Lo Ideal .- Jeon Jungkook, Park Jimin -.

25

- espera aquí. - dije antes de dejarlo solo en mi sala.

La verdad, sé que para muchos sería extraño y hasta incómodo, pero para mí no. Nos conocemos bastante ya que pasamos casi todos los recesos juntos y con lo que me acaba de decir sé que el confía y se siente tan cómodo conmigo al igual que yo con él.
Fui en búsqueda de edredones y almohadas para él y para mí. Al bajar con ellas él se ofreció a ayudarme. Me dirigí a la cocina para conseguir algunas chucherías y poder acompañar la película.
Al tener todo lo necesario y más que emocionada fui a la sala. Jimin ya había acomodado todo en el suelo frente al sillón para poder recargarnos en él.

- ¿listo? - pregunto él a lo cual asentí mientras me colocaba a su lado. - ¿estás segura?...

- si.

- ¿no te falta algo?

Lo pensé un poco, vi donde estábamos y era muy cómodo, vi a la mesa de centro y ahí estaban los chuches que había conseguido. Estaba el, estaba yo...
Qué me falta?
Hasta que mi vista fue a parar a la televisión.

- la película...- palmee mi frente al darme cuenta de ello y Jimin no pudo evitar soltar una carcajada ante mi estupidez. - voy a...

Tenía toda la intención de ponerme de pie para poder poner una película, pero él tomo mi brazo antes de que logrará mi cometido.

- mejor hagamos algo más. - coloco uno de mis mechones detrás de mi oreja. - ¿ya te he dicho lo hermosa que eres? - pregunto viéndome a los ojos mientras relamió su labio inferior.

- no lo sé...- estaba muy nerviosa y tenerlo a escasos centímetros de mí no mejoraba mi estado.

El solo sonrió y se acercó aún más eliminando cualquier tipo de pensamiento de mi mente. Estaba en blanco cuando sus labios rozaron los míos, hizo ese mismo movimiento sobre mis sellados labios por cinco segundos para después estamparlos con los suyos sin moverlos aún. Él tenía los ojos cerrados y yo estaba atenta a cada movimiento o gesto que realizaba hasta que su suave mano se entrelazó con la mía y cualquier tipo de temor desapareció para mí. Logré cerrar los ojos después de tanto tiempo, dándome cuenta de lo raro que hubiera sido si él hubiera abierto los ojos y me viera observándolo mientras me besa. Comenzó a mover sus gruesos labios, entrelazándolos con los míos para después morder mi labio inferior. Abrí mi boca de la sorpresa y el tomo provecho de eso para adentrar su lengua y comenzar a jugar con la mía. Todo esto causaba nuevas emociones y sentimientos en mí, cosas que ni siquiera puedo explicar porque no lo puedo comparar con absolutamente nada que haya sentido antes. Su mano libre comenzó a acariciar mi rodilla, eso mando señales de emergencia a todo mi cuerpo, como un electroshock cuando comenzó a deslizarla por mi muslo. No sé qué me pasó en ese momento, pero simplemente quería que se alejará, que ya no me besara ya no me sentía cómoda o tranquila. Me sentía atrapada, como en una pesadilla, como si no fuera Jimin quien me tocará. Deje de corresponder a sus labios y el detuvo su acto en cuanto lo noto.

- Cassi... ¿Por qué lloras? - me miraba preocupado.

Lleve las manos a mi rostro y en efecto, lágrimas abundaban en mi rostro y no podía controlarlas.

- ¿estás bien? ¿Te lastime? - preguntaba con mucha angustia, pero yo no podía contestar, ni siquiera yo sabía lo que me pasaba.

El me abrazo sin decir palabra y mi llanto se volvió aún más incontrolable. - lo lamento Cassi, no quise lastimarte...

Y no lo hiciste Jimin, pero como explicarle que ni siquiera yo sabía que me pasaba. Tenía un sentimiento de angustia de desesperación, pero se fue nublando ante los dulces susurros de Jimin y sus cálidos brazos.
Y fue así como quedé dormida entre los brazos del chico más lindo y tierno que haya visto en mi vida, cuidándome de cualquier mal.

*

Día normal de escuela, pasillos repletos de estudiantes a los cuales no prestaba atención. Mamá me había traído como todas las mañanas, no me dirigió palabra alguna en todo el transcurso, ni siquiera había preguntado porque me quedé dormida en la sala. No sentí cuando Jimin se había ido de mi casa sinceramente. Volviendo a mi madre, la noto muy distante, fría, como si no quisiera verme y cuando lo hace lo hace con culpa, eso me extrañaba, pero la entiendo, debe estar agotada por su empleo.

No he visto a nadie, no he hablado con nadie, vi un mensaje de Jimin, pero por alguna razón que hasta yo desconocía no quise ni abrirlo, me sentía sucia de alguna manera.

Mi casillero, tan gris como mis ánimos en estos momentos, no saber el porque me desespera de cierto modo. Me siento culpable y no sé por qué.

El sonido de un casillero cerrándose con fuerza a mi lado me saco de mi ensoñación, pero no volteé, no lo vi necesario hasta que alguien a mi lado llamo mi atención.

- ¿por qué tan callada? - esa pregunta la hizo un Jungkook cruzado de brazos mientras se recargaba en el casillero junto al mío.

- ¿de qué hablas? Yo siempre soy así...- dije sin verlo, ¿para qué?

- claro que no...- detuvo su argumento y dio un suspiro para continuar. - no note cuando saliste de mi casa.

- no quise despertarte. - al fin volteé a verlo y sus ojos... Esos ojos rasgados que tanta intriga causaron en mí el primer día. - creí que necesitabas descansar.

- Cassi...- después de unos segundos de silencio dijo tan suave mi nombre que me sentí extraña escucharlo de él. - gracias...- soltó casi en un susurro.

No entendía el porqué de su agradecimiento hacia mí, pero eso me hizo sonreír y también sonrió.

- ¿por qué me agradeces?

- por estar aquí, conmigo, creo que eres la única en la que puedo confiar. Me haces sentir bien cuando estoy contigo.

- ¿en serio?

- lo juro...- silencio, dejo de verme un segundo y después con una sonrisa, agrego. - me gustas.

Dejo de hacerlo, dejo de sonreír para concentrarse en observar cada fragmento de mi rostro, hasta toparse con... ¿Mis labios?
Se acercaba o era solo mi imaginación.

¿Iba a besarme?

¿Por qué no me alejo?

¿Él también me gusta?

¿Quería que el beso ocurriera?

Y lo sentí, sus labios sobre los míos, casi estáticos como si solo fuera una caricia del viento, pero aun así sentía algo extraño en mi vientre, en mi pecho, una presión agradable, el latir de su corazón junto al mío casi con el mismo ritmo, casi con la misma frecuencia, como si fuera un solo corazón bombeando sangre para ambos cuerpos. ¿Debía detenerlo? ¿No quería hacerlo?
¿Por qué no lo hice?

-Cassi...