05 | Sanyangkkun

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Seungmin se tomaba en serio su labor de protector, decidió Jisung luego de convivir con este por una semana.

El pequeño niño de mejillas siempre rosas buscaba en su mochila todos los días los deberes que sabía que Minho le daba para que realizara, luego se sentaba al lado de su pupitre y se ponía a realizarlos, Jisung esperaba que al revisarlos todos estuvieran mal, Seungmin nunca prestaba atención a clases y esos deberes eran de ciclos mayores, ciertamente Kim no podría, Jisung creía casi firmemente que no tendría el intelecto necesario. 

Pero la cuestión fue esa. Que si lo tenía. 

— No es posible — recitó Jisung en voz baja por milésima vez. Seungmin a su lado sonrió orgulloso y luego empezó a dibujar plantas con caras extrañas en su propia libreta. —. No-

— Jisung, ¿vas a repetir lo mismo hasta que acabe el recreo? 

El bullicio a su alrededor parecía volver a tomar foco en su atención, lo que le recordó que estaban en la capilla que daba al patio, ambos sentados, esperando a Minho para darle los deberes que Jisung sostenía como si fueran un sueño. 

Han quiso responderle al menor, sin embargo toda oración murió en cuanto pudo reconocer a Minho acercándose a ambos con una sonrisa a medias y las manos en los bolsillos, aparentemente relajado. 

Jisung se paró una vez que lo tuvo al frente y extendió sus manos, brindándole al mayor el cuaderno que sostenía. Su acción hizo que Minho se mostrara curioso y no se privó de cuestionar. — Estás siendo puntual y obediente — señaló de primera, extendiendo su mano y tomando el brazo izquierdo de Jisung, alertando a su paso a Seungmin que permanecía en silencio. —. ¿Buscas tiempo para esas heridas?

— Está tardando un poco en cicatrizar. — respondió Jisung con las mejillas rojas, rogando en su interior porque Seungmin no se acerque y arruine las cosas, había descubierto que Minho se ponía juguetón cuando Seungmin interfería, lo que no significaba algo bueno precisamente. 

Minho asintió sin dejar su sonrisa y luego tomó por fin el cuaderno, le dió una hojeada rápida y asintió conforme antes de golpear ligeramente la cabeza de Jisung con el cuaderno haciendo que Jisung se quejara con un fingido enfado. 

— ¡Basta de eso! — renegó Jisung con un puchero.

Minho carcajeó cortamente antes de parar los golpecitos. — ¿Ves que nada te pasará mientras obedezcas? 

Jisung lo miró, simplemente, con los ojos abiertos en expectación y algo más, lo vio despedirse y alejarse balanceando el cuaderno, relajado. Y su mente se hizo un nudo, sus pensamientos y emociones, de pronto estuvo asustado y confundido, de pronto sentía que algo no iba bien, que algo no estaba, que algo le faltaba. 

O tal vez que ya lo tenía todo en su lugar y su momento. 

De pronto tuvo a Seungmin frente a él, observándolo, con el ceño fruncido, con una mano en su brazo, lastimado. 

— Si no supiera lo que él te hizo — la herida en su brazo de pronto ardió, como si estuviera tratando de llamar su atención. —, creería que es tu amigo — Jisung quitó su brazo como si el toque de Seungmin quemara y lo observó con consternación, negando casi imperceptiblemente. Entonces la expresión del menor se relajó y suspiró. —. Vamos, tu camisa tiene una pequeña mancha roja, creo que tu herida se abrió, tengo curitas de gatitos en mi mochila. 

— Son lindos — comentó Jisung de repente, cuando ambos estuvieron en el salón y el menor le colocara las curitas en las pequeñas franjas de su brazo. —. Los gatitos. — señaló. 

— ¿Que pasa Ji? 

— No. . . — Jisung pareció pensarlo un rato, una mueca se mostró en su rostro para después negar lentamente con la cabeza. — No es nada, ¿quieres ir esta tarde a mi casa? Mamá me compró una nueva película.

Sadistic Game || h.h & k.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora