Capítulo 5

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Alyssa suspiró con fuerza y metió la cabeza dentro del libro de biología de criaturas mágicas

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Alyssa suspiró con fuerza y metió la cabeza dentro del libro de biología de criaturas mágicas. La había pasado muy bien el día anterior, junto a sus hermanos, a Nate y a sus nuevas amigas. Habían paseado por el campus y comprado golosinas en las tiendas. Pero ahora se encontraba en clases, y la anatomía de una sirena no le resultaba atractiva para estudiar. Lo cual era muy diferente de lo que se podía decir de sus compañeros del sexo masculino, que por muy poco no babeaban.

La chica se distrajo con sus pensamientos. En la mañana, algunos estudiantes le habían dirigido miradas curiosas, y murmurado entre ellos. Al menos entre sus compañeros de primer año nadie parecía estar interesado en ella. Eso la hacía sentirse más cómoda. Una hora más tarde, Alyssa se marchaba del salón con alivio recorriendo su cuerpo. Le había resultado muy aburrida la clase de biología. Ella esperaba menos teoría y más hechizos. Pero suponía que eso se debía a que era la primera clase, porque Adrien le había contado que el profesor Torbald Proust acostumbraba a llevarlos a ver a las criaturas primero, y después dejaba los libros como estudio independiente.

El pasillo principal del colegio estaba lleno de carteles anunciando fiestas conmemorativas de Halloween y otras fechas relevantes. Alyssa sonrió y se entretuvo leyendo una de las pancartas. De pronto escuchó un ruido de pasos apresurados, acompañados de unas risas conocidas. Maldijo para sus adentros. La felicidad había durado poco, y ya tenía que ayudar a sus hermanos idiotas. Caminó hacia el centro del pasillo y sonrió al verlos pasar.

—Ya conoces el truco, hermanita —dijo Adrien, chocando los cinco con ella.

Allen le guiñó un ojo antes de desaparecer por los demás pasillos. Lo extraño era que Nathan no los acompañaba. Seguramente ya estaba de castigo en el aula de detención, como le habían contado que otras veces había pasado. Alyssa apretó los dientes al escuchar el grito del profesor, que estremeció a los estudiantes que caminaban por allí.

—¡¡BRADFORDS!!

Haciendo caso omiso de lo que aconsejaba el sentido común, la chica se metió en el camino del hombre, impidiéndole continuar la carrera.

—¿Sí, profesor? Me llamaba.

—Salga del medio, estudiante. Busco a esos Bradford.

El viejo parecía estar a punto de expulsar fuego por la boca. Aun así, Aly decidió continuar con la farsa. Después de todo, ella no estaba haciendo nada malo.

—Yo soy una Bradford. Usted me llamó. ¿Sucede algo malo? Yo no...

—No estoy hablando contigo, niña.

—¿Entonces para que me llama? —insistió, con un tono inocente.

—Por última vez, no te he llamado a ti...

El hombre se interrumpió a sí mismo, pensativo. Observó a la muchacha. Largos cabellos grises, ligeramente rizados. Ojos de igual color, que escondían una sonrisa burlona a pesar de que sus labios estaban serios. Por supuesto que era una Bradford.

Resplandor [Hermanos Ceniza I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora