Lo primero que hizo Azriel tras haber regresado a casa fue tomar su auto y dirigirse a la casa de Elena. Ya era tarde, o por lo menos para él a esas horas de la noche no era un acto decente presentarse en la casa de su novia, pero tenía un mal presentimiento después de las diez llamadas que Elena le había declinado.El sabía que ella no era así, sabía que algo estaba pasando y aunque lo prudente hubiese sido esperar hasta el día siguiente para hablar, el no quería esperar. Quería verla, quería hablar con ella.
Quería abrazarla. La extrañaba.
Cuando llegó, estacionó el auto frente a la casa y se preocupó al ver todas las luces interiores apagadas.
¿Estará ella durmiendo? Pensó.
Sacó su teléfono del bolsillo de sus vaqueros y le marcó por centésima vez. Ya había perdido la cuenta de los mensajes que le había enviado y las llamadas que ella había declinado por una razón que el desconocía y que dicho sea de paso ya estaba incomodándole.
¿Qué había hecho mal?
—Por favor contesta —ruega en voz alta, pero la llamada es nuevamente declinada, dándole a entender que efectivamente ella estaba despierta.
¿Porqué se comportaba así? ¿Qué estaba sucediendo?
Exhausto con toda la situación, cansado debido al viaje y al poco sueño que había conciliado aquel día, decide enviarle un mensaje sintiéndose ya un poco molesto.
Estoy afuera, no me iré hasta que salgas, necesitamos hablar.
Leído 10:40 pm¿Era enserio? ¿Leyó el mensaje y simplemente lo ignoró?
Pasó de preocupado a molesto de inmediato. Azriel no era el tipo de hombre que le gustaban aquella clase de comportamientos. Él era demasiado maduro para su edad, si algo le molestaba prefería hablarlo, no se quedaba callado, no se guardaba lo que le incomodaba, con cuidado de no lastimar a nadie decía lo que pensaba y se esforzaba siempre por hacer lo correcto.
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Descubriendo el amor © (Borrador)
Roman d'amour❝Dios nunca cierra una puerta sin abrir otra, pero tienes que estar dispuesto a entrar por ella.❞ (Apta para jóvenes de 15 años en adelante). ⇩