Richard

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Era difícil  asimilar todo  lo sucedido, sucedio en un abrir y cerrar de ojos, llegar a pensar que todo puede acabar en una caída es aterrador, lo insignificante que es la vida y lo rapido que puede desaparecer “No, aun a esa altura nadie podría morir de esa manera, alguien nos saboteo pero ¿Quién?”, demasiadas preguntas y no podía evitar pensarlo. Después me preocuparé por esos asuntos.

Ahora que querrá hablar conmigo el maestre, no pensara que pude haber sido yo, no tendría sentido, ¿qué ganaría yo?
Aunque el camerino del maestre fuera grande y modesto, sus estancias no eran cómodas, eran frías y ningún ser humano podría sentirse seguro en este lugar. Era una estancia rectangular tan grande que podría ser un pasillo, adornada con una pequeña estantería donde estaba las mejores obras del mundo, una pequeña biblioteca tan selecta y rara, un libro de cada lugar donde ha estado el circo, también había unas extrañas figuras de cera, una más rara que la anterior “Recuerdos” estaban perfectamente ubicados encima del escritorio más monstruoso y grande que había visto en la vida, lograba partir la habitación en dos y hacia ver al hombre que estaba detrás de él como un monarca en su despacho.

El escritorio estaba adornado con figuras extrañas, hombres, indios danzando alrededor de un sol y sobre ellos una águila que los atacaba, juntos todas las figuras contaban una historia pero no sabría decir de que trataba “hace frio”, pensé a pesar de llevar mi traje y chaqueta  y estar en otoño,  es extraño ya que la única cosa que calentaba la estancia era una vela tan gigante, negra “Cera de Dragón” “Nunca había visto una”, eran raras pero hermosas, estaban hechas con obsidiana moldeada, un proceso único que solo lograban dar los orientales, eran extremadamente caras y se oían rumores extraños que decían que si la mirabas fijamente un tiempo podías quedarte ciego de por vida pero antes tendrías una visión de las mil llamas del apocalipsis, una más hermosa que la anterior, fuego de todos los colores que anunciaban el fin de los tiempos pero solo eran rumores. Estaba sostenida por un cráneo humano “¡Joder! Realmente hace frio, no son mis malditos nervios”

—Relájate Gorrión, solo necesito un par de cosas de ti, si vas a la enfermería encontraras a tu amigo impactado pero no por la muerte de su hermano y sus restos, probablemente te estarás preguntado ¿cómo pudo morir de la caída una persona como él? ¿Cierto?—  a pesar que sus palabras tienen cierta frialdad dice la verdad o conoce de esta.

—No lo hizo, lo envenenaron, también intentaran atacar a su hermano, es obvio que Walder el pequeño era el escudo de su hermano, alguien más los saboteo pienso que fueron dos personas diferentes y con motivos distintos, tengo sospechas de su hermano pero no por el veneno, necesito que averigües ¿quién lo hizo? y ¿por qué?- “directo al grano pero no puedo evitar pensar que me oculta algo” pensó Richard.
-Pero… ¿por qué yo?— “realmente no creía ni una palabra de lo que decía o preferiría no creerlo, al mismo tiempo aterraba el nivel de conocimiento que tenía sobre el accidente… ¿Por qué lo sigo llamando accidente? Todo esto es demasiado para mí, desearía poder salir de todos estos problemas pero es inevitable” otra vez me encontraba vagando en mis pensamientos.

—Porque eran muy cercanos, eran tus compañeros después de todo y porque estoy muy ocupado con el Circo para atender conspiraciones y traiciones, cuídate Gorrión y no confíes en nadie, ahora largo—
—Ahhh una última cosa, espero que le des una cálida bienvenida a la novata—  “podía leer las palabras detrás de ellas, no confíes en la nueva pero ¿Por qué? Si la asigno con nosotros no era por ser talentosa sino para que la vigiláramos” pensé pero todo esto era demasiado abrumador y solo lograba darme dolores de cabeza.

Salí y me dirigí a la enfermería de inmediato pero no pude evitar  navegar en mis pensamientos ¿Quién quería muerto a los Walder?, ¿Por qué?, ¿Quién ganaría algo con su muerte? Pero…. Si alguien ya había envenado  a Walder el pequeño ¿Por qué cortarían la cuerda?.... ¿Querían que pareciera un accidente?…no, fueron dos personas distintas…era demasiado en que pensar y poco tiempo para hacerlo además tenía que consolar a mi amigo.

Al llegar había empezado anochecer, tenía que comprobar que tan ciertas eran las palabras del maestre, al entrar lo primero que sentí fue un hedor tan fuerte, repugnante, “Huele a muerte, no esta vez es diferente a esa última vez que vi un cadáver, un hedor a descomposición como si llevara muerto días”   el olor podía hacerte llorar, revolverte el estómago aunque no había cenado sentí que lo devolvía, me acorde que solo había desayunado y sentía los huevos y la tostada devolverse.

Los restos de Walder estaban sobre la mesa, sus piernas estaban destrozadas y no se lograron recuperar todas las partes pues después de todo era una muy persona muy grande “es increíble pensar que esto era una persona hace unos minutos”, el Doc. Había manoseado sus partes dentro de él, llevaba una bata de carnicero y estaba  empapado en sangre de pies a cabeza, a su lado estaba su hermano, pero no parecía angustiado, ni triste ni molesto, solo había miedo en él y una soledad muy peculiar, sus ojos hermosos ojos rojos parecían haberse tornado de otro color, un blanco gélido como la escarcha y parecía notablemente más pálido, era curioso por el contraste de su atuendo de trapecista color rojo sangre con incrustaciones de un amarillo chillón “el traje parece más vivo que él”, era el único pensamiento lógico.

—Valk, Richard nos permitirían, necesitare hablar a solas con Walder— las palabras del Doc. Parecían normales pero en un trasfondo de su voz eran inquietantes.

El circo del solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora