Para Minho

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¿Sabés? Ni siquiera sé como empezar esto, los nervios me consumen, las manos me tiemblan y sudan, pero necesito que sepas esto.
Voy a comenzar de nuevo; recuerdo el día en que te vi por primera vez. Primer día de clases del segundo año de primaria, tus mejillas regordetas, ojos con un brillo especial y sonrisa contagiosa, pero lo que más me llamó la atención era tu particularidad de decir las cosas de frente y sin pensar, incluso siendo un niño no le tenías miedo a lo que los demás decían o pensaran de ti. Siempre admire eso y admito que un poco de envidia sentía.
Yo era el introvertido, callado, raro y tímido amigo de Lee Minho.
La gente siempre habló de nuestra amistad, incluso siguieron hablando cuando entramos a preparatoria, no entendían que hacía una persona tan extrovertida, vivaz y genial como tú siendo amigo de alguien como yo. Me cuidaste y defendiste de cualquiera que quisiera pasarse de listo conmigo. Gracias por ello.

Siempre tan directo, Lee Minho, ojalá hubieras medido más tus palabras aquel día en que me confesé que estaba enamorado de tí y expuse ante ti todo lo que sentia. Supuse que me rechazarías, luego nos reíamos con algunas de tus frases y seguiríamos siendo los mejores amigos.

Pero me equivoqué.

No solo me rechazaste, me dijiste que era un asco, una abominación, que con razón era tan raro y afectivo contigo. Lo peor fue que me dijiste que nunca más me acercara y nunca más te hablara, y eso hice.

Creí que ahí acabaría todo, cada uno por su lado, cómo si nunca nos hubiéramos conocido, hasta que días después me humillaste en frente de todos en la escuela, contando detalladamente como si te lo hubieras grabado, cada palabra que dije, el como tome tus manos, como acaricie tu mejilla regordeta que tanto me gustaba y como mire a esos ojos con ese brillo especial. Mientras mi corazón se partía más y más a cada segundo y cada palabra que salía de tu boca, mientras sentía las risas y miradas de asco de todos y cada uno de los presentes que nos rodeaban, pero la que más me dolieron fueron las tuyas.

Empezaste a molestarme a diario, con esos comentarios sin filtro dónde deseabas que mate, que el mundo no quiere a maricones como yo, tu risa y tu mirada de asco, hasta que un día decidiste que no era suficiente y me golpeaste. Cada golpe aumentaba tu sonrisa en la cara, cada golpe aumentaba el dolor de mi corazón.

Tres largos años ya pasaron del día que me confesé y tus golpes siguen, pero te sigo amando como nunca, sigo deseando besar tu boca, sigo deseando mirar ese brillo especial es tus ojos, deseando ser la causa de esa sonrisa contagiosa, pero lo que más deseo es no haberme confesado.

Perdí a mi mejor amigo, al único amor que tuve, a la única causa de felicidad de mi vida, al único que amé, amo y voy a amar toda la eternidad.

Ya lo perdí todo. Así que voy a cumplir tu deseo.



Te amo para siempre



-Han Jisung

A letter || Minsung || ONESHOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora