Estaba durmiendo plácidamente cuando escuché un sonido muy fuerte haciéndome saltar sobre mi cama. Era mi teléfono.Maldita alarma, de verdad debo acordarme de cambiarle el sonido. Me deja con el corazón en la mano cada maldita mañana.
-¡Vamos! ¡Arriba minion!- escuché la puerta de mi cuarto abrirse y vi la cara de mi bello hermano. -¡Arriba!no quieres que venga a hacerte cosquillas a estas horas de la mañana, ¿verdad?- sonrío maliciosamente. Gruñí.
-Si me voy a levantar, ya vete- tomé una almohada y la lancé a su dirección, pero el maldito tenía buenos reflejos y antes de que pudiese siquiera tocarlo, cerró la puerta riendo.
Realmente esto era lo peor, levantarme cada mañana era el peor castigo pero ese título e independencia no se logran solos.
Mi hermano Dylan y yo teníamos una hermosa relación de hermanos, teníamos días que nos enojábamos pero siempre existiría el cariño y protección para ambos. Tanto así, que nos encontrábamos estudiando en la misma universidad. Mis padres habían ahorrado para este momento así que al momento de que yo entré a la universidad, ellos vendieron nuestra vieja casa y compraron este departamento y una casa mas pequeña para ellos. Nos costó aprender a convivir ambos solos pero mi hermano, con el tiempo se acostumbró al orden y limpieza. Nos llevaba,os por 2 años siendo él el mayor, pero no les mentiré, a fin de cuentas, yo era la mayor mentalmente.
Tomamos desayuno y mi hermano condujo a la Universidad. Este era mi tercer año y hasta ahora iba todo bien. Había aprobado todas mis materias, no es que fuese una excelente alumna pero cuando algo te gusta, sientes más ganas y curiosidad de aprender... o al menos así me sentía yo.
Dos horas más tarde me encontraba corriendo a mi siguiente materia. Al llegar a la sala, me di cuenta que gracias al universo, el profesor aún no llegaba. Me senté en la tercera fila y me preparé.
-Buenos días, hoy nuestra clase será más corta de lo normal pues les comunico que esta es la primera vez que imparto este curso y he hecho un par de cambios. En resumen, a cada uno le asignaré un caso real de personas que necesitarán de ayuda, para esto tendrán que aplicar todos sus conocimientos y semanalmente les iré dando las indicaciones detalladas de la meta de la semana, ¿está claro? - todos asentimos- Genial, ahora los iré llamando y les entregaré información básica de su contexto. Comencemos... Bryan Jefferson-
Al escucharlo, me sentí nerviosa inmediatamente. Se que debíamos en algún momento comenzar a atender pacientes pero jamás creí que sería tan luego, tendré que estudiar nuevamente.
-April Moore- escuché mi nombre rebotar en la sala. Me dirigí con miedo para sentarme frente al escritorio de mi profesor. El sonrió y desplazó una carpeta hacia mi.
-Señorita, su caso es de Emma Hart-Davis, tiene 20 años, sufrió un derrame cerebral hace un año luego de un accidente y su madre ha llamado repetidas veces por una niñera que logre generar confianza y relación con su hija. La ha descrito como una chica tranquila pero el trauma del accidente vuelve en momentos y comienza a actuar con violencia, la madre la ha sobreprotegido mucho y por eso Emmanuela si quiera ha visto a su hermano. He leído las recomendaciones de tus antiguos profesores de la escuela y universidad y te he entregado este caso pues todos indican que eres muy sociable, empírica y que te gusta arreglar temores del pasado. Los días que tendrás que visitar salen en el portafolio, mi número está en la primera plana. Te acompañaré el primer día que sale destacado en la primera plana para hacerlo más oficial y asegurarme que estará todo bien, ante cualquier duda, puedes encontrarme en mi despacho de lunes a viernes o llamarme al número indicado, gracias...¡Siguiente!- no tuve más opción que asentir y salir de la sala.
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My Evan Hart-Davis
Teen FictionApril es una chica dulce, preocupada y apasionada por su carrera. Le encantaban los pequeños detalles. Cuando creía que toda esperanza se esfumaba, conoció a quien esperaba. Evan Hart-Davis. Había escuchado mucho de él pero jamás creyó verse meses...