La noche había transcurrido en absoluta paz, una paz cargada de angustia.. Cada segundo que pasaba era una tortura, el camarote completamente en silencio, se removía en la pequeña cama, se sentía tan solo, extrañaba ese delicado cuerpo que lo abrazaba al dormir cada noche, esa respiración serena y relajada, no sabe cuantas veces se había dado la vuelta una y otra vez... Ya había salido a la cubierta a tomar el aire un par de veces, pero las diferentes posibilidades que rondaban en su cabeza no lo dejaban ni le daban oportunidad de tener un poco de paz para poder descansar, el cansancio físico estaba ahí, sentía el cuerpo adolorido, débil y muy muy agotado, pero su mente divagaba una y otra y otra vez... Había querido agotar su estrés limpiando la sangre en el baño, aseando el lugar de techo a suelo, lavando la ropa ensangrentada de ambos y las sabanas sucias pero por más que quisiera solo había un pensamiento en su cabeza. Una vez más se removió en la cama antes de suspirar y cerrar los ojos, para forzarse a dormir, debía estar listo y fresco en unas horas para ir a verla a ella...
La madrugada lo había sorprendido con los primeros rayos de sol, iluminando la cubierta y entrando levemente por la ventana del camarote, abrió los ojos lentamente y con todo el cuerpo pesándole, el inminente e inclemente cansancio de el día anterior y las pocas horas de sueño le estaban pasando factura de cobro... La cabeza le daba vueltas, era tan difícil ponerse de pie, suspiró una vez más y sacando fuerzas de donde no tenía se incorporó, en el transcurso del día anterior no sintió si quiera hambre de la preocupación que lo invadía, su estomago protestó por la falta de alimentos, resignado y agotado se puso de pie y se dirigió a tomar un baño, muy seguramente eso lo despejaría... La soledad que se sentía en el lugar era tan grande... Al entrar al baño observó la cama, al verla desocupada sintió un dolor en su corazón, estaba acostumbrado a despertar abrazando a la rubia, tratar de levantarse y que ella lo apretara un poco mientras protestaba por dejarla abandonada...
-Quédate otro poquito- Le decía cada mañana.
Y el más que enternecido le decía... -Tenemos que seguir ángel.-
-Solo un ratito...- Hasta que más que feliz se acomodaba en los brazos de ella y dormía un poco más-
Con un dejo de tristeza procedió a bañarse para salir corriendo al hospital.
No había si quiera salido el sol por completo cuando ya estaba en la puerta del sencillo y modesto hospital, sentía unas enormes ganas de ver a Elsa, pero también tenía mucho miedo de entrar y no recibir buenas noticias, lo ultimo que le dijeron antes de irse de ahí era que debían esperar y confiar. Observó un momento más la fachada del edificio, suspiró y empezó a caminar hacía adentro, al ingresar pudo ver no muy lejos de él a la doctora que estaba atendiendo a Elsa, quien al verlo se sorprendió...
-Buenos días...
-Buen día joven. Es usted muy madrugador, es aún muy temprano.
-Si... En realidad no podía estar tranquilo, si le soy sincero no pude dormir muy bien.
-Entiendo...
-¿Como esta Elsa?
-Bueno, pasó una noche muy tranquila... No se ha despertado.
-¿Eso es bueno?
-Si... Solo está descansando, la cantidad de sangre que pierde la debilita, sin embargo hace un momento estaba con ella y pude ver que al menos ya tiene color en sus mejillas, ayer estaba muy pálida. También noté que su cuerpo esta muy frió, si le soy honesta alcancé a pensar que estaba muriendo, la tenemos cubierta con tres frazadas sin embargo su cuerpo no toma calor.
Hans no supo que decir, no podía explicarle a ella el motivo por el cual Elsa no iba a tomar calor por más que la cobijaran.
-Tal vez si le ponemos la ropa que le trajo, eso la ayude. -Dijo la doctora al ver a Hans sin decir nada.