Prologo

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Seúl, Corea del Sur.

El auto estaba en completo silencio, el chico alto conducía sin rumbo alguno.

La chica no paraba de llorar mientras miraba por la ventana, recordando aquellas palabras que salieron de su boca, sin dejar de lado las acciones que la llevaron a decir semejantes cosas.

"¿Realmente lo sentía?" Esa pregunta no salía de su cabeza.

Ella se entregó a él sin considerar el contrato, pero al parecer para él fue un juego desde el principio, "caza al ratón", ¿era ella sólo eso? ¿El deseo de obtener algo?

Ella estaba consciente de que Seungcheol ayudó a su familia, incluso a ella, eso no podía negarlo; pero tampoco podía ignorar el hecho de que él "la acosaba" desde hace ya unos años.

Comenzó a dudar de sí misma, de sus talentos y capacidades, ¿había conseguido el empleo porque era capaz o porque Choi la quería a su lado?

Su mente era un remolino de pensamientos y emociones.

—¿Que pasó? —el moreno rompió el silencio tan incómodo que se sentía.

—No quiero hablar de eso. —dijo a duras penas.

—¿Quieres escapar? —seguía viendo su camino.

Esa idea era tan tentadora, si escapaba de Seúl, Choi jamás la encontraría, podría hacer una nueva vida sin depender de él.

—¿Podemos irnos de Asia? —ella lo miró esperando una respuesta aprobatoria.

El joven detuvo el auto gracias a la luz roja que emitió el semáforo frente a él, dirigió su mirada hacia ella.

—Si eso es lo que quieres, claro que sí. —él estaba emocionado por dentro, lo había incluido en su plan, pero aún no sabía lo qué había orillado a su dulce Injae a escapar.

—Vamos a Los Ángeles. —se acomodó en su asiento.

El joven se sorprendió, a pesar de que quería ayudar a su amada, aún tenía deudas y no demasiado dinero, pero eso no sería un impedimento.

—Bien, vayamos al edificio. —dió la vuelta. —Tomaremos lo que necesitamos, documentos, dinero, ropa. —dijo él.

"Documentos"

—Maldición. —golpeó el tablero. —Mi pasaporte está en casa de Choi.

¿Su plan había terminado?

—Primero vayamos al edificio, ahí podremos pensar mejor. —habló él mientras tomaba la mano de Lim.

A éstas alturas, ¿en quién confiar? No se arriesgaría a volver a ese lugar, sabía que si lo hacía no podría salir de ahí, y no precisamente porque Choi podría intentar detenerla.

El camino siguió en silencio.

—¿Y si ellos están ahí? —preguntó Lim. —Es posible que Jun y Minghao estén ahí.

We Couldn't [2]  [Seungcheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora