"Giovanni D' Medicci."

Camile se encontraba probando el vestido de compromiso que Claude había elegido especialmente para ella.

La ama de llaves estaba encantada con el resultado. Sin duda sería la mujer más hermosa de toda Francia.

-¡Es usted preciosa, Camile!

Chiara se llevó ambas manos al pecho, admirando la belleza de su señora.

- Es...un poco ajustado.

Camile se quejo del corsé, su figura no era mala, sin embargo, los estándares de belleza solicitaban una cintura fina. Chiara le indicó que el día de la boda debería usar un corsé el doble de ajustado.
Apenas pensar en ello palidecio.

- Chiara, no entiendo porque debo pasar por tal tortura.

La ama de llaves se acercó, con sonrisa maternal apartó uno de los mechones rubios de Camile.

-Solo será un día mi señora. Muestre su belleza al mundo.

Bajo consuelo de Chiara, Camile no se opuso más. Sólo sería un día, estaba convencida que así podría ganarse mayor favoritismo de los nobles.

...

Claude emprendió el regreso a París, su mente sólo tenía lugar para Camile y su compromiso. Con matrimonio en mano tendría seguro su puesto de juez, necesitaba dejar en claro algunos asuntos con su mujer. Iniciando por esa actitud rebelde que parecía salir de vez en cuando.

Su atención llegó a Alonzo, la actitud que solía tener a su asistente quizá no era la adecuada, talves Camile tenía un poco de razón.

-Alonzo.

Como era de esperar su asistente dio un salto apenas escuchar a su señor, miró con cautela en dirección a su llamado.

-¿Llamó usted mi señor?.

-Tengo entendido eres cercano al padre de mi esposa.

-L..Lo soy. ¿Necesita algo?

Apenas terminar la oración, su asistente se dio una bofetada mentalmente. Esperaba no haber ofendido al ministro al tratarlo como igual. Contrario a sus expectativas el ministro pasó por alto dicho atrevimiento.

-Alonzo, quisiera saber mas sobre los Medicci. Confió en que tu estrecha convivencia con el señor Giovanni tenga como fruto el conocimiento.

El ministro miró con atención a su sirviente,su mirada era tan profunda que fácilmente logró atar la garganta de alonzo a una soga, amenazando con tirar de ella si la respuesta no era correcta.

-Debo entender que tu silencio indica que estoy en lo correcto,siendo el caso. ¿Que sabes de la esposa de Giovanni?.

-L....a..La señora Hannah  abandono a Giovanni meses después del alumbramiento de la señorita Camile, se especula que fue a causa de un amorío con uno de los sirvientes, sin embargo; no existe información suficiente que pruebe dicho rumor.

Alonzo trataba de ser concreto con el ministro, la conversación giraba en torno a la familia Medicci y sus integrantes. Desde el joven pintor hasta las aficiones del señor Giovanni. Claude saciaría su sed de conocimiento y obtendría lo que buscaba.

...

-¡Leonardo!, date prisa muchacho.

Giovanni había decidido tomar un descanso en una taberna a orillas de Francia. Los hombres pronto llenaron la barra solicitando vino

Leonardo camino entre la masa varonil y violenta que se apresuraba a beber vino.  Esquivo un par de empujones hasta por fin llegar a uno de los rincones de la taberna. Eran un montón de brutos desenfrenados sedientos de vino y hambrientos de cerdo. Busco entre su bolso un pequeño cuaderno cuyo contenido no era otro que ciertos datos del palacio de justicia.

Evidentemente su pequeña intromisión tenía otro propósito además de molestar a su hermana. Estudio a detalle el pequeño informe de expediciones que Dominique le había entregado hace tiempo en sus breves recorridos por Francia. Recordaría hacer mención de esto a Camile más tarde.

Giovanni se acercó con una copa y un buen trozo de cerdo entre las manos.
Cerró el cuaderno de Leonardo y lo arrojó a un lado de la mesa.

-Deja de esconderte entre cuadernos muchacho, así no cortejarías ni a una de las yeguas.

Antes de que el pintor objetará como siempre lo hacía, Giovanni le hizo tragar el trozo de carne, claramente no partiría hasta que escuchará todas sus demandas y por que no, un par de amoríos juveniles.

-Escucha bien Leonardo, presta atención y mantén esa boca tuya cerrada.

Leonardo volteo la mirada con molestia, Giovanni tomo asiento y dió un gran sorbo a la copa de vino.

-Debes estar feliz de que tu hermana por fin asuma el compromiso de un matrimonio,y no esperaba menos . Está claro que está alianza beneficiará a ambas familias. Sin embargo, cómo el mayor de mis hijos, es tú obligación comprometerte con algún aliado potencial.

Para este punto sabía de sobra que sería el siguiente en la mira de este cupido italiano. Y dadas las tercas intenciones de engrandecer el estándar familiar seguro terminaría comprometido en un par de meses.

-He tomado cartas sobre el asunto, me complace anunciarte que el próximo mes..

O quizá menos tiempo, pensó para si mismo.

-Se llevará acabó el anuncio oficial de tu compromiso y casamiento.

Viejo Astuto, seguramente ya tenía planeado esto desde hace mucho tiempo, daba igual si él se pusiera o no, de todas formas terminaría atado a una relación arisca, ojalá su prometida no fuera alguien de carácter estruendoso y de inteligencia competente con una piedra.

-Asumo comprendes la importancia de crear cimientos que garanticen la continuidad del linaje, Leonardo espero grandes cosas de ustedes. Defraudarme no es una de ellas.

Eso último sonó más a una amenaza que a una charla alentadora, por la mirada de Giovanni podría jurar que el hombre no estaba para juegos, quería acciones y pronto. Se aseguraría de verlas concretadas sin importar el costó, después de todo, ¿que tan malo puede ser mancharse de carmín un poco de vez en cuando?.

A veces el viejo daba miedo de verdad.

LA CODICIA DEL MINISTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora