Prólogo: Desición de una traición

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Una noche húmeda de 1998 inundaba Racoon City. Seis años desde su entrada en el Departamento Policíal de Racoon, y dos años desde su ascenso a sub capitana del equipo Bravo en el Servicio Especial Táctico y de Rescate, más conocido como S.T.A.R.S.

La policía se encontraba en su apartamento, sentada frente a su escritorio, próxima a dormirse. Escribiendo su reporte del último caso de rescate que hubo en la ciudad, Beck Strikeback tomaba su café negro, con cuidado de no derramarlo en la máquina de escribir. Sus manos, que pulsaban teclas de manera semi-automática, parecían delicadas, pero ellas sujetaban pistolas la mayoría del tiempo. Su cabello castaño, recortado por ella misma, se encontraba húmedo por la ducha que había tomado minutos antes, y se lo secaría cuando le diera el último punto al pesado reporte. Su rostro blanquecino, que se mantuvo inexpresivo desde que entró a su hogar, se caracterizaba por estar decorado con pequeños lunares. Sus ojos ámbar habían visto disparos, heridas fatales y caras que ahora solo existían en su memoria. Y dentro de todo, su físico se mantenía fuerte para continuar con su deber, por un mundo mejor.

Desde esa noche, la posibilidad de que aquello se cumpliera se desvaneceria hasta destruirse por completo.

Y la primera fase de tal destrucción comenzó con el sonido del teléfono.

El ruido constante terminó desconcentrando a Beck, que trataba de ignorarlo. Las llamadas de importancia se realizaban por su radio, que se mantenía silencioso en aquel momento. Finalmente, Beck decidió levantarse de su silla para alcanzar el teléfono no tan lejos de su alcanze. Al principio pensó en levantarlo para cortar inmediatamente, evitando conversar con algun comerciante publicitario. Sin embargo, no le molestaba realizar algún intercambio breve de palabras.

-¿Hola?

-Buenas noches, ¿nos comunicamos con Beck Strikeback? -preguntó una voz masculina de un volumen bajo, y si se analizaba demasiado, se podría notar una pinta de cansancio.

-Así es, ¿con quién me comunico? -. A diferencia de aquel hombre, su voz era suave pero clara, generando cierta intimidación en quien la escuchara, no intencionalmente.

-La estamos contactando desde Umbrella Corporation.

Beck sintió un calor por todo su cuerpo, terminando en su cara, y dejó su vista en una pared vacía, con su mente empezando a inundarse con intrigas, emociones y conclusiones.

Umbrella Corporation era la empresa farmacológica más importante dentro de los Estados Unidos, por no decir del mundo entero. Se encargaba de la creación de medicamentos simples, experimentos para la salud pública y tecnología especializada; y se podía encontrar publicidad en todas partes.

Sin embargo, Beck sabía que había algo detrás de la gran reputación y ganancias que la corporación había conseguido. Terminados sus estudios universitarios para convertirse científica bióloga, abocó su vida en investigar Umbrella con admiración. Pero los años pasaban y su madurez le permitió dejar tal admiración atrás para convertirse en duda, hasta finalmente descubrió la verdad incubierta bajo analgésicos y corticoides.

Beck, aún en silencio y con el teléfono en mano, caminó rápidamente hacia su escritorio, corriendo la máquina de escribir a un lado para ver las notas de sus observaciones.

-¿Por qué se están contactando conmigo? -exclamó, con un tono intrigante.

-Hemos estado al tanto de su alto rendimiento como parte de la élite policial, señorita Strikeback -. El hombre ahora se notaba más confiado al hablar al saber que quién la escuchaba era Beck-. También de sus estudios independientes en biología científica.

-No está respondiendo mi pregunta -interrumpió Beck, en un oculto estado de nervios.

Del otro lado de la línea se escuchó un carraspeo, como si el hombre empezara a perder la paciencia. Sin embargo, mantuvo su respeto para continuar hablando.

-Con este seguimiento, hemos llegado a la conclusión de que usted podría formar parte de nuestra corporación.

Beck solo sintió que su cuerpo se paralizaba completamente, quedando con un silencio demasiado ruidoso en su cabeza. Quería comenzar a hablar, pero no podía terminar una idea sin contradecirse con otra. Formar parte de Umbrella Corporation habría sido un sueño desde comienzos de sus aprendizajes en la ciencia, pero había un claro problema. S.T.A.R.S. era su oficio y no podía mantener dos trabajos tan importantes al mismo tiempo sin dejar a su salud de lado.

-Lo siento, pero no podría trabajar sin dejar mi puesto en la Policía -aclaró, sin dejar de pensar de que obviamente ya lo tenían en consideración.

-Yo creo que usted no está pensando con claridad, señorita -se burló, dejando aún más evidente lo que se debía hacer-. Le debo advertir de que esta oportunidad es única, pero usted deberá elegir en donde estar. No podemos decirle cuáles son nuestras misiones para usted hasta que tome una desición.

Los ojos de Beck iban de una nota a otra, sin detenerse siquiera a leer sus propios escritos. Sabía que la llamada no iba a ser infinita, ni tampoco las vacantes dentro de Umbrella. Como si de un vaivén de automóviles en las calles se tratase, las respuestas posibles a esa propuesta aparecían para después ser tapadas por otras. Pero como el hombre decía, era una oportunidad única. Se le estaba ofreciendo hacer lo que siempre quiso, y eso era completar sus investigaciones.

Con una temblorosa mano, alcanzó a agarrar una foto enmarcada. Era todo el equipo de S.T.A.R.S, tanto Alpha como Bravo, formando dos filas con un helicóptero detrás. Beck sabía que aceptar era equivalente a traicionar a sus compañeros. Sus años dentro del equipo Bravo habían sido especiales, pero su curiosidad e incluso egoísmo la llevaba más hacia el otro lado de la mecha. Lentamente, dejó la foto dónde se encontraba.

-Bien, ¿qué debo hacer? -finalmente habló Beck, que había dejado al hombre en la línea por un minuto sin pronunciar ni un sonido.

-Excelente desición. Mañana le enviaremos lo necesario para mantenernos en contacto. Realize su jornada de trabajo como haría normalmente, en lo posible sin levantar sospechas. Le prometo que no se arrepentirá.

Al escuchar el sonido de la línea cortarse, Beck bajó el teléfono de su oreja. Soltó un largo suspiro con la mirada perdida, mentalmente exhausta y físicamente nauseosa.

Y junto al resto del mundo, ella nunca volvería a ser la misma.

CARISMA || Resident Evil FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora