Capítulo 40

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ONESHOT "EL MISMO DE AYER" DISPONIBLE EN MI PERFIL (HOT) - ÚLTIMO CAPÍTULO.

____________ POV.

"Aquel hombre no solamente había capturado toda mi atención desde el día en que lo ví mirarme por primera vez, sino también me capturó a mí.

A mi persona.
A mi mente.

Cuando lo ví entrar al club con aquella típica camisa color blanca, y pantalón color ceniza, sentí como si alguien hubiese paralizado mi mundo en esos precisos segundos.

Al parecer, también capturé algo en él.
No solamente fue su miembro, como habitualmente solía pasar con otros chicos que entraban al club.
Sino también su corazón.

Lo cuál me sorprendió bastante, para ser honesta ya que fue y es un hombre mucho mayor a mí, por ¿30 años?

No lo recuerdo.
No suelo ser buena en fechas.
Y tampoco podía concentrarme en sus palabras al estar con él.

Lo único que recuerdo y sé que siempre recordaré, es que aquella noche en aquel club en donde lo ví por primera vez, cuando el humo producido por el tabaco del ambiente desapareció de mi cabeza, y la cantidad de alcohol que tenía en el cuerpo se redujeron en mí, pude verlo a mi lado, en la cama de aquel lugar tan elegante, del cual jamás había oído.

Y al analizar su rostro.
Me encontré con alguien que jamás esperé encontrarme, estando en mis cinco sentidos.

El director de mi institución educativa.

No pasaron muchos minutos para que despertara. Él sabía quien era desde que entró a aquel club, y aún así decidió pagar una buena cantidad de dinero para tenerme debajo de él en una habitación.

No sabía que hacer al verlo en ese estado, consciente y exigiendome otra ronda de sexo por lo que había pagado.

Tomé mis cosas y estaba a punto de retirarme de aquel lujoso lugar, hasta que me cautivó con aquel precioso pedazo de plástico, y junto con ella, todos mis problemas resueltos.

Una tarjeta de débito negra. Con la cuenta activa.
Solo suelen darle ese tipo de tarjetas a personas que poseen miles de riquezas impensables. Siempre había soñado con una de esas para poder mantener a mi abuela, quien estaba enferma.

Y lo que pasó, era de esperarse.
Me acosté con él a cambio de aquella preciosa tarjeta, la cual hasta el día de hoy conservo con miles de dólares disponibles, solo para mí.

Una acostada se volvieron dos, tres... hasta que perdí la cuenta. No solía sentirme culpable al verlo mientras follabamos, me había olvidado de la escuela desde hace mucho tiempo, no asistí por mucho tiempo, y me daba grandes lujos, siendo la envidia de muchísimas chicas en aquel club donde seguía bailando.

Porque obviamente quería tener más dinero para cuando aquel viejo se muriera.

Mis problemas se resolvieron, como si estuviese en una película de Hollywood, pagué cada centavo de las deudas que tenía, y pude mantener a mi abuela de la mejor manera, con las mejores comidas y regalos.

Ella no solía estar de acuerdo con la clase de vida que llevaba en aquel tiempo. Pero no le hacía caso, ya que, no estaba dispuesta al tirar todo el dinero que tenía solo por sus palabras.

Con el paso del tiempo, seguí viéndome con Edward Brown, admito que en todo este tiempo, comencé a sentir cariño por él gescias a aquellos presentes caros y ropa de diseñador con nombres imposibles de pronunciar. Pero robó mi corazón, cuando me entregó las llaves de su departamento en Las Vegas.

Ángel negro | Ross Lynch Donde viven las historias. Descúbrelo ahora