— ¿De verdad, Lisa? — refunfuñé sentándome sobre su cama con los brazos cruzados.
Habían pasado ya casi tres semanas desde aquella tarde en la que había ido a buscarme a mi casa y habíamos arreglado las cosas. Continuaba yendo a su casa por las tardes para ayudarle. Antes, lo único que hacíamos era practicar, practicar y practicar... Ahora, pasábamos gran parte del tiempo charlando de cosas sin importancia y bromeando, e incluso peleando en ocasiones.
Aquella tarde habíamos terminado de ordenar su ropa por colores en las repisas. Así sería más sencillo para ella elegir su ropa y vestirse sola. Sabía dónde estaban sus playeras y cuál era el orden de colores en el que estaban acomodadas; sabía dónde se encontraban sus vaqueros y los estilos, igual que sus sudaderas y chaquetas.
Me daba mucho gusto verla más animada y menos irritable. Era insoportablemente infantil, se la pasaba jugándome bromas en doble sentido, molestándome, haciéndome enojar y ruborizándome. Era sin duda, insoportablemente encantadora, juguetona, coqueta, simple, bromista, tenia un carácter del demonio, pero había algo en ella que la hacía la persona más agradable con la que había tratado en mucho tiempo.
— ¿Qué? solo digo que... no puede haber amor sin atracción. — añadió recontándose, apoyando la cabeza en la muñeca, muy al estilo "Cleopatra".
— ¡Claro que existe amor sin atracción física! Que a ti nunca te haya pasado es asunto tuyo. — argumenté.
— ¿A ti te ha pasado? — inquirió alzando las cejas con superioridad.
Me ruboricé por completo. Por supuesto que no me había pasado. En realidad, mi experiencia en el amor era casi nula. Había tenido una relación tóxica en la secundaria, pero no había pasado de un mes, y un noviazgo de seis meses con un chico en la preparatoria.
— ¡Sí! — mentí.
Lisa se soltó a reír a carcajada abierta mientras se revolcaba en el colchón de su cama.
— ¡No te rías! — dije golpeándola en su cara con la almohada.
Ella se sentó de golpe y preguntó — ¿Qué se siente besar a una persona que no te gusta físicamente?
— Cierra la boca, Manoban. — mascullé agradeciendo que no podía ver el rubor de mis mejillas y entonces, se me ocurrió algo. — ¿Qué pasaría si conocieras ahora mismo a una persona que te gusta emocionalmente? Imagina que es... la mujer de tus sueños, sentimentalmente hablando, claro... ¿cómo sabrías si te atrae físicamente si no puedes verla?
Lisa entornó los ojos sin mirar a ningún lado. — El cuerpo es muy sabio. No sentiría atracción física por ella si no hubiera algo que me gustara de su físico, ya sea su aroma, su voz, la suavidad de su cabello o piel...
— ¡Eres imposible! — bufé rodando los ojos al cielo.
— ¡Bien, bien! ¡Lo admito! ¡Existe amor sin atracción física! ¿Contenta? — soltó alzando las manos como si la estuviera amenazando con una pistola.
Sonreí triunfal mientras me ponía de pie.
— Me voy. — anuncié. ¿Había sido mi imaginación o Lisa acababa de hacer una mueca de disgusto? Fruncí el ceño.
— ¿Tan pronto? — preguntó.
— Saldré con unos compañeros de la universidad a un café — dije sonriendo — ¿Quieres venir?
Una mueca de inseguridad se dibujó en su rostro y negó con la cabeza.
— Gracias, pero no.
— ¿Por qué no? — dije. La decepción se filtró en el tono de mi voz.
— Solo... — dijo encogiéndose de hombros — no.
Me senté sobre la cama nuevamente y supliqué — ¡Por favor vamos! ¡Será divertido!
— No, Rosé. No quiero salir. No quiero que la gente me vea así. — dijo. De pronto lucía tensa.
El corazón se me estrujó en el pecho y murmuré — Me encantaría que fueras conmigo.
Ella alzó la vista sorprendida y pude ver la duda en su mirada vacía.
— Por favor... — supliqué.
Ella negó con la cabeza con expresión dudosa y suspiró. — No — dijo. Pude sentir inseguridad en su voz y me aferré a ella.
— Lisa, solo hoy..., si no te siente cómoda, está bien. No volveré a invitarte si así sucede.
Se mordió el labio y, tras unos segundos dijo. — Está bien.
Sonreí radiante y, sin siquiera pensarlo, fundí mis labios en su mejilla como un beso de agradecimiento. Cuando me di cuenta de lo que acababa de hacer, me separé al instante y el silencio se extendió entre nosotras. El corazón me latía a una velocidad que no podía ser humana. Mi pecho subía y bajaba con mi respiración agitada y nerviosa, mientras que ella parecía querer decir algo.
— T-Te veo en la noche. — tartamudeé.
Lisa asintió lentamente y dijo — ¿Dónde será?
Golpeé mi cabeza con la palma de mi mano al recordar que no le había dicho el lugar.
— Se llama "Rendez Vous". Está por el centro. Estaremos allá a las ocho, musité.
Ella asintió y sonrió diciendo — Allí estaré.
Sin decir una palabra más, salí precipitadamente de la habitación.
El corazón me golpeaba el pecho con tanta fuerza que podía sentir cómo dolían mis costillas. Mis manos temblaban de una forma desconocida y mis pensamientos se centraban en mis labios sobre la mejilla cálida de Lisa.
Me obligué a mí misma a olvidar el incidente y despedirme de Dara con naturalidad. Ni siquiera la música estruendosa de mi reproductor fue capaz de calmar los pensamientos que me asaltaban. Aquellos en los cuales mis labios se fundían en la mejilla de ella.
Por primera vez, dudé de mi capacidad de estar a su alrededor sin sentir que el mundo se me venía encima. Esa noche sería un verdadero castigo.
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Though I can't see you (Chaelisa G!P Adaptación)
FanfictionDespués de aquel accidente automovilístico, Lalisa Manoban, había pasado de ser una chica fuerte, altanera, arrogante y decidida, a ser una pobre diabla enfadada con el mundo. Una chica huraña y solitaria, que parecía que lo único que quería hacer e...