Se podía escuchar la alta música proveniente de una casa cerca del lago. Era tan grande como La Reche, pero esta poseía de una hermosa terraza al contrario que la de las chicas. La música en elevado volumen y las luces, les dio a entender a las hermanas que estaban llegando.
-Es acá- dijo Natalia señalando la casona.
-Wow, no sé por que tengo el presentimiento de que esta noche ligamos- dijo Marina llena de entusiasmo, pero dicho comentario solo hizo que su hermana rodará los ojos y soltara un soplido.
Al notar esta acción Nat la miró de reojo con una sonrisa y sin perder su oportunidad se volvió a acercar a ella.
-¿Tú también opinas lo mismo?- susurró solo para que Alba pudiera escuchar.
-¿De qué?-
-De que vamos a ligar esta noche- dijo sugerente mirando su boca. Alba carraspeó un poco y sus ojos se abrieron bastante grandes y sus mejillas tomaban un rojo intenso.
-No sé, nunca se sabe- dijo Alba sonriendo.
-Tienes razón. Nunca se sabe- concordó Natalia con la misma sonrisa- Igual, yo tengo el presentimiento de que esta noche tú y yo no nos vamos solas- aseguró la morena guiñándole un ojo, para después caminar más hacia adelante.
Ya estaban en el porche de la casa, el cual estaba lleno de jóvenes, todos prácticamente borrachos. Natalia saludó a algunos para luego entrar a la casona. Las hermanas la siguieron observando todo a su paso. En el interior todo estaba oscuro, solo lo iluminaba una luces tenues de un tono violeta, que le daban la pinta de un disco. La música debían admitir que estaba buena, cosa que hizo que Marina no tardara ni un segundo en comenzar a bailar.
Había un montón de chicos en la pista, mientras que los otros se encontraban en los rincones bebiendo o besándose. Alba se quedó mirándolos a todos un poco asustada. Como le había comentado a Natalia, ella no estaba acostumbrada a ir a fiestas como estas.
-Bueno, acá tienen su fiesta. Ahí está la pista, las bebidas. Pueden hacer lo que quieran. Ah, si alguien las molesta, solo digan mi nombre y van a ver cómo las dejan en paz.
-¿Qué eres? ¿Una especie de capo aquí?- rió Marina.
-Solo digamos que me respetan mucho- alegó Natalia con una sonrisa.
Marina asintió y se dirigió a la pista, donde ya le había puesto el ojo a un par de chicos algo menores a ella, pero le daba igual. Alba estaba a punto de seguir a su hermana, cuando aquella delicada mano de la morena la detuvo, sosteniendo su muñeca. Ella la hizo volver en sus pasos y mirarla a los ojos.
-A dónde vas?- dijo con una risa contagiosa.
-Con mi hermana-
-No, no,no- dijo aferrándose a su mano- Yo te dije que hoy serías mi acompañante y así lo va a ser-
-¿En serio?- sonriendo- ¿Y quien te dijo que yo quiero ser tu acompañante?-
-Mm...tú...o más bien tus ojos- dijo con un tono juguetón.
-Bueno, a lo mejor mis ojos están equivocados- le siguió el juego Alba.
-Lo dudo- dijo Natalia acercándose más a ella.
Ambas se quedaron mirando fijamente por un buen rato, hasta que se sintió la voz de un hombre llamando a la morena. Esta se volteó hacia donde provenía la voz y al ver quién era comenzó a saludar con una sonrisa.
-Ahí están mis amigos- dijo señalando la barra.
-Bueno, ve- dijo Alba encogiéndose de hombros y comenzando a alejarse.
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Be my summer / Albalia
أدب الهواةHay momentos en que los problemas entran en nuestras vidas y no podemos hacer nada para evitarlos. Pero están ahí por una razón. Solo cuando los hemos superado entenderemos por qué estaban allí. Dos chicas, un verano y mucho amor. Será este verano...