Capitulo 44

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Lara.

Estaba malhumorada y aún más temperamental. Había tenido pesadillas con Jeremi, después no pude dejar de soñar con unos ojos azules muy penetrantes. Unos ojos casi del color del mar.

Había amanecido en el piso. Recordé el comentario que me había hecho Anastasia mientras desayunábamos sobre que "Los que se pelean se aman:" refiriéndose a Santiago y a mí.

¿Qué coño?

Eso nunca pasaría, lo odiaba casi igual que a Jeremi y a mi tío.

De paso, para hacer mi mañana más insoportable. Había tenido que encontrarme con Santiago en el estacionamiento del edificio.

¿Hasta cuándo seria esto así?

Era muy temprano todavía para la clase, así que me quede en el estacionamiento de la universidad.

Encendí un cigarrillo y me senté en mi moto. Recordé por un momento las palabras de Santiago: ¿Dañándote los pulmones tan temprano?

Entorne los ojos como si estuviera ahí diciéndolo otra vez. Ya tenía suficiente con las charlas de mis padres la primera vez que me vieron fumando.

Lara cuando terminaras de fumar?

Lara eso daña los pulmones, Lara piensa en tus dientes, Lara piensa en el olor...

Hasta que se dieron cuenta que podía cuidar de mí misma como la persona adulta que era. Había hecho todo lo posible por cuidar mi olor, para que no quedara el cigarro. Cuidar mis dientes, siempre iba a odontólogo. Hasta hacerme chequeos diarios con respecto a los pulmones.

Este era un vicio que no dejaría tan fácil, me había calmado en mis peores momentos.

Mi madre siempre me decía: Hija, fumas más que una puta presa, deberías calmarte un poco. Claro, era algo que ella nunca había hecho ni de joven, mucho menos mi padre. A mi hermano le molestaba un poco a veces, me decía siempre que cuando terminara su carrera de medicina el inventaría una cura para mis pulmones. A veces exageraba. Y mi hermana, solo se reía, claro que le decía que no siguiera mi ejemplo. Mi pequeña Olive no podía ser igual de rebelde que su hermana mayor.

Me reí de solo recordarlo. Esto era a veces los que extrañaba de mi familia, las risas, regaños, momentos.

Ya me estaba poniendo en modo sentimental una vez más. ¿Pero qué haría? Lo que quedaba eran los recuerdos de una vida pasada, con lo que más amaba en este mundo. Mi familia.

Le di un último halón al cigarro, pero antes me percaté de unos movimientos extraños en un carro...

Un carro parecido al de Santiago. No podía ser. el muy capullo promiscuo estaba echando un polvo sin descaro alguno en la universidad.

Me dio unas arcadas de solo imaginarlo en el acto del sexo, asco.

¿Quién tendría sexo con alguien tan mixto como Santiago? Que tendría sexo con cualquier chica que le tocara a su suerte, como si fuera alguna clase de bingo.

Le di gracias a la vida que los vidrios tenían papel ahumado del más oscuro posible, para no ver atreves de ellos.

Desvié la vista y agarré mis cosas para entrar de una vez a clases, no seguiría viendo este espectáculo...

En el instante la puerta del carro se abrió.

Demonios, farfulle. Pude notar que del carro salió la polly pokect un poco desarreglada y acomodándose el vestido..

No sabía que estudiaba en esta universidad también, para más colmo y más mi suerte.

Decidí caminar rápido antes de que se me pudieran adelantar y no poder encontrarnos, pero era un poco tarde.

–Hola monstruoso. - escuche la voz insoportable de Blair.

Entorné los ojos, no le respondí, era un intento de evitar establecer más conversación.

–No escuchaste? - dijo.

–Si te escuche. - en seguida apareció Santiago a su lado.

A diferencia de Blair. Santiago seguía perfecto. Como si el no fuera hecho nada. Seguía impecable con su cabello y su barba. Y sus ojos azules del color del cielo que me recorrían una y otra vez, como si estuviera detallándome.

¿Que estaba intentando hacer? ¿No me había visto esta mañana?

–Yo pensaba que había visto todo, pero tu vestimenta...-Blair me miro, detenidamente. - Es patética.

Santiago no dijo nada, solo se rio un poco.

¡IDIOTA!

Hoy no me sacaría de mis casillas esta parejita..

Respiré hondo varias veces y me tragué todas las cosas que me hubiese gustado gritarle.

–Si y tú también vas muy peculiar Barbie. Pareces como sacada de un antro o algo parecido. De seguro ese trabajito te está dando buena plata, por cierto, antes de venir a la universidad, deberías peinarte un poco más. - le señale el cabello y le pique el ojo. Dejándola ahí.

Escuche las carcajadas de Santiago y los insultos de Blair. Pero no me moleste en voltear.

Ya basta de Santiago por hoy, me dije. 

Aléjate o déjate llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora