Existen mañanas, tan heladas, en donde ni los abrigos gruesos y grandes y los guantes de algodón y el doble pantalón pueden apaciguarlo. Cuando las ventanas están empañadas pero no hay lluvia, aunque diera la sensación de que llegaría, cuando el viento es fuerte y te hace encogerte.
Cuando estando en el colegio todas las aulas están cerradas, ventanas igual, cuando en los pasillos no pasa ni un alma, todos buscando una multitud donde estar y resguardarse con el poco calor que consiguen juntos.
Al pequeño Seungmin le gusta tanto como lo incomoda. Sabe que pueda estar cerca de otras personas y no incomodará porque todos están buscando calor y compañía, algo que los haga sentir cálido, así que está feliz porque puede juntar su pupitre con el de Jisung y abrazarlo y el chico no dirá nada y se acercará aún más a él en silencio, y se tomarán las manos mientras miran a la profesora explicando entre temblores un tema de lenguaje.
Pero ahora está incómodo, porque perdió ese calor, porque la profesora necesitaba que llevara las fábulas que habían tomado prestadas de vuelta a la biblioteca y ahí estaba él, caminando hacia ese lugar, con los dientes apretados y las dos manos ocupadas sosteniendo la pila, caminando lo más rápido que podía para poder volver al aula y era lo único que se movía en esos pasillos, sus pasos siendo lo único que se escuchaba.
Cuando llegó a la biblioteca no se sorprendió no ver a la señora Choi con sus abrigos pesados incluso en el calor y sus lentes de sol para que nadie notara cuando estaba durmiendo, nadie en su sano juicio estaría en un lugar tan abierto con este clima, las ventanas y puertas de la biblioteca siempre tenían que estar abiertas para la iluminación del lugar. No prestó mucha atención a eso, lo registró como recordatorio de que incluso la señora Choi no era inmune a este frío incluso con toda la ropa que siempre llevaba encima, aunque pudo haber sido una buena compañía, empezaba a sentirse ansioso por estar solo en un lugar tan grande.
Centrándose en su tarea de dejar las fábulas en su lugar buscó en el mapa la clasificación de los pasillos para cada estante, sabía que había uno específico para el tipo de libros que llevaba por lo que luego de encontrarlo dibujado en el mapa como el número seis se dirigió hasta ahí con prisa.
Sin embargo cuando estuvo en la entrada del pasillo su andar se detuvo abruptamente. Sus ojos abiertos con sorpresa y tal vez algo de miedo se centraron en la figura sentada en forma de indio al final del pasillo, donde la luz apenas lo iluminaba, y era aterrador, tal vez el clima o lo que sabía, pero lo sentía.
No quería estar ahí.
Creyó que la segunda persona en el lugar no lo había notado, pues no se movía y su cabeza no miraba en su dirección si no que estaba enfocada en el libro que sostenía en sus manos, uno que sabía no pertenecía a ese pasillo pues la tapa azul oscuro no era similar ni por accidente con todas las portadas de colores que se encontraban en los estantes.
Creyó que iba a estar bien mientras se moviera sin hacer ruido, así que eso hizo.
Guardó uno por uno y con una lentitud y precisión tan impecable que se sorprendía de si mismo por sus finos movimientos. Aunque el hecho de que no hubiera ningún ruido lo aliviaba tanto como lo asustaba, una parte aterrada de él creía que si giraba un poco hacia la dirección donde sabía estaba la otra persona esta aparecería frente a él en un segundo.
En cuanto terminó ya estaba cantando victoria. Solo tenía que doblar el estante y estaría fuera de su alcance y podría volver al salón y pegarse de nuevo a Jisung, como una garrapata, una garrapata que ya no estaba temblando de frío si no de ansias.
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Sadistic Game || h.h & k.s
Fiksi Penggemar玩 | Puedo ver en sus ojos el gran terror que puedo infundir y no quiero compartirlo, le gusta mi atención, es mi tortura, aquel terror es mío, solo para mí. La locura no estaba en el acto, si no en los protagonistas que la interpretaban. ➳ Hyunmin ➳...