El día siguiente fue dificil para Gabriel. Al levantarse la cabeza lo estaba matando, efectos de la resaca. Se despertó en una cama que reconoció no era de él. ¿Donde estaba?. No recordaba como había llegado a ese lugar. Como pudo se sentó en la cama. Miró hacia un lado, en el piso sobre un colchón se encontraban Franco y Albert. Un flash de el vomitando mientras Ángela le sostenía el cabello llegó a su mente. Estaba en casa de Ángela.
Se levantó tratando de hacer el menor ruido posible. No quería levantar a sus amigos. Salió a un pasillo, lo recorrió buscando el baño. No le importó recorrer la casa solo en boxers.
-Madrugador -escuchó decir al cruzar una puerta. Gabriel se detuvo y giró hacia ella. Era el cuarto de Ángela.
-¿El baño? -preguntó.
-La puerta de al lado -dijo Ángela. Gabriel asintió.
El chico entró al baño a hacer sus necesidades. Se lavó la cara y se miró al espejo. Parecía que un camión le había pasado por arriba. Como pudo se acomodó el pelo, ya era momento de cortarlo. Alguien tocó la puerta. Luego se abrió y entro una mano que sostenía una remera y un pantalón corto.
-Son de mi papa -dijo Ángela. -Es lo más chico que encontré, espero te quede -.
-¿Qué le paso a mi ropa? -preguntó Gabriel.
-Estaba un asco. Recién la puse a lavar -dijo la chica. -¿Querés comer algo? -preguntó.
Gabriel se golpeó la barriga, si tenía hambre. Tomó la ropa que Ángela le tendía y le contestó que sí tenía hambre. La chica dijo que lo esperaría en la cocina para desayunar. Gabriel se vistió, la remera era varios talles más grande que el que acostumbraba usar, por suerte el pantalón si le quedaba algo bien. Salió del baño y se dirigió a la cocina. Allí Ángela estaba preparando café. Sobre la mesada había un sobrecito de Alikal junto a un vaso de agua. Cuando la chica vió a Gabriel se las ofreció.
-Tomá. Para que te pase el dolor de cabeza -dijo la chica.
-Gracias -dijo Gabriel.
-¿Cómo estas? -preguntó Ángela con una mirada preocupada. La chica tuvo miedo de preguntar pero necesitaba saber como estaba su amigo.
-No quiero hablar ahora -dijo Gabriel. Se sentó en una de las sillas del desayunador. Ángela asintió, no iba a insistir en hablar de algo que el chico no quería.
Ángela puso unas rebanadas de pan en la tostadora, buscó en la heladera queso crema y mermelada. Sirvió el café en dos tazas y las colocó en el desayunador.
-¿Leche? -preguntó la chica. Gabriel asintió. La chica buscó de la heladera una botella de leche y se la dio al chico.
En silencio comenzaron a desayunar. Gabriel evitaba el contacto visual. Ángela lo miraba preocupada. La chica se sentía dividida, por un lado entendía perfectamente la actitud de Renato y por otro veía el arrepentimiento de Gabriel reflejado en sus ojos. Al principio no sabía quien era cada uno en la vida del otro, pero Gastón se encargo de ponerla al tanto. De alguna manera quería ayudar a sus dos amigos pero parecía que ayudar a uno significaba darle la espalda al otro y eso, era algo que la chica no deseaba. Mientras terminaban de desayunar, Ángela extendió su mano hacia la de Gabriel para acariciarla. Le regaló una sonrisa al chico, este intentó dar la mejor sonrisa que su estado de animo le permitió. Pronto aparecieron los demás, los tres tenían el pelo revuelto.
-¿Por qué hacen tanto ruido tan temprano? -se quejó Franco.
-Ya son las 11. No se bancan la gira -dijo Ángela.
-Bueno yo tengo un hambre. ¿Hay algo? -dijo Pepo. -Permiso -dijo abriendo la heladera.
-La confianza -dijo Franco.
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I knew you were trouble
FanficEn el último tiempo Renato ha vivido una montaña rusa de emociones, desde el descubrimiento del primer amor, pasando por infidelidades, ruptura e incluso la humillación pública. Todas esas experiencias han llevado a que el chico, que de por sí ya er...