Capitulo 2

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Sus orbes miraban atentamente a cada detalle de esa enorme casa, era 10 veces más grande que la suya, muy elegante y bella que estaba muy bien cuidada, tan elegante, digna de admirar, hogar de la familia Walker. Se encontraba de pie en la sala de estar, esperando a que ese hombre que solicitaba un ayudante viniera a él para poder contratarlo.

Unos pasos se escucharon bajando las escaleras, sabía que el señor Walker estaba a uno metros de el, se dio la vuelta y efectivamente era el señor Walker escoltado por aquella mucama que lo atendió desde un principio.

-buenas tardes señor Walker- dijo Cristopher haciendo una leve reverencia por respeto a ese hombre vestido elegantemente -soy Christopher, supe que estaba solicitando un jardinero y quiero el trabajo-

-¿Tienes antecedentes de trabajo en los jardines?- pregunto ese hombre vestido tan elegante

-la verdad no he trabajado antes de jardinería pero mi padre me ha enseñado desde los 10 años- comentó Christopher entregándole la carpeta que traía en sus manos, la cuál fue recibida

-no lo se, ¿Que razón debo de tener para concentrarte?- dijo Philip observando de pies a cabeza al chico

-tengo una familia que mantener y veo por ellos- respondió con sinceridad pues en estos momentos lo que no debía hacer era mentir

-¿Hijos?- interrogó el hombre de avanzada edad mirando su expediente y solicitud de trabajo

-no señor Walker, son mis padres y mis hermanos- dijo Christopher tratando de no mostrar su nerviosismo ante la profunda y mirada del señor Walker

-¿Cómo puedo saber si eres de confianza?- su habla fue interrumpido por una discusión proveniente de la entrada

Aunque no le parecía extraño en nada, ya sabía que eran sus dos hijos varones peleando por cualquier problema, desde que Andreas había entrado a la pubertad solo eran conflictos por el más mínimo error, o eso pensaba su padre, el cual no estaba enterado de los verdaderos motivos que tenía Andreas para disgustarse con Alan.

-¡YA ME TIENES ARTO ALAN!- se escuchó una voz grave pero no tan fuerte detrás de la puerta

-NO ES MI CULPA QUE SEAS INVISIBLE PARA EL RESTO- respondió otra voz un poco más fuerte que la anterior

-TU ERES EL PROBLEMA- por la forma en que hablaba sentía que estaba quebrada -SABIAS QUE EL ME GUSTABA-

-PUES AL PARECER TU A EL NO- está parecía no tener ni un poco de compasión por el contrario

-¡TE ODIO IDIOTA!-

-IMBECIL-

Finalmente los dos varones entraron a la casa percatandose de un nuevo individuo en su hogar, ese hombre era hermoso, tan divino que parecía un ángel en esta tierra, más con sus vestiduras blancas, ambos hermanos se habían enamorado de él chico de prendas blancas, o al menos el menor se había enamorado de él, en el caso de Alan solo pensaba en lo maravilloso que sería ver ese rostro tan bello gimiendo para el mientras el sudor los recorría sintiendo el orgasmo venir, sin duda alguna una mente muy perversa, pero talvez, solo talvez, este chico era diferente a todas sus antiguas aventuras de una sola noche, mientras Andreas lo veía como si fuera lo más hermoso que pudiera existir, había caído a sus encantos, pero sentía que no debía hacerse ilusiones, ese chico era demasiado bello para fijarse en alguien como el, además, seguro que si intentaba cortejarlo Alan estaría presente para tirar sus esfuerzos a la borda. Aún por muy bello que estuviera este chico Alan no dejaría de lado su actitud arrogante contra todo el que se topaba.

La luna de testigo {Marshlan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora