Un Tropiezo Con El Amor. (Joel Pimentel Y Tu) - CNCO.

Desconocidos.

Yo tenia razón el 1 en un Billón se había hecho realidad había escuchado de la ley de atracción pero nunca pensé que el hecho de pensar en encontrarmelo accidentalmente por algún lugar, el hecho de pensar en el y en lo que lo diría cuando lo vea de verdad sucederia.

¡Yo no te estaba pidiendo atraerlo a mi universo!

— ¿Estas bien? — Andra chasquea los dedos frente a mi haciéndome volver a la realidad.

Asiento, — Si.

— Bien, vamos. — Me da un leve empujón.

Damos unos cuantos pasos hasta estar a escasos centímetros de el y de Zabdiel, no sabía exactamente cómo actuar ¿Debería sonreírle? ¿Debería hablar como una desconocida? ¿O le digo algo como "Cuanto tiempo"? No... Claro que no, eso es estúpido.

Eres una desconocida...

El es un desconocido.

— ¡Hola bella! — Dice Zabdiel besando mi mejilla, - Vas a disculpar la tardanza teníamos unos compromisos.

Reí incomoda, — Mejor tarde que nunca.

— Bueno, — Andra aplaude llamando nuestra atención, — _____ El es Joel Pimentel Accionista y jefe de la empresa que nos proveerá inversionistas para la próxima colocación, Joel ella es _____ _____ la Jefa, dueña y fundadora de Cuore. — Sonríe.

Una nube densa de incómodidad se forma sobre nuestra cabezas, el silencio y la tensión era casi palpable, Andra golpea mi brazo con el suyo disimuladamente.

— Mucho gusto. — Le extiendo mi mano con rapidez.

El me mira a los ojos pero soy yo quien baja la mirada, — El gusto es mío. — Dice finalmente tomando mi mano.

Mi corazón se detiene.

El mundo se detiene cuando tome su mano, una corriente eléctrica pasa por todo mi cuerpo y entonces la suelto rozando nuestros dedos con lentitud... Creí que ya lo había olvidado, creí que cuando lo viera de nuevo no sentiría nada, creí que lo odiaría pero no es así de hecho ahora mismo tenia tantas ganas de abrazarlo pero la otra parte quería estrellar mi puño en su cara.

No estoy bien...

Me doy cuenta de que lo amé, lo amo y lo amaré, aun que pasen cien años y mi corazón ya este cansado de hacerse chiquito cada vez que lo piense... Tan solo los segundos que tomé su mano fueron suficientes para darme cuenta de que nunca mi corazón había latido de tal manera desde la última vez que lo vi, no era cuestión de auto decirme que no sentí nada al verlo, no puedo.

— Vamos a sentarnos y hablar sobre las condiciones que tenemos en la empresa y vamos a firmar. — Escucho decir a Andra.

No podía...

— Encargate de eso. — Me doy la vuelta.

Ella me toma del brazo, — Tu tienes que hacerlo. — Me susurra entre dientes.

— Hasta lo que se yo no hablo en otro idioma dije que vas a encargarte y es lo que vas a hacer. — Me suelto de su agarre y sigo mi camino.

Antonella se pone frente a mi tratando de bloquear mi paso pero le paso por el hombro haciendo caso omiso a las llamadas que me estaba dando cuando llego a la sala en donde las chicas se visten Cierro la puerta con seguro y me deslizo lentamente hasta que mi espalda queda recostada en la puerta y abrazo mis piernas cuando tocan el suelo.

La vida debería dejar de ser tan hija de puta.

— _____... — Ella forzajea la puerta,— ¿Que te pasa?