Narra Lionel

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-Quédate quieto- dijo Lourdes pegándole a Fran con una ojota. Este continúo moviéndose y riéndose en la cama. Estaba dele pegarnos con la almohada, siendo totalmente molesto. Me levante e intente hacerle una llave de lucha, pero me agarro de la espalda y me tiro sobre Lou.

-Auch. Ahora vas a ver- Lourdes agarro una pantufla y lo derribo de un golpe. Fran reía con la pantufla sobre la cabeza y era tan gracioso como se reía que me empecé a reír también.

La hora de la siesta se volvía un caos hasta que nos cansábamos y dormíamos.  Lou le costaba dormirse, yo caía desmayado y Fran se despertaba cada cinco minutos. Éramos un trió muy loco.

A veces mama entraba y nos gritaba para que nos calláramos, pero nos duraba muy poco. Cuando finalmente caíamos pasaba al menos una hora. Luego tocaba comer algo. Ahí éramos simplemente asquerosos. Lourdes comía Lincolns con Dulce de leche, una combinación por demás empalagosa, yo comía cheetos con Mate o te, y Fran disfrutaba del yogurt al cual metía malvaviscos, ositos de goma y cereal, y cuando había pedacitos de fruta también le metía eso. Mi mama hacia arcadas cuando nos veía y decía todo el tiempo que íbamos a morir descompuestos pero nuestros estómagos resistían.

En medio de todo esto, el verano se nos acababa y yo disfrutaba y me apenaba al mismo tiempo. Iba a extrañar a mis amigos, iba a extrañar estas tardes con Fran, incluso si tenía a Lourdes.

En ello se me ocurrió una idea. ¿Y si me independizaba? 

-¿Qué dices mama? Yo trabajaría y me cuidaría solo

-Lionel, tienes doce años, sos muy chico.

-Voy a cumplir trece en un par de meses. Mama, piénsalo bien, es una gran oportunidad. No quiero perder todo, no quiero. Además el abuelo Juan va a estar ahí. Va a ir siempre a verme. Voy a estar bien

-No lo sé. No quiero que te arriesgues hijo, prefiero cualquier cosa antes que verte solo en casa.

-Cambiare las cerraduras, pondremos seguridad. Por favor mama, hazlo por mi

Mama suspiro agotada –Te amo hijo. Sos todo para mí, pero sos peor que un huracán. Cuando se te mete algo en la cabeza no sale. Siempre pensé que cuando tuviera que dejarte ir,  me iba a sentir muy sola, pero no esperaba que fuera tan temprano mi  conejito culón- dijo abrazándome

-Maaa, no soy un conejito culón.

-Lo vas a ser siempre para mí. Si esto es lo que quieres…

-Lo es. En verdad mama, lo es.

-Bien, entonces te dejare ir. Pero deberás trabajar para ayudarme.

-Sí, lo prometo- dije abrazándola. Sabía que sería todo un desafío, pero estaba listo.

La Historia que nunca ocurrióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora