Parte única

120 20 3
                                    

El color gris del cielo nunca era preludio de algo bueno, y lo supo instantáneamente desde que pisó la entrada de su casa y la vista del exterior le presentó un panorama totalmente diferente a los rayos del sol que lo despertaron en la mañana.

Pero lo que más le inquietaba eran los motivos poco naturales del clima, y él más que nadie podía tener una idea ello. Años de entrenamiento viviendo con ese tipo de lluvia para poder distinguir de buenas a primeras cuando una tormenta era de origen natural y cuando se trataba de algo más.

Hasta el olor a humedad era diferente en ambos casos.

Aceleró su llegada al gremio para en su primer vistazo comprobar la certeza de sus sospechas, el grupo del escandaloso Salamander no estaba protagonizando destrozos en el lugar y su ausencia se asumía por ese simple hecho. Lo raro en este caso era no encontrar a la persona culpable del terrible clima en su acostumbrado rincón rodeada de un aura oscura o convirtiendo el interior del gremio en un mar literal de lágrimas.

Frunció el ceño ante el detalle fuera de lugar. Era su pequeña rutina llegar con ella y simplemente decirle que estaba siendo ruidosa, invitarla a una misión y alejarla de su deprimente estado de ánimo hasta que dicho mago de hielo se dignara a regresar y volver a poner una sonrisa en la cara de la maga.

-Mirajane ¿sabes dónde está Juvia?- preguntó apoyándose en la barra y recibiendo como respuesta una sonrisa amable de la albina y un asentimiento de cabeza.

-Estuvo aquí hace media hora con una caja pero apenas se enteró que Gray salió de misión esta mañana se fue por la puerta de atrás, tal vez esté en el parque.

Asintió asimilando la información y tomó el mismo recorrido indicado, comprobando al salir que las primeras gotas de agua empezaban a bañar el exterior. Avanzó el camino hacia el parque vislumbrando a la distancia la figura azulada sentada en una banca en medio del recinto ya totalmente mojada por la lluvia, la visión le hizo chasquear la lengua.

-Oye mujer de la lluvia, te estás empapando- le señaló apenas estuvo frente a ella intentando inútilmente que levantara la mirada-. Te vas a resfriar y al idiota de hielo no le va a gustar verte mocosa y con ojeras.

Se sobresaltó ligeramente y muy lentamente levantó la cabeza enfocando su atención a medias en su compañero. Gajeel la miró expectante esperando que la peliazul dijera algo para responder a su provocación y volver a su dinámica normal pero solo encontró un vacío extraño en sus ojos, se percató entonces de la pequeña caja blanca sobre el regazo de la chica a la que se aferraba débilmente.

-Gajeel-kun.

Su nombre salió de los labios de sus compañera acompañado de varios sollozos y el acostumbrado escándalo explicándole a medias cómo su Gray-sama la había vuelto a abandonar para ir a una misión sin decirle nada. Él solo se sentó a su lado escuchando con fingido desinterés las quejas de la chica, porque estaba lloviendo y eso no era una buena señal aunque el drama de la maga por encima se pudiera escuchar como cualquier otra ocasión donde solo estaba exagerando.

-Siempre se va sin avisarte ¿qué es diferente esta vez?- agregó el dragon slayer cortando el monólogo de la peliazul con poca delicadeza ocasionando que el semblante de esta cambiara un poco a uno melancólico. Porque claro que él se daría cuenta que había algo diferente.

-Él lo olvidó- susurró apenas clavando su vista en la caja que aún tenía sobre ella-. Juvia le dijo ayer que le daría una sorpresa por su aniversario.

El moreno frunció el ceño confuso, no se creía que todo se debiera a uno de los aniversarios que siempre creía Juvia que existían pero estaban exagerados. Porque a pesar de que todos a su alrededor supieran que entre esos dos habían sentimientos más que claros, en realidad después de tanto tiempo el mago de hielo aún no se animaba a hacer una declaración formal y terminar de una vez con toda la incertidumbre que le quedaba a ella.

Canción de lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora