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Capítulo 2: Las Puertas del Inframundo

Ya está todo listo.

El calor que emana el cráter es insoportable, pero de todos modos, no estaremos en este mundo por mucho tiempo.

Mikkel, con sus manos parece formar una especie de pentagrama de cinco puntas con algo similar a la sal. Su extensión es bastante grande que cabríamos los tres allí.

Éstos hombres son seres muy poderosos dentro de la escala jerárquica de los Mercenarios de Hel, se dice que sólo hay cinco de ellos en la organización y todos ellos tienen la habilidad de transportar tanto objetos como seres vivos a otros mundos. Se rumorea que éstos hombres han recorrido tierras lejanas y han aprendido habilidades que están fuera de la compresión humana.

Aunque no lo parezca, los Mercenarios de Hel son una organización extremadamente jerárquica que funciona en la clandestinidad, se dice que están formados por una centena de hombres que ofrecen sus servicios a distintos Reinos del continente. El nivel de hermetismo con que funcionan es un misterio para muchos.

Sólo a un puñado de personas se las ha permitido realizar las pruebas para enlistarse en sus filas. Tuve que trabajar muy duro para dar con ellos, pero por suerte ya sabía donde dirigirme.

Agder, el antiguo hogar de Papá requería con frecuencia los servicios de los mercenarios. Después que me marché del Bosque Encantado, tan solo tuve que esperar a los alrededores del Reino hasta dar con ellos.

Fueron ocho meses muy duros en los que pasé frío y hambre con tal de no perderles el rastro.

— Ya está todo listo, pueden recostarse — Nos señala Mikkel el pentagrama.

Los tres nos recostamos en el suelo con nuestro equipaje donde las piedras queman debido a la cercanía con el volcán.

Antes de convertirse en un mercenario, todos los aprendices deben realizar un viaje al Inframundo de Helheim, el mundo de los muertos y recibir la bendición de la Diosa Hela que abrirá un portal para que sus elegidos regresen a su mundo y puedan cumplir con su deber. Cuenta la leyenda, que todo comenzó cuando un grupo de sacerdotes realizaron su primer viaje al Inframundo con el objetivo de ofrecer su alma a la Diosa Hela. Ellos prometieron servir a la muerte y formar a los mejores soldados para enviar a los peores hombres a ella para ser juzgados en ese mundo. Las historias cuentan que todos quienes son bendecidos por Hela, tendrán un lugar digno en su Reino al morir, sus culpas serán absueltos y podrán esperar pacientemente hasta que el fín del mundo, o Ragnarok, comience para servirle nuevamente en la batalla final.

Me siento sorprendida y con algo de miedo al vivir  en carne propia el poder de éstos sacerdotes.

Cierro los ojos y respiro profundamente para tratar de calmar el fuerte latido de mi corazón.

— Relájense, solamente sentirán un leve cosquilleo en sus piernas. Respiren los vapores del volcán y en menos de un minuto estarán del otro lado. Escuchen atentamente mis instrucciones(…)

Inhalo profundamente los vapores tal como Mikkel me lo ordenó.

Me siento algo mareada, no debí hacerlo con tanta energía.

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— ¡Ah! — Exclamo y me levanto abruptamente.

Me siento un poco mareada, pero aún así mis ojos no pueden evitar asombrarse ante tal vista.

Finamente, llegamos a Helheim.

Tal como cuentan las historias, es un lugar siniestro, cubierto por nubes oscuras que cubren los cielos, una fina niebla de color esmeralda y montañas cubiertas de témpanos a nuestro alrededor.