Calma en el océano

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Voy y vengo, como olas de media noche.
Vas y vienes, como brisa de invierno.
Somos como estrellas, una vez al día nos vemos.
Somos como luna, una vez por mes desapareciendo.
Vamos de un lado a otro, corriendo sin tiempo.
Nos preguntamos si habrá algún momento en el que nos detengamos.
-¿Nos detenemos?-
Nos detuvimos.
Nos vimos frente a frente.
Te dije entre llantos "te amo, pero esto me está matando"
No dijiste nada, sonreíste y te fuiste.
Noches de insomnio.
Lunas de melancolía.
Estrellas parpadeando mientras yo deseaba que volvieras.
Volviste como las hojas en primavera.
Parecía ser eterno como el sol de verano.
Pero el otoño nos golpeó en un abrir y cerrar de ojos.
Dejándonos vacíos, descalzos sobre el frío suelo del invierno.
-¡Ven, vuelve a mí por favor!-
-¡No te vuelvas a ir!-
-¡Te extraño!-
Grita desesperadamente mi corazón afligido aún por tu partida de seis meses.
Y mi mente, cuerda y firme dice con calma, "ya no lo necesitas, deja de martirizarte, tú no tienes la culpa de su partida. Lo amaste hasta tu último aliento, y lo amaste en tu renacimiento. No has perdido nada más que una persona que, aunque suene cruel, es reemplazable."
De repente mi océano dejó de moverse entre corrientes, y tu brisa empezó a correr en dirección contraria, ahora yo estoy aquí sentado sobre un iceberg de sentimientos esperando que alguna brisa pase por mi punto de partida.
¡Qué masoquista de mi parte! Necesitar que el viento cree corrientes en mi océano para poder bailar en orillas de distintos lugares.

Cómo superar un corazón roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora