único.

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Aunque sabía perfectamente que su deber era el de proteger a su Rey, Leon-O recientemente había notado que este se tensaba al tenerla cerca.

Siendo francos le resultó bastante difícil terminar de convencerse. ¿Tal vez ella estaba mal interpretando las cosas?

Observó al joven rey...y la manera peligrosa en la que éste parecía intentar comer una baya venenosa. Ella estuvo a un segundo de correr en su dirección y arrebatarsela, pero sus miradas fueron aún más veloces. El cruzar miradas el joven León se puso nervioso y dejó caer la baya de colores llamativos.

-Es venenosa-Felino dijo.

Leon-O volteó a verla con un evidente sonrojo el cual pudo perfectamente ser de vergüenza. -¿Lo son?-preguntó tímidamente.

Cheetara asintió sonriendo. Le parecía tan tierno aquél León aún inexperto el cual día con día demostraba gran madurez fallar en cosas tan necesarias para el tipo de misión que tenían.

-En el Tanque Felino hay docenas de libros de supervivencia.-Pantro dijo mientras ajustaba un tornillo, que para variar acababa de romperse por el uso de su excesiva fuerza.

-Sólo hay tres en el Tanque...-Felina habló con fastidio. Cheetara sonrió. Días anteriores había obligado a los gatitos a leerlos y memorizar las plantas comestibles.

-Cierto. Hoy debemos aprender de las frutas comestibles ¿No?-Tygro habló cargando mantas. Los cachorros suspiraron desalentados. La clara intención del príncipe de los Thundercats era fastidiarlos.

-Traidor...-Felino murmuró molesto.

-Tal vez ustedes no debieron usar su látigo para jugar.-Cheetara observó como estos reían cómplices.

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Más tarde esa noche, los gatitos habían caído rendido mientras que los mayores platicaban sobre el pasado con melancolía.

-Iré a dormir.-Pantro anunció para levantarse y dirigirse al Tanque Felino.

Cheetara observó a los dos restantes. Aunque tenía la obligación de cuidar a su Rey la tarea comenzaba a ser tediosa. No podía dejar de verlo ni un segundo pues este se metía inmediatamente en problemas.

-Ustedes duerman, yo haré guardia.-Tygro habló.

-Bien. Dentro de unas horas volveré y tomaré tu lugar.-aunque la intención de Leon-O no fue esa, Cheetara pudo adivinar por la expresión de Tygro que él lo tomó de otra manera.-Bien.-suspiró este. Después de todo no tenía mucho que reclamarle.

-¿Vienes?-Cheetara levantó la mirada para ver la garra extendida de Leon-O hacia ella. Y escuchó un rugido de Tygro que ensanchó aún más la sonrisa del señor de los Thundercats.

-No.-Contestó ella firme y observó a Leon-O partir en dirección hacia las tiendas que ella y los gatitos habían armado.

Ella lo observó pero Tygro no dijo nada. Sólo sonrió y ella lo hizo de igual manera mientras observaba su masculina figura de arriba a abajo. Ella lo sabía. Sabía que él la quería y de alguna manera Leon-O había confundido su lealtad a la corona con sentimientos distintos.

No podía negarlo ni mentirse a sí misma. Su lealtad estaba con su Rey. Pero su corazón desde hacía mucho le pertenía al príncipe orgulloso.

Pero la tensión era más que evidente y era sólo cuestión de tiempo para que Tygro y Leon-O convirtieran sus sentimientos en una estúpida competencia.

-¿No tienes sueño?-le preguntó sin observarla.

-Te acompañaré en la guardia.-ella tomó una rama del suelo y removió la leña.

-Gracias.

El príncipe de los Thundercats sonrió amablemente, tal vez aquello había significado mucho más de lo que parecía.

Aquella noche Cheetara se prometió a si misma a apoyarle más.

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⏰ Última actualización: Jun 18, 2020 ⏰

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