Capítulo 7

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Apenas han dormido en toda la noche. Sus pensamientos no les han dejado. Ha sido una noche totalmente diferente a las que Beckett está acostumbrada. Si todas las noches se duerme abrazada a él, esta vez ha tenido que dejar una separación, como si durmiera con un extraño.

Cuando Castle se despierta se encuentra con el lado de Kate vacio. Se habrá ido a trabajar, piensa. Se queda unos minutos sentado en la cama pensando que va a hacer para ocupar la mañana. Seguro que me habrá dejado una nota con las cosas que tengo que hacer, se dice a sí mismo. Asique decide levantarse y vestirse para empezar cuanto antes con las tareas de la nota. Se dirige primero al baño y cuando abre la puerta se encuentra con Kate cambiándose y desnuda de cintura para arriba.

-Lo siento, perdona- baja la cabeza, avergonzado. –Creía que no estabas.

Kate ha sido rápida y cuando le ha visto entrar ha cogido el sujetador y se ha puesto de espaldas a él.

-Tranquilo Castle- dice abrochándoselo y dándose la vuelta. –No hay nada que no hayas visto antes.

Castle no puede evitar levantar la mirada y mirar de reojo. Para su sorpresa, sus ojos no se fijan en los pechos de Beckett sino en una pequeña cicatriz circular que tiene en el centro del escote. Se queda intrigado, preguntándose cómo se la habrá hecho. Beckett sale del baño esquivándole y coge una camisa de su ropero.

-Vístete mientras yo preparo el desayuno- dice Beckett terminándose de arreglar.

Minutos más tarde, Castle sale de la habitación, vestido e intentando abrocharse los botones del puño derecho de la camisa. Beckett está de pie poniendo las últimas cosas en la mesa y al ver el pequeño problema de Castle decide ayudarle.

-Déjame a mí- le coge la mano y le abrocha los botones. Sus manos se rozan. Algo se enciende. Es la primera vez que hay contacto físico entre ellos desde que Castle despertó. Beckett acaricia toda la mano del escritor, recordando ese apretón de manos que valía por un beso.

 -Kate- susurra Castle. Beckett levanta la mirada para encontrarse con esos perfectos ojos azules. –Se van a enfriar las tortitas.

Castle quita la mano, se sienta y comienza a desayunar. Beckett se queda paralizada. Esas palabras han caído como una bomba. Le han sentado como un jarro de agua fría. ¿Qué hago ahora?, se pregunta. Pues lo único que puedo hacer, sentarme, desayunar y hacer como si esto no hubiera sucedido, se responde.

-Oye, lo de antes en el baño, de verdad, lo siento. Debería haber llamado.

-No le des más vueltas Castle, no pasa nada.

-Ya, y además, no he podido evitar fijarme en la cicatriz- se señala el pecho. – ¿Es de un disparo?

-Si- dice tajantemente y se levanta con su plato y su vaso y los deja en la encimera. Su mente se llena de recuerdos.

-¿No vas a desayunar más?

-No, se me ha quitado el apetito.

En ese momento suena el móvil de Beckett, es de la comisaría.

-Beckett. Bien, voy para allá- cuelga.

-¿Un asesinato?

-No. Tengo que ir un momento a comisaría. ¿Te importa quedarte solo?

-No, pero ¿qué puedo hacer mientras?

-Emm no sé- cierra los ojos para intentar pensar con claridad. –En tu portátil tienes fotos y vídeos, el doctor dijo que eso te podría ayudar a recuperar la memoria.

-Vale.

-Adiós- Beckett coge su chaqueta y se marcha. A Castle no le ha dado tiempo a despedirse de ella.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora