[veinticuatro]

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AVISO: Este capítulo es un poco fuerte. Puede contener violencia y/o cosas relacionadas con la actividad sexual. Se recomienda no leerlo si eres una persona sensible a estos temas. Se requiere la discreción del lector. Gracias.

Abrió lentamente los ojos, aún medio dormido, para encontrarse al chico de sus sueños a su lado. Lo observó como si se encontrara en una ilusión. El menor tenía sus ojos cerrados, completamente dormido y sumido en un mundo de paz y descanso. Su respiración era lenta y su pelo rubio caía por parte de su precioso rostro. Yunho lo apartó con delicadeza, acariciándolo suavemente. Como en respuesta, el subconsciente del contrario le hizo moverse y acercarse más a él, abrazándolo con fuerza. Sus rostros estaban muy cerca, demasiado. Podía sentir la respiración de Yeosang sobre sus labios.

El hecho de ser hombre y que su anatomía le regalara el despertarse empalmado, no ayudaba a que sus pensamientos no fueran por el camino incorrecto. Parecía un ángel así, dormido en sus brazos, y él quería con toda su alma corromper a ese ser puro. No era tanto por atracción física, que también, si no porque quería hacerle sentir todo su amor. Quería que viera lo bien que podía hacerle sentir y la diferencia entre el sexo y hacer el amor. Quería liberarlo de sus pesadillas, pero también hacerlo suyo. Lo quería en demasía.

Yeosang confiaba en él, en que no lo haría daño, y él pensaba que podría soportar de todo por el chico al que amaba, pero una parte suya ansiaba que aquella tortura terminara. Con lo sencillo que sería si no estuviera enamorado de él. Pero no iba a alejarse de nuevo, no podía hacerle eso al menor. Así que se centró en su actual mayor problema. 

Tenía que controlar sus hormonas, cosa que no podía hacer estando tan cerca de el chico, pero tampoco podía irse y que se despertara encontrándose solo. La mejor solución parecía ser ir a hacerle el desayuno y, entretanto, tranquilizarse al centrarse en esa tarea. Si lo hacía rápidamente, tal vez llegara a tiempo de que no se hubiera despertado aún. Tenían que ir a clases y, aunque él se había levantado antes de que sonara el despertador, este estaba programado para dentro de media hora. Tenía tiempo.

Se retiró de la cama lentamente, intentando no despertar al contrario que lo agarraba con fuerza aún estando dormido. Sonrió cuando la mano de Yeosang cogió la suya, como suplicándole que no se fuera. Agarró esa mano y se acercó de nuevo a él para besar su frente y susurrarle que solo iría a hacerle el desayuno, que no se iba a ir de su lado.

Cuando Yeosang despertó por el sonido de la alarma de su móvil, frunció el ceño y se revolvió en la cama, molesto. Se ocultó bajo las sábanas sin dejar de quejarse. Al estar recién levantado, tenía la sensación de que era un día normal y no recordaba nada de lo pasado por la noche; así que le sorprendió que el despertador se apagara sin que él lo hiciera. Salió de debajo de las sábanas, incorporándose para encontrarse a Yunho de pie junto a su mesilla de noche con una bandeja con su desayuno. Fue en ese momento cuando recordó todo.

- Buenos días, precioso. ¿Qué tal has dormido? - le preguntó sentándose en la cama y ofreciéndole la bandeja.

- ¿Y tu desayuno? - le preguntó confuso aún, sin responder al contrario.

- Yo ya he desayunado. Me encontré a tu madre en la cocina y te hicimos juntos el desayuno. ¿Cómo te encuentras?

- Bien - asintió lentamente mientras tomaba la bandeja y la situaba sobre sus piernas - Y he dormido bien después de... la pesadilla. Muy bien, la verdad.

- Me alegro - le sonrió observándolo con dulzura.

- No es mi cumpleaños ni nada por el estilo... ¿por qué todo esto?

- ¿No puedo llevarle el desayuno a la cama al chico que me gusta?

El menor se sonrojó y asintió lentamente, evitando mirarlo, para comenzar a comer. - Está rico.

My Precious Treasure: Why so shy? [YUNSANG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora