**2do Mini especial 1827**

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Holi, holi. Les traigo el último mini especial de nuestra pareja favorita jaja Bueno espero que les guste y nos vemos pronto en una próxima actu! 


Hace 10 años en la Mansión Vongola

-Hibari-san, Tsuna quiere estar a su lado –dijo el castaño con lágrimas en sus ojos-

-Jamás podría estar con un herbívoro tan inútil y llorón como tú-dijo empujándolo y yéndose del lugar-

Tsuna se había ido con Reborn a Japón y Hibari se quedó en Italia, sus familiares le habían reprendido por la forma en la que había actuado con el niño pero Kyoya no se inmutó aunque le castigaron aquella vez, pero en el fondo se sintió un poco culpable al ver las lágrimas de Tsuna cuando le gritó de esa forma. Aún así él tenía la culpa, aquel mocoso lo perseguía día y noche hasta el punto de atormentarlo y con su personalidad de poca paciencia ese día había estallado con el niño. Pensó en disculparse para cuando quiso hacerlo Sawada Tsunayoshi yacía en un avión rumbo a Japón con el mejor hitman del mundo.

-Ya qué –murmuró desde el balcón de su mansión mirando hacia el cielo fugazmente pensando en Sawada y sus muchas sonrisas- Esto es de herbívoros-dijo finalmente antes de entrar a su cuarto olvidando todo aquello relacionado con el niño-

**********

El tiempo no pasaba en vano, Hibari seguía creciendo convirtiéndose en un elegante, fuerte y maravilloso muchacho digno sucesor de su familia. Con quince años tenía a toda la Academia de Mafiosos bajo su mando, ya que él impartía la disciplina en dicho lugar con su fiel ayudante Kusakabe Tetsuya.

También había conocido al torpe pero amable Cavallone Dino que no se despegaba de él, era una de sus pocas amistades que podía tolerar, siempre y cuando no se pusiese pesado hablándole de su desgracia amorosa con un bello pelirrojo al que había abandonado hace unos años sin saber su nombre.

-¡Kyoya! –entró enérgico como siempre el rubio recibiendo solo una mirada fría de parte de Hibari-

-Cavallone, deja de hacer escándalo. Estoy revisando unos informes –le respondió concentrado el Presidente del Comité Disciplinario-

-¡Vamos a entrenar! –le dijo con una sonrisa-

-¿Estás dispuesto a perder nuevamente? –le devolvió la sonrisa dejando su papeleo y encargándoselo a Kusakabe- Vamos entonces

Ambos jóvenes salieron de la escuela dirigiéndose al dojo que tenía Hibari instalado en su mansión además de completamente adaptado para luchas con flamas y todo lo que quisiesen. Los dos muchachos tomaron posiciones defensivas, entonces empezaron a atacarse con patadas, Kyoya con sus amadas tonfas y Dino con su látigo. Ambas armas también impregnadas de la llama de sus dueños, un choque espectacular entre el color naranja y el morado, haciendo temblar la estructura donde se hallaban. Finalmente, el entrenamiento quedó en empate, Kyoya pronto le tiró una botella de agua a Dino quien con una sonrisa la recibió.

-Oye escuché en la escuela que estás comprometido ¿es cierto? –dijo con la voz entrecortada, aún así dejando entre ver su curiosidad-

-Sí, para mi desgracia –respondió un poco enfadado ya que últimamente todos le recordaban ese pequeño gran detalle de su vida-

-¿Es cierto que este niño es tu prometido? –rápidamente corrió hasta su mochila sacando una foto de una revista donde aparecía Tsuna con su familia-

El pelinegro se aproximó para observar mejor la fotografía y de inmediato vio al pequeño herbívoro para variar muy tímido con su familia, aquella foto había sido tomada recientemente cuando sus padres fueron a visitarle y quisieron intentar que volviese a Italia, pero el niño se había negado rotundamente.

Nuestro complicado y loco amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora