Capítulo 37

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Mientras tanto, yo estaba en el baño intentando escuchando lo que decían al otro lado de la puerta sin hacer un solo movimiento y mucho menos ruido.

—¿Qué es?— dijo Nathalia pero ella lo sabía todo, claramente.

—Es...— decía con su voz entrecortada— Es... Es un sombrero, pero es el sombrero— dijo sacándolo de la caja.

Solo escuché "qué lindo, es tu estilo, me encanta pero no más que usted" y todos rieron. Mínimo fue Simón el que hizo ese comentario.

—¿Eso es todo?— dijo Martín— ¿No tiene ni una carta o algo? Parce me deja con mucha intriga, los y las fans siempre la rompen con ese tipo de regalos.

—Voy a mirar— dijo Juan buscando dentro de la caja y encontró una nota— encontré esto— dice mostrando el papel en su mano— dice " Simplemente, te quiero. Juan.".

Todos se quedaron callados en el camerino.

—Acaso... ¿Esto fue idea de Nathalia?— dijo Juan.

—No lo sabemos— dijo Pedro y todo se quedó en silencio.

Era mi momento de salir, abrí la puerta y dije.

—Yo "Simplemente, te quiero. Juan.".

Al decirlo Juan corrió hacia mi para abrazarme y decirme al oído.

—Lo presentía, sabía que estabas por ahí, pero no quería creerlo e ilusionarme porque me dolería...— me abrazó aún más fuerte y todos aplaudieron.

—Te quiero Juan y sé que este momento es realmente importante para ti y para los chicos— dije separándome de él.

—Casi que no, yo estaba sufriendo—dijo Juan Pablo Villamil— ya tenía un tic nervioso— él y yo reímos.

—¿Ustedes lo habían planeado todo? No sé si agradecerles por lo que han hecho o odiarlos por no haberme dicho— dijo Juan y todos reímos.

—Pues... Sí lo habíamos planeado todo— dijo Simón.

—Si, fue algo "fácil" hasta que nos percatamos de la entrega del sombrero...— dijo Nathalia Campos mirando a Nathalia.

Decidimos contarle todo el plan a Juan; puesto que, él aún seguía en shock porque no lograba entender como había sucedido todo esto sin que él se diera cuenta.

Después, nos dirigíamos al hotel para celebrar el gran concierto que había tenido, mientras tanto hablaba con Martín sobre la segunda sorpresa que le teníamos a los chicos. Sí, yo en secreto había preparado una "pequeña" sorpresa por todo lo que habían hecho por mi.

Flashback.

Lo llamé.

—Martín, necesito tu ayuda.

—Dime, ¿Qué sucede?— dijo dudando.

—Quiero hacer una "pequeña" sorpresa para los chicos, no puedes decirle a nadie más, yo te lo digo a ti porque confío y te quiero mucho...

—¡Ay qué linda Natha! Claro, me puedes pedir lo que quieras, ¿Para qué soy bueno?

Le dije a Martín todo lo que necesitaba, lo más importante eran las llaves del cuarto porque así todos no sospecharían completamente nada. Dupliqué las llaves para que una persona se encargara de organizar el espacio, amaba totalmente como quedaría el lugar y esperaba que les gustara mucho mi esfuerzo.

Fin Flashback.

—¿Todo listo?— dijo Martín susurrando y yo asentí para que nadie se diera cuenta.

—¿Por qué tan callados?— pregunta Juan mirando por el retrovisor, ya que el estaba conduciendo la ban que nos transportaba hacia el hotel.

—No, por nada— respondí evadiendo la pregunta.

Llegamos al hotel y los últimos en bajarnos fuimos Juan y yo, los demás se adelantaron conversando en como había sido el concierto y el regalo de Juan Pablo. Intentaba caminar lo más lento posible porque como sabíamos Juan era la persona encargada en llevar las llaves del cuarto.

—¿Qué pasó, por qué no han entrado?— dijo Juan al verlos sentados al lado de la puerta.

—Tu tienes las llaves Isaza— dijo Juan Pablo Villamil y Juan decidió abrí la puerta.

Al abrirla se percatan de que hay bombas de colores y con el logo de Morat, también hay varías cajas de pizza calientes eso significa que están recién hechas y para terminar en la pared hay un cartel que dice "Felicitaciones, son los mejores".

—¿Quién fue?— pregunto Simón mirando a su novia.

—No me mires a mi, no fui yo— Nathalia Campos levantó sus manos en defensa— ¿Entonces quién fue?— dijo Nathalia un poco perdida.

Todos estaban confundidos y no dudaron en mirarme a mi, esa era la única razón y estaban en lo cierto.

—Con que fuiste tu— dijo Izasa abrazándome por la cintura y dejando un tierno beso en mi mejilla— veo que cada vez nos sorprendes Nathalia.

—Es necesario que ustedes disfruten todo esto y se los debía, agradezco mucho lo que han hecho por mi.

Estábamos felices por lo que estaba sucediendo y así pasamos toda la noche entre rizas, chistes malos y crueles, también hubo historias y tal vez o mejor dicho con un poco de amor en el ambiente.

De esta manera, me di cuenta que esa plumilla cambió totalmente mi vida.

Fin.










•••

Nota de la autor: No, no, esto aquí no termina... Antes empieza.

Les quiere, Natalia.

DORADA | Juan Pablo Isaza P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora