La molestia tensaba mis cuerpo, no sabía cuánto más soportaría sus palabras.
-Déjame decírtelo bien.- acariciaba la mano de la mujer a su costado cuando sus ojos cafés aún me miraban- Te quiero, pero te querría mucho más si dejaras que los demás también lo hicieran.
En ese momento recordé y me convencí a mi misma de que había venido aquí por una sola cosa, y no volvería a olvidarlo.
Estoy muy emocionada por este nuevo proyecto, lo vengo pensando bastante tiempo.
Besos, Alejandra.